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Columna
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Gallos

La opinión del presidente del PP en el Campo de Gibraltar, Luis Ángel Fernández, sobre las cualidades que debe poseer 'su' mujer perfecta -guapa y sordomuda-, señalando expresamente a Miss León, han originado una fuerte polémica. Una polémica que no debería cerrarse en falso. Con unas disculpas.

No se trata, como pretende el PP, sólo de una frase desafortunada. Es algo más. Es una frase sexista, machista y cruel, que no debería esconderse en el ámbito privado y en unas disculpas. La razón no es otra sino el hecho de que si hay algo que defina al hombre y a la mujer, políticos, es su compromiso con los valores de la sociedad y los del grupo al que pertenecen. Un compromiso que alcanza a los actos públicos y a los actos privados. El comportamiento adecuado en la vida privada es una pequeña garantía de que aquélla se desarrolla de la misma forma. Es una realidad que los políticos hacen verdad cada día. No es necesario salirse del PP para comprobarlo. En épocas de verano vemos que José María Aznar se deja ver en familia, jugando al mus y al paddle. Intenta destacar valores como la familia, la amistad y el deporte -lo de Antonio Ortega y su paddle es otra cosa-. Por la misma razón, cuando los actos privados no se acomodan a los valores que dicen defender, y se conocen públicamente, no deben despacharse con unas disculpas, sin más. Especialmente cuando el comentario se hace en un Estado en el que los malos tratos sobre la mujer, y su silencio, son el pan nuestro de cada día.

Por esta razón, cuando el PP cierra filas en defensa de este político, que representa una cosa y se manifiesta con otra, está tolerando, y consintiendo, que haga escarnio sobre la mujer en general y sobre Miss León en particular.

De seguir así, justificando lo injustificable, no va a resultar nada extraño que, en lugar de participar en foros en los que se busquen soluciones a los malos tratos y a la sumisión de la mujer frente al hombre, participe en otros. En aquéllos de 'en cada casa un solo gallo, y en cada casa un solo amo'. Desde luego, hombre. Un hombre que pretende hacer risas a costa de la mujer, como este presidente del PP, y aquellos que le ríen la gracia, ocultando sus carcajadas bajo la hipocresía de unas excusas.

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