Nueva York afronta con tristeza el recuerdo y los traumas de los atentados
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Hubo dos silencios. A las 8.46 de la mañana neoyorquina (14.46, hora peninsular española) y a las 9.03, las horas precisas en las que dos aviones de pasajeros se estrellaron contra las Torres Gemelas. Ayer, Nueva York recordó los seis meses de los atentados del 11 de septiembre y los 2.830 muertos que dejaron tras de sí al inaugurar dos monumentos temporales en honor a las víctimas. Medio año después, la ciudad vive padeciendo las consecuencias económicas y emocionales de la tragedia. La mañana era diáfana y fría, y el alcalde, Michael Bloomberg, empezó a hablar con un suspiro.
Todavía nadie sabe muy bien qué habrá en lugar de las torres. El consenso general y la tremenda energía de la ciudad piden reconstruir, pero ni tan alto ni tan grande. Las primeras ideas hablan de un monumento, que cubriría un buen tercio de la superficie, y proyectos de oficinas, viviendas, centros comerciales, incluso de una nueva sala para la Ópera de Nueva York. Nada es seguro.
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