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Un pariente de la niña asesinada en Almería es hallado ahorcado 24 horas después del crimen

La policía toma declaración a la esposa del fallecido, también familiar de la menor

Antonio Santiago Torres, vecino del barrio almeriense de Piedras Redondas, fue hallado en la mañana de ayer ahorcado en un árbol en un descampado próximo a su domicilio. Este hombre era primo de la madre de Montserrat Fajardo Cortés, la niña de siete años cuyo cadáver fue encontrado en la madrugada del lunes en el interior de una caja de cartón. La esposa del fallecido, que participó ayer en la inspección ocular del domicilio del matrimonio realizada por la policía, fue trasladada a comisaría, donde prestaba declaración en la noche de ayer.

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Apenas 24 horas después de que el cadáver de la niña Montserrat Fajardo Cortés fuese hallado en el interior de una caja de cartón en la esquina de la calle de Sierra de Fondón, en el barrio almeriense de Piedras Redondas, Antonio Santiago Torres -primo de la madre de Montserrat-, fue encontrado hacia el mediodía de ayer ahorcado de un árbol en el paraje conocido como Canteras de Lucas, cerca del barrio donde residía. El cuerpo del hombre colgaba de una especie de cable sujetado a la rama de un árbol grande y fue hallado por unos niños que merodeaban por el descampado.

Antonio Santiago Torres, casado y con dos hijos de corta edad, vivía en el número 130 de la calle de Sierra de Fondón. La casa dista sólo un par de metros de la esquina en la que fue hallada la caja con la niña muerta. La caja se encontró hacia la una y media de la madrugada del lunes, minutos después de que un grupo de vecinos que buscaban a la pequeña pasaran por ese mismo lugar sin que ésta estuviera allí. Por el momento, no hay confirmación oficial de que ambas muertes estén relacionadas, pero los vecinos del barrio ya han sacado sus conclusiones y sí vinculan ambos sucesos.

Vivienda precintada

Desde el mismo momento en el que se supo en el barrio que el tío segundo de la niña había sido encontrado ahorcado, decenas de vecinos se echaron a la calle a modo de condena y permanecieron durante horas en las inmediaciones del domicilio del fallecido. Su esposa, Juana Santiago, llegó al domicilio familiar a las tres y media de la tarde, acompañada por varios agentes de policía. La vivienda permanecía precintada desde el mediodía. La inspección policial del domicilio se prolongó durante más de hora y media.

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A las cuatro de la tarde, los vecinos abandonaron las inmediaciones de la calle de Sierra de Fondón para acudir a la misa celebrada por la pequeña, que se ofició en la cercana parroquia San Ignacio de Loyola. Media hora después del inicio de la misa, el rumor de que dentro del domicilio del hombre fallecido había otro cadáver provocó que muchos de los que seguían el sepelio desde la calle subieran rápidamente hasta la calle de Sierra de Fondón.

Se trataba sólo de un rumor, pero muchos vecinos permanecieron allí a la espera de ver cara a cara a la esposa de Antonio Santiago Torres cuando terminara el registro.

Pero la mujer salió de la casa poco antes de las cinco y cuarto de la tarde protegida por la policía y cubierta con una manta. En ese momento, la gente que había arremolinada en las inmediaciones comenzó a insultar a la mujer a la que culpaban, junto a su fallecido esposo, de la muerte de la pequeña Montserrat Fajardo Cortés.

Declaración en comisaría

La Subdelegación del Gobierno se limitó ayer a confirmar que la mujer estaba en dependencias policiales, pero no aclaró si lo hacía en condición de testigo o de sospechosa. 'Está prestando declaración y la investigación del caso sigue abierta', se explicó.

Según apuntan fuentes próximas a la investigación, el lugar en el que la niña fue asesinada pudo ser el propio domicilio de sus parientes. Los objetos recogidos ayer en la casa del matrimonio fueron sacados, en su mayor parte, de una pequeña habitación situada en la terraza de la vivienda.

El fallecido era primo de la madre de Montserrat y la esposa de éste es prima del padre de la niña, según confirmaron ayer los vecinos concentrados en las cercanías de la calle de Sierra de Fondón.

Precisamente, Juana Santiago fue una de las personas que el lunes, tras conocerse el hallazgo del cadáver de la pequeña, habló ante las cámaras de algunas televisiones regionales y nacionales. La mujer pedía ante los medios justicia para la niña y reclamaba que al autor del asesinato le hicieran 'lo mismo'.

Alrededor del árbol en el que fue encontrado ahorcado Antonio Santiago Cortés se hallaron también pequeños montones de sal, un hecho sobre cuyo presunto significado la policía no ofreció ayer ninguna explicación.

Por el momento, no se ha confirmado vínculo alguno entre ambas muertes. No obstante, familiares próximos a la niña ya habían mostrado el lunes sus sospechas. Todos coincidían en que la pequeña tuvo que morir dentro del barrio y que el autor o autores de su muerte debían de ser personas cercanas a la niña. 'La justicia tenía que haber registrado todas las casas, una por una', señalaban ayer los vecinos de la familia de la víctima.

'Este enfado no vale para nada'

Cientos de personas acompañaron ayer a la familia de Montserrat Fajardo Cortés en el funeral que por la pequeña se celebró en la parroquia de San Ignacio de Loyola, en el barrio almeriense de Piedras Redondas, la barriada donde vivía la niña de siete años y donde fue hallado su cadáver el domingo. La ceremonia comenzó con unas palabras de Antonio Iglesias : 'Tenemos ganas de hacer muchas cosas y estamos muy tristes. Pero este enfado no vale para nada. La palabra de Dios viene para calmarnos y decirnos que hay otra justicia que no es la de los hombres. Tenemos que escuchar la voz de nuestra niña que desde la luz se convierte en faro para que sigamos los pasos de la Iglesia'. Con esas palabras de Antonio Iglesias, un hombre muy apreciado en el barrio por haber sido durante muchos años el conductor de la línea de autobús urbano que une el centro de la capital con los barrios de Piedras Redondas y Los Almendros, se iniciaba la misa por Montserrat. El párroco de San Ignacio de Loyola, Carlos Huelin, trató durante su sermón de confortar a los familiares y vecinos de la niña, aunque comenzó la homilía reconociendo: 'Como párroco, no puedo deciros que miréis al cielo, porque sólo podemos mirar aquí, donde están sus restos'. Cuando apenas había transcurrido media hora desde el inicio de la misa, se vivió la escena más dramática de la tarde. A Joaquina Cortés Fernández, la madre de la niña, le pudo la situación. La indescriptible tensión que acumula desde el domingo acabó con sus fuerzas y se desvaneció en el templo. Joaquina Cortés está embarazada de seis meses. El lunes ya tuvo que ser atendida en un centro hospitalario de la capital, pero ella misma pidió el alta voluntaria para estar en su casa y en su barrio para llorar la pérdida de su hija.

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