'No creo posible que la crisis argentina se contagie a Chile'
En una entrevista durante una reciente visita oficial a Helsinki, el presidente de Chile, Ricardo Lagos, intenta ganar adeptos entre los países nórdicos para agilizar el tratado de libre comercio de su país con la UE.
Pregunta. ¿Cree usted que la actual crisis que azota a Argentina se puede contagiar a Chile?
Respuesta. El fenómeno argentino es algo que debe preocuparnos a todos, como en su momento fue la crisis financiera rusa en 1998. Ambos casos son de tal magnitud que pueden poner bajo cuestión el sistema financiero internacional. En cuanto al peligro de contagio, no lo creo posible, al menos desde el punto de vista del intercambio comercial. Nuestras exportaciones hacia nuestro vecino son sólo del 4% del total y las importaciones representan del orden del 15%. Algún contagio puede llegar por el frente financiero, pues los flujos de pago siguen interrumpidos.
P. Su país negocia con la UE un acuerdo de libre comercio. ¿En qué estado están esas negociaciones?
R. Queremos creer que la firma del acuerdo con la UE está en su fase final. Creo que podemos tener un documento lo suficientemente avanzado para la cumbre de la UE-América Latina que tendrá lugar en mayo en Madrid.
P. Respecto a los derechos humanos, en Chile aún hay heridas abiertas. ¿Cómo valora los logros de la Mesa de diálogo?
R. Lo más importante de la Mesa de diálogo fue que se sentaran defensores de los derechos humanos, representantes de instituciones morales, como la Iglesia, y representantes de las fuerzas armadas. Algunas de esas personas fueron hasta ayer enemigos irreconciliables. La Mesa reconoce el drama de las víctimas, también señala que en Chile nunca más puede ocurrir aquello, nada puede justificar la violación de los derechos humanos. Con la ayuda de una legislación especial fue posible que las instituciones uniformadas entregaran información confidencial. Desgraciadamente esa información ha llevado a resultados muy escasos. La mayoría de los cuerpos de los detenidos y desaparecidos aún no han aparecido, y mientras esto no suceda no podrá haber una completa reconciliación.
P. El secuestro de un empresario brasileño en São Paulo ha llevado a Chile y Cuba a un rifirrafe diplomático. ¿Está satisfecho el Gobierno chileno con las explicaciones del régimen de La Habana?
R. Lo que ocurrió en Brasil es un delito. Que los autores sean de una u otra nacionalidad no cambia las cosas y por lo tanto deben ser juzgados como tales. Algunas de estas personas tenían delitos pendientes con la justicia chilena y uno de ellos declaró que había estado en Cuba. El Gobierno de Chile había, en forma reiterada, indicado la necesidad de que el Gobierno de Cuba informara sobre el tema. Ellos han mantenido que alguien con ese nombre no ha pasado por su país. En ese momento, dos senadores del Gobierno manifestaron su deseo de viajar a Cuba a hacer gestiones. No fueron en representación del Gobierno, pero sí con nuestro conocimiento. Según los senadores, Castro señaló que Cuba nada tiene que ver con actividades terroristas, que tan pronto como se produjo el Plebiscito en Chile, en 1988, los cubanos tomaron la decisión de no continuar apoyando aquellos planteamientos que con la fuerza quisieran cambiar la situación. En consecuencia cuando tuvo conocimiento de la estancia de esas personas en La Habana ordenó su expulsión.
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