Brujas exhibe la brillante influencia de Van Eyck en el arte mediterráneo del siglo XV
'Los primitivos flamencos y el sur' muestra la relación y movilidad de los artistas europeos
Brujas no ha vuelto a vivir el esplendor económico y cultural que disfrutó en el siglo XV. Lo lleva escrito en sus calles y edificios pese a que para este 2002, en el que comparte con Salamanca la capitalidad cultural europea, ha diseñado un programa que apuesta por lo contemporáneo. Es un deseo de modernidad que, sin embargo, no le ha hecho olvidar sus orígenes. Los príncipes de Bélgica y el príncipe Felipe de Borbón inauguraron ayer la exposición central de la capitalidad cultural europea en Brujas, que, no podía ser de otro modo, tiene como protagonista a la pintura flamenca y a su máximo representante, Jan van Eyck (Flandes, hacia 1390-1441), del que han podido reunirse 13 obras en una exposición que reúne en total 120 obras de artistas flamencos, italianos, franceses, españoles y portugueses.
Jan van Eyck, los primitivos flamencos y el sur, que se abre al público mañana y que podrá visitarse hasta el 30 de junio en el Museo Groeninge de Brujas, tiene como objetivo demostrar la influencia de la pintura flamenca en los países mediterráneos, incluida la Italia renacentista que competía con Flandes en esta lucha de los artistas por ganarle el pulso a la realidad en una Europa, la del siglo XV, que aún no era moderna pero ya dejaba de ser medieval. En este momento de cambio de dos eras, se producen dos fenómenos paralelos en el tiempo que buscan con medios y conceptos diferentes dar forma a este nuevo mundo. Uno es el conocido Renacimiento italiano, el otro es este realismo flamenco que tuvo como principal iniciador a Jan van Eyck, maestro de la luz y del detallismo, y cuya influencia fue primordial en los artistas del gótico tardío, y también en la evolución pictórica del Renacimiento italiano, que acabó imponiendo sus leyes muchos años más tarde.
La exposición, que tiene como director a Till-Holger Bolchert, cuenta con un comité asesor de 11 expertos de diversos países y ha permitido reunir un conjunto de 120 obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, si bien una parte importante del conjunto procede de los museos de Brujas. La muestra recuerda otra exposición anterior realizada hace ahora 100 años en la misma ciudad flamenca y que marcó el inicio de la revaloración historiográfica de la pintura flamenca.
Relación estrecha
En esta ocasión, lo que se pretende, además del interés científico de revisar atribuciones y filiaciones de las obras, es mostrar la estrecha relación y movilidad de los artistas europeos de los siglos XV y XVI, principalmente debido a la red de enlaces familiares entre los distintos reinos y al constante trasiego de comerciantes y mercaderes que encargaban muchas obras y expandían así las nuevas formas.
Organizada en diferentes ámbitos, la exposición comienza con una pequeña muestra de la pintura flamenca anterior a la revolución de Van Eyck. Inmediatamente, tres obras de este artista, del que se conocen sólo sus obras de madurez, cuando ya estaba instalado en Brujas trabajando para el duque de Borgoña, Felipe el Bueno, y su fama había traspasado fronteras. Destaca en este ámbito la Anunciación realizada hacia 1432, procedente de la National Gallery de Washington, tanto por su preciosismo y belleza como por ser considerada la única obra que se conserva de las muchas que realizó el artista para el duque. En conjunto, se presentan 13 obras de Van Eyck, y otras siete realizadas por sus colaboradores en el taller o por copistas de la época, pero, excepto las de esta primera sala, se han distribuido a lo largo de la muestra en diferentes apartados temáticos. Así, la pequeñita tabla San Jerónimo en su gabinete de trabajo (1440-1442), procedente del Instituto de Arte de Detroit, se presenta junto a otras representaciones de este mismo tema de artistas como Niccoló Colantio, el maestro de la Seu d'Urgell o Lorenzo Lotto. Lo mismo sucede, por ejemplo, con el retrato El hombre del turbante azul (hacia el año 1429), la imagen que se ha utilizado para la exposición, que se presenta en la penúltima sala arropado por otros retratos de artistas como Antonello da Messina, Hans Nenling, Piero di Cosimo Giovanni Bellini, Jean Hey o Nicolas Froment en lo que es una de las salas más espectaculares del conjunto.
Otros artistas
No sólo la influencia de Van Eyck, sino también la de Roger van der Weyden, Hugo van der Goes, Hans Memling o Gérard David -artistas flamencos de generaciones posteriores- fueron determinantes entre 1430 y 1530, el periodo que abarca esta muestra. Algunas de sus mejores obras se contrastan con la de artistas como Jean Fouquet, Bartolomé Bermejo, Perugino, Ghrilandaio, Lluís Dalmau, Jaume Huguet, Nuno Conzalves o Fernando Gallego en una mezcolanza que da cuenta de la diversidad y confluencia de estilos de uno de los momentos más brillantes de la historia de la pintura occidental.
La presencia española
En pocos países fue tan fuerte y duradera la influencia de la pintura flamenca como en España. Pese a que el periodo que abarca la muestra es el inmediatamente anterior a la incorporación de Flandes como parte del imperio español, las relaciones entre Castilla y la Corona de Aragón con Brujas y otras ciudades flamencas fueron una constante durante la Edad Media. El gótico hispano-flamenco, una definición un tanto discutida por los expertos, es un buen ejemplo de esta influencia, que se manifiesta en la exposición con la presencia de 18 obras de algunos de los mejores representantes de este estilo. Es el caso de Lluís Dalmau, uno de los primeros en marchar a Flandes para conocer las nuevas maneras; Jaume Huguet, Fernando Gallego o Bartolomé Bermejo, de quien explica el estudioso Joaquín Yarza que es 'el único pintor hispano del periodo cuya calidad técnica resiste, en sus mejores obras, la comparación con los flamencos de que se nutre'.
Yarza es autor de uno de los textos del cuidado catálogo de la exposición, referido a la influencia flamenca en los artistas de la Corona de Aragón, especialmente en los focos de Valencia y Barcelona. La historiadora Pilar Silva se encarga de la relación de Castilla con Flandes en un estudio en el que señala que más que Jan van Eyck fue la escuela de Robert Campin y su discípulo Roger van der Weyden la que tuvo mayor presencia en la pintura castellana.
La influencia del Renacimiento italiano convivió con la flamenca en España, pero se limitó en general a aspectos formales o decorativos durante todo el siglo XV. En este retraso influyeron muchos factores, entre los cuales Silva destaca la apuesta de Isabel la Católica por la pintura flamenca, que coleccionaba y promovía, frente a la italiana. Para explicar esta relación, uno de los ámbitos de la muestra presenta cuatro de los paneles del Retablo de Isabel la Católica, de Juan de Flandes; tres procedentes del Palacio Real de Madrid y uno, el de la Crucifixión, del Museo de Historia de Viena.
La asistencia del príncipe de Asturias a la inauguración de la exposición, además de justificarse por la presidencia española de la Unión Europea y de la cocapitalidad cultural de Brujas con Salamanca, tiene mucho que ver con esta amplia presencia de obras procedentes de colecciones y museos españoles.
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