Coordinación necesaria
La creciente preocupación ciudadana que genera el problema del botellón obligará al Gobierno andaluz a perfilar de forma definitiva su posicionamiento con respecto a este asunto. Si bien, aquí ya existe el marco jurídico básico, se requiere el desarrollo de decretos específicos que desarrollen esas normas, como son las de prevención en el consumo de drogas y la de espectáculos.
La definición del papel de la Junta debe ser lo más clara y rápida posible para, de esta forma, evitar que a lo largo de esta semana se ofrezca una imagen de descoordinación al respecto. El debate surgido, al igual que ha ocurrido con otros casos, amenaza con convertirse en una ola que desde Madrid arrastra a todos, sin reparar que ya existe legislación más que suficiente para combatir los efectos no deseados de la movida juvenil.
También conviene ir perfilando una respuesta integral al desafío que surgirá ante la próxima celebración de la cumbre de la Unión Europea, que se va a desarrollar en el mes de junio en Sevilla. Serán miles de personas las que acudan a la capital andaluza para asistir a las movilizaciones antiglobalización que se llevarán a cabo, de forma paralela, aprovechando la presencia de los líderes europeos.
El encuentro de jefes de Estado y Gobierno en Barcelona, a partir de este viernes, ha tenido como consecuencia inmediata una fuerte polémica entre los distintos partidos políticos sobre la cobertura y apoyo que deben tener estos manifestantes. Una situación que, a buen seguro, se repetirá en Andalucía, si es que antes no se cierran planteamientos claros.
Una actitud concertada requiere, igualmente, la actuación contra Jesús Gil, quien lejos de desaparecer de la vida pública, pretende perpetuar su movimiento seudopolítico, tal y como se ha visto tras su singular congreso celebrado en Marbella. Hasta ahora, las formaciones políticas no han podido con él. Incluso algunas se han aprovechado descaradamente de sus concejales para lograr más poder institucional en varios ayuntamientos andaluces. Su último desafío viene, cómo no, del ámbito del urbanismo. Pretende construir nada menos que 3.000 viviendas para jóvenes en zona forestal. La reacción de las autoridades ya ha llegado con el anuncio de llevar este asunto a la fiscalía, pero resulta claro que se requiere una mayor decisión de determinados dirigentes para acabar, de una vez por todas, con esta especie de aventurerismo político. La ocasión puede venir como consecuencia de la vista del recurso de casación que sobre el caso de las camisetas se celebrará en el Tribunal Supremo este miércoles y de donde puede salir la inhabilitación del alcalde marbellí.
No obstante, el beneficio de todo lo que procedía del 'gilismo' va a tener consecuencias no esperadas para sus promotores, como va suceder estos días con las operaciones que el Partido Popular ejecutó para arrebatar al PSOE las alcaldías de Estepona y San Roque. Ambos gobiernos municipales están inmersos en una gran inestabilidad, convirtiéndose en un serio problema para los populares lo que antes era una gran jugada para desalojar a sus contrincantes los socialistas.
Del mismo modo, la necesidad de fijar un criterio común está detrás de la reunión que este martes va a mantener el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, con el nuevo consejero de Turismo y Deporte, Antonio Ortega. El afán de dar una vertiente andaluza a la candidatura sevillana a los Juegos Olímpicos del 2012, ya ha sido favorablemente acogida por Ortega. Supone, además, esta estrategia un nuevo rumbo después de no prosperar los contactos con el Ayuntamiento de Madrid para presentar una candidatura conjunta. Una posibilidad que se cierra y que había provocado un gran malestar en los socios andalucistas, así como, del PSOE y la Junta. Al darle un claro contenido andaluz a la propuesta, Sánchez Monteseirín acalla las críticas y vuelve a situar las cosas donde estaban, esto es, a poner a los dirigentes populares en el difícil trance de tener que apoyar a una u otra opción.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.