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Reportaje:REPORTAJE

Porto Alegre viene a España

Ramón Lobo

La policía antidisturbios se entrena en Linares para contener a los manifestantes violentos; los militantes más radicales se prepararon hace un año en Cataluña para romper los cordones policiales. Se trata de una guerra de nervios ante las tres cumbres de jefes de Estado y primeros ministros de la Unión Europea: Barcelona (15 y 16 de marzo), Madrid (17 y 18 de mayo) y Sevilla (21 y 22 de junio), que se hallan entre las movilizaciones internacionales recomendadas en Porto Alegre. La que más inquieta al ministro del Interior, Mariano Rajoy, es la de Sevilla.

El Ayuntamiento, la Generalitat y la delegación del Gobierno en la Ciudad Condal han abierto canales de comunicación con los grupos antiglobalización que ninguna de las partes califica de negociaciones. El pacto es que la fiesta alternativa se desarrolle en Montjuïc, alejada del hotel Juan Carlos I, sede de la cumbre. Incluso hay acuerdo en el recorrido de la manifestación del día 16, a la que se ha sumado la izquierda parlamentaria. Los organizadores han cedido en su propuesta inicial del paseo de Gracia, el mismo recorrido que acabó en junio con roturas de escaparates y enfrentamientos.

'Barcelona puede ser una repetición de Laeken; Madrid, en cambio, se encamina hacia un nuevo Génova', dice una portavoz del movimiento antiglobalización

'Nuestro objetivo es garantizar la seguridad de la UE [participan 28 países, incluidos los candidatos a la adhesión], pero a nadie le intersa otro Génova', afirma una fuente del Ministerio del Interior. 'Hemos contactado, a través de intermediarios, con los líderes más razonables. Es un movimiento variopinto. Estamos en el buen camino. Lo más importante es que existe una voluntad compartida para que Barcelona marque un punto de inflexión. Siempre existen riesgos, gente descolgada, pero no es lo mismo controlar a 300 aislados que a 300 escondidos en la masa'.

'Barcelona puede ser una repetición de Laeken; Madrid, en cambio, se encamina hacia un nuevo Génova, porque Ansuátegui rechaza cualquier contacto; como viene de Navarra cree que somos kale borrokas', dice una portavoz del movimiento.

Ésos son los modelos. En Laeken, localidad donde se celebró la cumbre del final de la presidencia belga de la UE, el Gobierno pactó un espacio alternativo donde el movimiento pudiera expresar su disenso; apenas hubo incidentes y la presencia policial fue discreta. El otro es Génova, donde, a pesar del pacto previo, la actuación policial resultó catastrófica: violencia callejera, represión y un joven muerto de bala, Carlo Giuliani.

Este esfuerzo por presentar a la sociedad un frente antiglobalizador pacífico, que incluya todas las tendencias, se ha roto en las últimas horas, pues los independentistas catalanes y grupos anarquistas se han desmarcado del pacto general llegando a acuerdos con el Movimiento de Liberación Nacional del País Vasco.

'Ningún mensaje de la cumbre del G-8 y del movimiento antiglobalización llegó a los ciudadanos, sólo quedaron los incidentes', sostiene Javier Barrero, diputado del PSOE y portavoz de Justicia en el Congreso. 'Es preocupante que el Gobierno prefiera recurrir a la represión que entrenarse en defender los derechos de los manifestantes. No se puede llamar tontos a los estudiamtes ni cuestionar a todo el que esté en contra', añade. Ignacio Gil Lázaro, diputado del PP y portavoz en la misma comisión, asegura que la política del Gobierno es 'garantizar la coexistencia del derecho de reunión de los líderes y el de manifestación', y afirma que la mejor vía para conseguirlo es el diálogo desde las instituciones y los partidos. 'No podemos sentarnos a negociar con todos los cojomantecas', añade.

La política del Gobierno

Desde el movimiento, la visión es otra: 'El Gobierno trata de meter en el mismo saco a todo aquel que le resulte incómodo. Su política informativa se reduce a indisponer a la ciudadanía y tratar de amedrentar a los manifestantes', dice José Manuel Sánchez, del Movimiento de Resistencia Global (MRG) de Sevilla. Sánchez se refiere al entrenamiento de la Policía Nacional en Linares difundido por los medios de comunicación. Aquellas imágenes muestran ejercicios con perros y caballos y luchas cuerpo a cuerpo. Para Ángeles Maestro, ex diputada de Izquierda Unida, 'Aznar ha optado por la estrategia de Berlusconi'.

'A veces nos pasamos de transparencia informativa', dice la policía al comentar la jornada de puertas abiertas de Linares. Para el fiscal jefe de Sevilla, Alfredo Flores, aquella exhibición 'fue un error', ya que 'puede servir de desafío a los más violentos' y producir un efecto llamada. Miembros de la policía sevillana encargados de velar por la seguridad de la cumbre de junio (la que puede concentrar más disturbios potenciales, según Rajoy) están de acuerdo: la preparación debe de ser discreta.

Un portavoz de Acción Directa, a los que la policía sitúa entre los agresivos, comparte la opinión del MRG: 'Cuando se afirma que esa preparación tiene por objetivo 'evitar los incidentes en las manifestaciones antiglobalización' se está justificando la represión, adjudicando a priori un carácter peligroso a todo el movimiento'.

