Golpe de efecto azulgrana
El Barcelona desactiva al Estudiantes con una defensa disuasoria dirigida por Dueñas
El Barça llegó a Vitoria con la mosca detrás de la oreja, receloso de sus fuerzas, dubitativo por su crisis de juego, necesitado de un golpe de efecto. Los múltiples aspectos que se le objetaban -que si le falta un pívot, que si Navarro no cuenta con minutos, que si Okulaja y Karnisovas están bajos de forma...- alcanzaban de lleno a algo que siempre le ha caracterizado: su buen hacer defensivo. Para disipar las dudas, no podía reafirmarse de mejor manera que sometiendo con puño de hierro a un Estudiantes que sólo se dedicó a pasar como pudo el mal trago.
Finalmente, el Barça desnaturalizó el partido con una abrumadora salvaguarda de su aro, cerrado bajo siete llaves por un disuasorio Dueñas. Cuando se halla en mínimas condiciones físicas, el gigante azulgrana se convierte en un parapeto que dota a su equipo de una ascendencia a la que resulta difícil hacer frente. Y Estudiantes, tan acostumbrado a vivir de segundas opciones, de su garra, se desmoronó: 34 rebotes en total por 56 de su adversario. Así, la igualdad duró poco. El abrumador trajín del Barça le dejó seco.
BARCELONA 88| ESTUDIANTES 68
Barcelona: Nacho Rodríguez (9), Digbeu (9), Karnisovas (14), Okulaja (12), Rentzias (17); Alzamora (6), De la Fuente (0), Navarro (12), Dueñas (3), Jasikevicius (6) y Bravo. Estudiantes: Azofra (5), Jasen, Carlos Jiménez (12), Patterson (4), Felipe Reyes (16); Gonzalo Martínez (1), Garnett (9), Alfonso Reyes (12), Miso (3) y Gabriel (6). Árbitros: Sancha, Martín y Martínez. Primera semifinal de la Copa del Rey. Unos 9.200 espectadores en el pabellón Fernando Buesa Arena, de Vitoria.
Estudiantes ya había tenido muchísimos problemas para anotar con continuidad y su porcentaje era irrisorio en el descanso: 8 canastas en 33 lanzamientos. Sólo los sutiles escarceos de Carlos Jiménez, excepcional como ante el Madrid, le mantuvieron en el partido (37-30). Pero la que se le vino encima en el tercer cuarto fue para salir corriendo. Desactivados sus pívots, perdió toda perspectiva ofensiva y cayó en el abismo con un parcial de 24-7.
En aquel momento fue cuando quedó en evidencia la horfandad del equipo de Pepu Hernández en cuanto a extranjeros se refiere: Garnett se quedó parado en los puntos que anotó de carrerilla al principio y Patterson, fuera de foco, rozó lo patético, más o menos como el comunitario Jasen. Demasiadas facilidades para un Barça que amarró perfectamente a Felipe Reyes y que se mostró muy a gusto en el ataque, con buenas fases de Rentzias, Okulaja, Karnisovas... Cuando no era uno, era el otro, porque, en definitiva, la impotencia ofensiva de Estudiantes acabó contagiando todo su juego.
Para redondear, al Barça sólo le sobró una de las últimas acciones, en las que Navarro resbaló y volvió a sufrir un esguince en el tobillo izquierdo, el mismo que se lesionó recientemente. A la espera de que baje la inflamación para conocer el alcance de la torcedura, su participación en la final de hoy es dudosa.
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