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Reportaje:

Esposa del rey, pero no reina

Salma Bennani, que el próximo jueves se casará con Mohamed VI de Marruecos, tendrá una presencia pública muy discreta

Hakimi Belqacem, un preso islamista de la cárcel de Okacha (Casablanca), está impaciente porque el rey Mohamed VI se case. En enero le escribió felicitándole por su próxima boda y, al mes siguiente, el soberano le contestó agradeciéndoselo y expresando su esperanza de que sea liberado pronto. Como tantos otros reos, Belqacem confía en ser amnistiado con motivo del enlace real.

Aunque con menos impaciencia, los monárquicos marroquíes están también deseosos de que su rey se case para consolidar la institución que encabeza con un descendiente, heredero del trono alaui. Por ahora, el primero en la línea de sucesión es su hermano, Mulay Rachid.

Mohamed VI, de 38 años, accedió al trono hace 32 meses. Cuando cumplía sus dos años de reinado, su padre, Hassan II, ya tenía dos hijos. El rumor sobre su boda -contraída en 1961- sólo quedó confirmado cuando en 1962 nació su primogénita, la princesa Lalla Meryem.

Ahora las cosas han cambiado hasta tal punto que, en octubre, un comunicado del palacio real anunciaba que el rey se casaría a principios de este año y revelaba además la identidad de su esposa, Salma Bennani.

La ceremonia religiosa tendrá lugar, por fin, el próximo jueves 21 en Rabat, según la más pura tradición islámica en la que los aduls (notarios) redactan ante los esposos y sus familiares el contrato matrimonial. Después vendrá el arsse, la fiesta magna que se celebrará en Marraquech, probablemente en la segunda semana de abril, a la que asistirán numerosos invitados extranjeros y que durará tres días. 'Vamos a celebrar nuestro matrimonio como cualquier otra pareja, con alegría y regocijo', declaró el monarca al semanario francés Paris-Match. La innovación de palacio es, sin embargo, prudente. Su comunicado no aportó ningún dato biográfico sobre la novia ni tampoco se difundió su fotografía. La prensa oficialista marroquí no ha dado más información sobre el evento que el escueto comunicado de palacio y, los diarios más atrevidos, una breve nota de la agencia France-Presse.

Oficiosamente se indica, sin embargo, que Salma Bennani tiene 24 años y es titular de un diploma de ingeniero informático obtenido en Rabat. Poco después obtuvo un puesto en la ONA, la principal empresa marroquí, de la que es accionista la familia real. Trabajó hasta la víspera de sus esponsales, el 12 de octubre. Aunque originaria de Fez, la novia, huérfana de madre, vivía en el populoso barrio rabatí de L'Océan con su padre, Abdelhamid Bennani, un profesor jubilado.

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¿Cuál será su papel en la corte de Mohamed VI? No será, desde luego, del todo asimilable al de Latefa, la discreta madre del rey y de sus cuatro hermanos, cuyo rostro desconocen los marroquíes porque ni siquiera aparece en las fotografías de familia junto a Hassan II y a sus hijos.

Latefa nunca fue la reina, sino la 'madre de los príncipes'. La esposa de Mohamed VI tampoco lo será. El propio rey lo dejó claro en su entrevista con Paris-Match: 'No hay reina en el islam, por tanto la cuestión no se plantea, por lo menos no en Marruecos'.

Pero Salma Bennani tendrá, sin duda, algo más de proyección pública que Latefa sin llegar a los extremos de Rania, la célebre reina de Jordania y esposa del rey Abdalá. 'Se hará cargo de algunas obras sociales', asegura un buen conocedor de la corte.

Esperando la invitación

Pese a la crisis diplomática hispano-marroquí, la Casa del Rey será invitada a la fiesta que, en abril, tendrá lugar en Marraquech para celebrar la boda. Todavía no ha llegado la invitación a la Zarzuela ni a ninguna otra casa real europea. Pese a la tensión con España, Mohamed VI ha seguido dando muestras de afecto a su 'tío' don Juan Carlos, al que envió un efusivo telegrama con motivo de su cumpleaños, el 5 de enero. Al tratarse de un acto privado, la familia real española no necesita un visto bueno del Gobierno para desplazarse a Marraquech ni tampoco les debe acompañar un ministro español durante su estancia. La relación con Marruecos es, sin embargo, tan delicada que, antes de tomar cualquier decisión sobre el viaje, la Casa del Rey escuchará la opinión del Gobierno, aseguran fuentes diplomáticas. Acaso este viaje dé pie a la reconciliación.

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