Si Barcelona opta por el acuerdo, debido a la existencia de un movimiento antiglobalización estructurado en Cataluña, y la convivencia de tres grupos políticos -PSC, en el Ayuntamiento; CiU, en la Generalitat, y el PP, en la delegación de Gobierno-, y Madrid, por el silencio administrativo, Sevilla se mueve entre aguas. 'Ese intento de criminalización es muy evidente en Sevilla', asegura Federico Noriega, de la Confederación General de Trabajadores (CGT anarquista). 'La represión contra los mineros y algodoneros, la de Málaga y Almería son botones de muestra de esa política', dice. 'Estamos vigilados por la policía y la Guardia Civil', afirma Javier García, miembro del MRG sevillano: 'Filman nuestras reuniones en sedes legales, nos exigen el DNI a la salida, graban desde el exterior las conversaciones, abren nuestra correspondencia, intervienen los teléfonos y los e-mail y efectúan visitas intimidatorias a los domicilios. Es un despilfarro de dinero público; todo lo que discutimos y aprobamos está en la Red'. La policía defiende su actuación: 'No conculcamos derechos, sólo recabamos la información necesaria para nuestro trabajo'.

García, miembro del Foro Social de Sevilla, participó en la mañana del 8 de febrero en el asalto al Rectorado de la Universidad de Sevilla, en el que una cuarentena de manifestantes anti-LOU irrumpió por la fuerza en el claustro tras destrozar tres puertas del siglo XVIII. 'No participé en los actos violentos', dice desde otra ciudad española a la que se ha desplazó para evitar la detención. Su presencia el el Rectorado ha servido para vincular el hecho con el movimiento antiglobalización y encender las alarmas. 'Lo ocurrido es un aviso de lo que puede suceder en junio', dice el consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Alfonso Perales. El fiscal Flores tambien lo cree así y por ello propone la creación de varios juzgados de guardia con sus intérpretes para aplicar con urgencia la ley de extranjería a los violentos.

Los grupos antiglobalización creen que Barcelona servirá para medir la capacidad de movilización y la actitud policial. El 15 de marzo será crucial. Para ese día están previstos actos descentralizados, como una protesta contra la agricultura transgénica, que llevará a esparcir palomitas de maíz en el puerto o protestas contra las multinacionales, que supondrá la ocupación pacífica de la sede de una empresa o un banco. Pero el nombre del elegido es secreto.

Entrenamientos de la Policía Nacional en Linares, a los que tuvieron acceso los medios de comunicación.
Entrenamientos de la Policía Nacional en Linares, a los que tuvieron acceso los medios de comunicación.FRANCIS BARCAS

Cuatro estrategias para cambiar el mundo

NO LES GUSTA EL NOMBRE MEDIÁTICO, movimiento antiglobalización; prefieren denominarse partidarios de otra globalización. En ese movimiento, amplio y variopinto, en el que conviven cientos de grupos hay, a grandes rasgos, dos ideologías: los reformistas y los rupturistas. 'Nosotros creemos que no existe, por ahora, alternativa al sistema capitalista; la lucha es corregir sus efectos más dañinos', dice Eduardo Noriega, sindicalista de la CGT andaluza. 'De aceptarse las propuestas de Attac -eliminar los paraísos fiscales, cancelar la deuda exterior de los países más pobres e imponer una tasa a los movimientos especulativos de capital-, ya cambiarían muchas cosas', asegura José María Delgado, coordinador en Sevilla de esta organización exponente de ese reformismo. Desde la cumbre de Génova, muchos de los grupos se mueven en una vía propositiva alejándose de la reactiva, la de aquellos que exigen la abolición del FMI, Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio. El foro de Porto Alegre es la expresión máxima de ese cambio. En el movimiento hay cuatro grandes bloques, según sus estrategias y tácticas de actuación: - El Black Block, considerados los más radicales. Denuncian la violencia del sistema y actúan contra ella, pero no representan un bloque compacto, son varios grupos que coinciden en su protesta. Visten de negro y tratan de romper los cordones policiales para resaltar su derecho a la manifestación. En España, a grandes rasgos, sería Acción Directa. No participan en los foros del movimiento antiglobalización, pero acuden a las cumbres bien organizados. - Tute Bianche. Defienden la resistencia pasiva. Visten de blanco. Se protegen la cabeza con cascos y los codos y el cuerpo para resistir las cargas policiales. Nacen en Italia, en España están representados por los Invisibles. Gran parte del MRG pertenece a esta tendencia. Defienden ocupaciones pacíficas y demás actos de protesta. Han evolucionado hacia la vía propositiva. - Reclaim the Streets. Nacen en Inglaterra. Defienden también la resistencia pacífica y dan colorido y fiesta a sus manifestaciones. Su nombre procede de la propuesta de recuperar las calles y los espacios públicos en contra de las privatizaciones. En Génova iban vestidos de payasos, se colocaban delante de los controles policiales y llamaban bufones a los agentes. Fueron los más castigados. - Los pacifistas. Cristianos de base, socialdemócratas, feministas, ecologistas y Plataforma del 0,7% entre otros. Rechazan la violencia.

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