El ascenso de la derecha pierde gas en Portugal mientras se acercan los comicios
Durão Barroso propone sanear el sistema fiscal y reformar la sanidad
El líder del Partido Social Demócrata (PSD, de centro-derecha), José Manuel Durão Barroso, de 44 años, se perfila como vencedor de las elecciones generales del próximo domingo en Portugal, si bien algunas encuestas le conceden una ventaja muy ajustada frente al candidato socialista, Eduardo Ferro Rodrigues. El gran dilema político se planteará si el centro-derecha no consigue superar a las fuerzas de izquierda en el Parlamento de Lisboa, lo que bloquearía la necesaria estabilidad del país.
Durão Barroso afirmó ayer a este periódico que está realizando 'un gran esfuerzo en los últimos días de campaña para reclamar una mayoría absoluta que evite precisamente esa situación de bloqueo, que, sin duda, sería muy grave para el país'. Dirigente de un grupo maoísta durante su etapa universitaria en la Facultad de Derecho en Lisboa, el líder conservador no ha dudado en agitar el fantasma de una posible alianza entre socialistas y comunistas para reclamar esa mayoría, una situación aparentemente improbable a la vista de los sondeos.
Conocedor de los temores que aún despiertan los comunistas en algunos sectores de la población portuguesa y en los medios empresariales y financieros, Durão Barroso no ha desperdiciado la oportunidad de explotar ese escenario: 'Somos una democracia donde todos los partidos tienen lugar, pero imaginen los efectos que tendría para la economía la presencia del PCP en el Gobierno'. Todo ello después de recordar que el PCP es el grupo comunista 'más retrógrado y que menos ha evolucionado' entre sus hermanos europeos.
La clara victoria del PSD en las municipales de diciembre, la sorprendente dimisión de António Guterres y el adelanto electoral encaramaron a los conservadores en una clara dinámica de victoria que ha ido perdiendo gas a medida que cometían algunos errores y los socialistas se recomponían de una crisis inesperada y de un fuerte desgaste en el Gobierno.
Ex ministro de Exteriores en el último Gobierno de Cavaco Silva (1992-1995) y tras casi tres años como presidente del PSD, Durão Barroso ha aprovechado de la crisis económica el aumento del gasto público y el aplazamiento de las grandes reformas por parte de los socialistas para catapultarse como el líder de la regeneración y el cambio político. Apoyado por el presidente español, José María Aznar, durante la última convención del PSD en Lisboa, Durão Barroso propone 'una reducción de impuestos que será compensada con un plan de lucha contra el fraude y la evasión fiscal, así como mediante el restablecimiento del orden en las cuentas públicas'.
Reactivación
El virtual vencedor de las elecciones afirma que 'Portugal necesita una reactivación de la economía y un régimen fiscal atractivo para las empresas que, posteriormente, permita el aumento de los salarios, las pensiones y unos servicios públicos con mayor calidad'. A su juicio, 'la situación más grave del país no es la crisis financiera ni la crisis política, sino la crisis de confianza; es necesario restablecer la confianza de la población y de las empresas para reactivar la economía y la autoestima del país. Sin empresas saludables, no hay economías saludables'.
Asimismo, Durão Barroso se muestra 'favorable' a una reforma del mercado laboral, una medida imprescindible en Portugal, pero que puede desencadenar serios conflictos: 'Es necesaria una reforma flexible, pero sus detalles deberán ser negociados con sindicatos y agentes sociales; es necesaria una concertación social'.
Durão Barroso comenzó la campaña electoral con encuestas que auguraban una aplastante victoria por mayoría absoluta, pero el error del nuevo alcalde de Oporto (PSD), al poner trabas a la construcción de uno de los estadios emblemáticos de la Eurcopa de fútbol 2004, provocó la crispación de la ciudad y desató un escándalo que se volvió contra los propios conservadores. Casado y con tres hijos, Durão Barroso es contrario a la despenalización del aborto, aunque rechaza el envío a prisión de las mujeres. Defiende una amplia reforma del sistema de salud, el combate a las listas de espera y la creación de una red de apoyo familiar y domiciliario a los ancianos.
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