'¡Vaya coñazo que he soltado!'

'Habéis escuchado lo mismo que yo?', se preguntaban ayer unos a otros periodistas y eurodiputados al término de la intervención del presidente del Gobierno español, José María Aznar, en el Parlamento Europeo, en Bruselas. Las grabadoras echaban humo. Adelante, atrás, otra vez. Sí, en efecto, la voz de Aznar se escuchaba con claridad entre los aplausos de los escasos eurodiputados: '¡Vaya coñazo que he soltado!', le había dicho a Ramón de Miguel, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, nada más concluir su intervención. Aznar fue víctima de la mala costumbre de algunos oradores de no apagar su micrófono antes de soltar semejantes confidencias ante la Cámara. Por si quedaba alguna duda, minutos después se acercó al grupo de periodistas un representante de La Moncloa para confirmar el incidente y restar importancia a lo ocurrido, 'porque son cosas que pasan'.

Los comentarios en los pasillos iban desde quienes sostenían que Aznar había sido un incauto hasta quienes aseguraban que había dicho una verdad como un templo, a la vista de su discurso.

Ayer no fue el día de José María Aznar: a mediodía se retransmitió por error y en directo, a través del circuito cerrado de la Eurocámara, el sonido de una reunión a puerta cerrada del presidente con el Grupo Popular europeo.