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Reportaje:

Regreso a las raíces

Una biblioteca de Fuenlabrada acerca a las comunidades polaca y marroquí a sus orígenes con libros escritos en sus lenguas

Beata Kwapien dejó de leer revistas del corazón el día en que descubrió la biblioteca del Arroyo, en Fuenlabrada. Once años después de llegar a España, esta polaca de 32 años pudo volver a leer a sus autores favoritos en su propio idioma. El Ayuntamiento de Fuenlabrada abrió en 1999 una sección en esa biblioteca dedicada a Polonia. Desde Varsovia llegaron cientos de libros. De uno de los poetas más famosos de ese país, Adan Mickiewick; de Siwnkiewicz, autor de Quo Vadis?, y hasta poemas del mismísimo Karol Wojtyla, el actual Papa. Ahora hay unos 1.000 libros en polaco.

Justo enfrente de los libros polacos están los de Amin Maalouf o de Naguib Mayhuz; volúmenes infantiles en los que sus protagonistas son africanos, palmeras y niños vestidos como Aladino. Es la sección marroquí, creada un año después de la polaca, en el año 2000, y que ahora tiene 3.000 ejemplares.

Asmae, de 17 años, se está olvidando de cómo se escribe el árabe. En la biblioteca puede recordarlo
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Y AQUÍ, ÁRABE.

Khadija Khairoun es una marroquí de 25 años que trabaja en Fuenlabrada cuidando niños. Más que leer libros, los devora. Saca de la biblioteca dos cada 15 días. Esta joven y los 2.144 marroquíes que viven en Fuenlabrada pueden consultar ejemplares en español, en árabe y en francés.

La biblioteca es una forma de acercarse a sus propias raíces, de no perderlas, como explica Tomasz Wozniak, licenciado en Derecho y Ciencias Políticas en Polonia y soldador en España. 'He leído muchos libros en mi vida y veo que aquí hay mucha variedad. No hay muchos, pero están bien escogidos', señala. Tomasz intenta mejorar su español leyendo, pero no puede evitar buscar ejemplares en su propia lengua. Su hijo, de 14 años, apenas recuerda su país de origen porque llegó a España hace ocho años. Ha vuelto a leer en su idioma después de que se creara la sección polaca, adonde su padre le lleva 'desde que era pequeñito'.

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Fuenlabrada tiene el mayor número de inmigrantes marroquíes de la zona sur de Madrid, después de Leganés. Hay 2.144 ciudadanos de Marruecos, mientras que la comunidad polaca apenas alcanza el medio millar de personas. Juntos suponen el 21% del total de inmigrantes de la localidad: 12.048 personas.

Asmae El Jellas Aidi, una joven estudiante de 17 años, dejó Marruecos cuando tenía siete. Está tan metida en su nuevo país que va perdiendo la costumbre de escribir en árabe. En la biblioteca tiene un rincón para recordarlo. Normalmente acude a esos libros para hacer algún trabajo: 'Primero son los exámenes, y luego, la cultura'. Pero reconoce que le ha hecho 'mucha ilusión' que un apartado esté dedicado solamente a su comunidad. Ahora se está creando una sección china, aunque a la concejal de Cultura de Fuenlabrada, Maribel Barrientos, le está costando, porque la china es una comunidad 'más cerrada', afirma.

Uno de los objetivos de esta idea fue el acercamiento a los inmigrantes. 'Es una forma de integrarlos a ellos y de que nosotros también nos enriquezcamos. Ellos se sienten cómodos, y a nosotros nos hacen sentir afortunados por eso', dice Barrientos.

Beata Kosmalz va a la biblioteca una vez cada tres semanas y se lleva tres libros. Su compatriota Janusz Kwapien, mecánico de 36 años, se lee cuatro al mes. Los libros que hay en las dos secciones no son sólo de autores polacos y en lengua árabe. También se pueden encontrar ejemplares de libros traducidos a esos idiomas. Idz za glosem serca, por ejemplo, no es otra que la obra que hizo popular a la escritora italiana Susanna Tamaro, Donde el corazón te lleve.

La biblioteca ha supuesto una forma más de integración para los inmigrantes, donde se encuentran con otras personas como ellos y con fuenlabreños que se interesan por su historia y sus culturas. Tomasz Wozniak afirma que se sentía 'solo y triste' cuando llegó a España. Con estos libros encontró un lugar donde no olvidar de dónde proceden el color de sus ojos y de su pelo.

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