Schumacher y 21 más
Se alza el telón de la fórmula 1 en Australia con un solo favorito, el tetracampeón del mundo, y con los Williams y los McLaren al acecho
Todos contra Schumacher, y Schumacher, contra sí mismo. El Mundial de fórmula 1 comienza hoy en Melbourne, donde se disputa el Gran Premio de Australia (cuatro de la madrugada del domingo, hora española), con un único e indiscutible favorito, Michael Schumacher, y un puñado de aspirantes de mayor o menor solvencia: David Coulthard, Ralf Schumacher y Juan Pablo Montoya.
'¿Invencible Schumacher? Algunos ya hemos demostrado que no lo es'. Quien así habla es Juan Pablo Montoya, de 26 años, el más chulo de la parrilla, el único corredor capaz de poner en duda públicamente la indiscutible dictadura que Michael Schumacher ha ejercido en los dos últimos años. En los que, para empezar, ganó en Melbourne, en el primer Gran Premio, en un circuito en el que, por lo visto, corren todos y gana Ferrari. En 1999, Eddie Irvine inauguró la racha triunfal de la escudería italiana en aquel circuito. Luego tomó el testigo Schumacher, que repitió en la edición de 2001, en la que voló para certificar la vuelta más rápida que jamás se vio en los 5.303 metros del circuito (1m 28,214s), nada extraño en un individuo que encabeza la lista histórica de vueltas más rápidas (44).
Sea con Ralf Schumacher o con Montoya, en Williams están seguros de desbancar a Ferrari
Aquello sólo fue un indicio de lo que luego ocurriría, porque Schumacher, vencedor en nueve de los 17 grandes premios del último Mundial, dinamitó cuanto registro tuvo a su alcance. Igualó a Alain Prost en títulos (cuatro), quedándose a uno sólo de Fangio, y superó al francés en victorias conseguidas (53 por 51), además de arrebatarle el récord histórico de puntos logrados (801 por 798). Schumacher ha puntuado en el 70,81% de los grandes premios que ha disputado y ha subido al podio en el 60,25%, cifras que certifican, si falta hacía, por qué en este Mundial no hay más favorito que él.
Así las cosas, no resulta extraño que los corredores de apuestas ingleses lo tengan tan claro que sólo se pague 11 a 8 su victoria en Australia y 2 a 1 su quinto título mundial. Tras él se sitúa Montoya, cuyo triunfo en Australia se paga 10 a 3, y su posible primer campeonato, 4 a 1.
La estruendosa irrupción del colombiano en la pasada edición del Mundial ha animado la competición, en lo que algo ha influido el ruido que se crea en torno a él. Montoya amenaza con hacer algo grande. Rodeado de guardaespaldas, el colombiano, en las contadas entrevistas que ofrece, no se corta un pelo: 'En Colombia soy más famoso que el presidente', ha declarado en más de una ocasión. Y su frase favorita, y más repetida, deja claro su ideario: 'No estoy aquí para hacer amigos'.
Parece feliz Montoya sintiéndose odiado. Levanta barreras con los pilotos, con los medios de comunicación, con los aficionados... La relación con la prensa del que aspira, ya mismo, a suceder al mayor de los Schumacher, es tormentosa. Sobre todo con la de su propio país, donde se le venera. Montoya, a cambio, protagoniza imágenes como esas ruedas de prensa en las que un compatriota le pregunta en su idioma natal y él contesta con monosílabos... y en inglés.
Pero sobre Montoya se han creado unas expectativas que no parecen exageradas. Primero, por lo que ya ha demostrado, tuvo momentos portentosos el pasado año, el de su debut, y porque en el circuito parece aceptado que no hay motor más potente, a la espera de que se ponga a punto el nuevo monoplaza de Ferrari -que irá a Australia con el del año pasado- que el de BMW Williams, una escudería que parece aceptar de buen grado que se hable y no se pare de Montoya cuando su primer piloto de la casa es Ralf Schumacher, un corredor más fiable, pero menos publicitado que Montoya, quizá porque la sombra de su hermano Michael es demasiado alargada.
El caso es que nadie recogió con mayor abundancia las migajas dejadas el pasado campeonato por Michael que su hermano Ralf, el único corredor capaz de ganar tres grandes premios. Dos fueron para Hakkinen, dos para Coulthard y uno para Montoya. Claro que en ese duelo mantenido por los dos corredores de Williams, Montoya acabó en triunfador, al superar a su compañero en seis de las últimas siete carreras. No es extraño en un deporte como éste que dos pilotos de similar clase y similar material, que conviven en el mismo equipo, se aborrezcan. 'Mi mejor plan no es ir a cenar con Ralf', dice Montoya en cuanto le preguntan por su relación.
Sea como fuere, sea con Ralf o con Montoya, en Williams creen que es el momento de desbancar al tetracampeón, mientras en Ferrari mantienen la calma e incluso dejan caer que Montoya vestirá el próximo año de rojo, rojo de Ferrari. De momento, como acompañante de Schumi, los italianos siguen confiando en Barrichello, que no rechista, lo que no es extraño tratándose del corredor que más grandes premios ha tenido que disputar (124) para ganar uno, hace dos años, en Alemania.
A nivel de escuderías, completa el limitadísimo cupo de favoritos McLaren-Mercedes, que ha renovado el coche de arriba abajo. Incluso en lo que a diseño se refiere, aspecto para el que fichó a Adrian Newey, considerado el número uno en su especialidad, al que le sobra el ordenador y le basta con un tablero de dibujo. Ron Dennis, patrón del equipo, se quedó perplejo al conocer la decisión de Mika Hakkinen de tomarse un año sabático, lo que provocó que David Coulthard quedara como primer piloto. Para acompañarle, McLaren sacó de Sauber al joven finlandés Kimi Raikonnen (22 años), que en el pasado año, el de su debut, sorprendió gratamente.
Tampoco faltan dudas en Renault, que confía, de momento, en Trulli y Button, con Fernando Alonso como piloto probador. No estará el joven asturiano en la parrilla de salida, con lo que sólo un español, Pedro Martínez de la Rosa (Jaguar), será de la partida, aunque, a día de hoy, con el gesto torcido por los enormes defectos que está mostrando el nuevo Jaguar.
Sauber, Jordan, BAR, Arrows, Minardi y Toyota -que debuta- son el resto de participantes de un Mundial en el que todos los focos se dirigen a un solo corredor, Michael Schumacher, empeñado en conocer dónde están sus límites a los mandos de un Ferrari. Un Mundial en cuya nómina lucen 22 pilotos, aunque la impresión es que sería mejor decir que lucen Schumacher y 21 más.
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