Francia sólo abrirá el mercado eléctrico si se mantiene el carácter de servicio público
La liberalización de la UE arranca en Barcelona
Los líderes de la Unión Europea (UE), reunidos ayer en Barcelona bajo la presidencia de José María Aznar, acercaron ayer posiciones en los asuntos más controvertidos con el objetivo común de evitar un fracaso y, sobre todo, de lanzar un mensaje reformista positivo sólo dos meses y medio después de la introducción del euro y cuando 'la desaceleración ya ha tocado suelo', como dijo el ministro de Economía, Rodrigo Rato. Francia aceptó un compromiso de mínimos para avanzar en la liberalización del mercado eléctrico, sólo para grandes consumidores, pero a cambio de que se reconozca el carácter de servicio público de la energía. Además, se levantaron las reservas al proyecto europeo Galileo, destinado a competir con el sistema GPS estadounidense
Poco antes de comenzar la cumbre, Aznar había dicho que creía 'posible' un compromiso con Francia en el espinoso problema de la liberalización energética, pero sólo si iba en la buena dirección. Es decir, si se fijaban fechas concretas, al menos para los grandes consumidores (industrias) y se añadía un claro 'compromiso' para avanzar también después en el sector de los consumidores privados y los hogares. El presidente francés, por el contrario, comentó que, por encima de todo, había que dejar claro 'el acceso de todos al agua o la energía'.
Aznar contaba con varios aliados. El más importante, la Comisión Europea, que insistió en una liberalización total en 2005 y una inmediata para grandes consumidores. El ministro austriaco de Economía, Karl-Heinz Grasser, juzgó 'inaceptable' que el mercado energético siga en manos de 'monopolios' (en referencia a Francia), mientras el primer ministro belga, Guy Verhofstadt, apostó por 'una liberalización total en igualdad de condiciones para todos'. La mayoría se expresó en términos similares. En medio, Alemania. El canciller Gerhard Schröder confió en 'encontrar un compromiso' con Francia, mientras su ministro de Finanzas, Hans Eichel, mostró su 'comprensión' hacia París 'porque cada uno tiene sus problemas'.
El problema francés había sido expuesto con claridad por Jospin y Chirac al insistir en los prolegómenos de la cumbre en que la energía es un servicio público a garantizar para todos y que, de acuerdo con el artículo 16 del Tratado, los servicios de interés general deben tener un tratamiento legal específico.
Ya dentro de la reunión vespertina de la cumbre, las posiciones se repitieron. Aznar estuvo 'equilibrado, en su papel de presidente', según personas que escucharon su intervención, y la posición más 'aguerrida' fue la de la Comisión, que insistió en sus tesis y se vio respaldada por el británico Tony Blair, el belga Verhofstadt, el holandés Wim Kok y el danés Anders Fogh Rasmussen. Chirac y Jospin repitieron sus ideas sobre la garantía del servicio público.
Tras la reunión, y antes de la cena, Rato asumió que hay que aclarar el marco legal sobre el concepto de servicios de interés general y aceptó que, en la cumbre de Barcelona, habrá acuerdos para liberalizar el mercado eléctrico, pero sólo para 'los clientes no domésticos'. Anoche, varias fuentes coincidían en que el acuerdo final, que se conocerá hoy, se limitará a fijar una fecha (2004 o incluso 2005) para grandes clientes y habrá una leve referencia a que en el futuro, quizás antes de fin de año, se marquen límites para la liberalización total, pero con avances legales previos para garantizar su servicio público.
Aún así, queda pendiente qué significa para cada cual 'grandes clientes' o industrias, un sector que teóricamente engloba el 60% del sector eléctrico europeo. Para la Comisión, en ese paquete están incluidos todos los pequeños comercios y hasta los profesionales independientes. Para Francia, sólo quienes superen un consumo mínimo a determinar. Hoy, está liberalizado un 66% del sector, pero en Franca el porcentaje baja al 30%, el mínimo legal actual en la Unión.
Frente a estas discrepancias, la cumbre de Barcelona ya consiguió ayer logros relevantes. El más destacado, por inesperado, fue el desbloqueo por parte de Reino Unido y Holanda del proyecto Galileo, un complejo de 30 satélites clave para la competencia tecnológica frente a EE UU. Los problemas de costes (3.250 millones de euros) y la presión norteamericana, en efecto, han puesto en peligro su nacimiento, pero ahora parece factible que en pocas semanas pueda crearse la empresa europea que gestionará el proyecto. Los ministros de Transportes de la UE deben dar a final de mes su aprobado definitivo para que el proyecto se pueda hacer realidad.
Además, los Quince suscribieron ayer su compromiso para lanzar este año las normas para liberalizar los servicios financieros, de forma que en 2003 afecte al capital riesgo y en 2005 exista un solo mercado financiero europeo. El presidente de la Comisión, Romano Prodi, cree que la UE aumentará un 0,5% su Producto Interior Bruto con esta medida.
Igualmente, Rato confió ayer en que hoy se produzca el impulso definitivo al proyecto de Cielo Único, que permitirá integrar los sistemas de gestión de los espacios aéreos y que en su momento estuvo bloqueado por el contencioso de Gibraltar.
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