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Reportaje:

El reportero decapitado

'The Wall Street Journal' y su familia intentaron ocultar que Daniel Pearl tenía también la nacionalidad israelí

'Soy judío, mi madre es judía'. Ésa fue una de las últimas frases de David Pearl, periodista, asesinado en Pakistán. En el vídeo que demuestra su muerte se le ve leyendo una declaración, de manera tranquila. En la siguiente secuencia aparece una figura no identificable que le agarra la cabeza y le degüella con un cuchillo. Quienes le mataron filmaron después la cabeza separada del cuerpo, en primer plano. El FBI estudiaba ayer el vídeo, calificado de 'repulsivo' por el Departamento de Estado, en busca de pistas sobre la identidad de los asesinos y el paradero del cadáver. El trágico fin de Pearl, secuestrado en Karachi el 23 de enero y muerto en fecha aún no determinada, conmocionó a los estadounidenses.

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La agencia paquistaní Online, que recibió una copia del vídeo, explicó ayer que en sus últimos minutos de vida Pearl tuvo que repetir, casi exactamente, las palabras que sus secuestradores habían utilizado días antes para reivindicar su acción. Leyó en inglés un texto que decía que los musulmanes eran oprimidos en Palestina, Cachemira y otras regiones del planeta, y que él, en efecto, era judío. Al concluir la lectura se produjo el asesinato. Después, el vídeo mostraba a alguien no identificable que reclamaba, en urdu, el 'fin de las atrocidades contra los musulmanes', la liberación de los presos paquistaníes en Guantánamo (Cuba) y la entrega a Pakistán de un pedido de cazabombarderos F-16 bloqueado por la Casa Blanca. 'Si nuestras condiciones no se cumplen, los estadounidenses y los judíos deben prepararse a sufrir un destino como el de Pearl', concluía el mensaje.

El 30 de enero, los secuestradores enviaron a distintos medios de comunicación un correo electrónico en el que acusaban al periodista de trabajar para el servicio de inteligencia israelí, el Mosad. Su periódico, The Wall Street Journal, negó rotundamente que Pearl fuera un espía. Era un periodista extremadamente honesto, y muy comprensivo con los problemas del mundo musulmán. Desde el principio se intentó, sin embargo, ocultar el hecho de que poseía la nacionalidad israelí, además de la estadounidense, porque implicaba un riesgo adicional para el secuestrado. El Journal llegó a negar que fuera judío. Y se bloqueó el acceso a numerosas páginas de Internet dedicadas a Judea Pearl, su padre, un célebre especialista en inteligencia artificial. Judea Pearl y su esposa, también científica, emigraron desde Israel a EE UU en los años sesenta y desde 1970 imparten clases en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA). 'David Pearl fue asesinado simplemente porque era estadounidense y judío', afirmó el Centro Simon Wiesenthal de Los Ángeles.

El secuestro y muerte de Pearl, de 38 años, delegado de The Wall Street Journal para Asia del Sur, respetado y muy querido por quienes le conocían, reavivó entre los estadounidenses la furia despertada por los atentados del 11 de septiembre. George W. Bush se hizo eco de esos sentimientos al conocer la noticia: 'Aquellos que amenazan a los estadounidenses, aquellos que cometen actos criminales y bárbaros, deben saber que esos crímenes sólo perjudican su causa', dijo, 'y sólo refuerzan la resolución de los Estados Unidos de América en la tarea de librar al mundo de esos agentes del terror'.

El suceso también arrojó una sombra sobre la cooperación entre Estados Unidos y Pakistán. El presidente Pervez Musharraf expresó su condolencia a la familia Pearl y ordenó a sus fuerzas de policía que detuvieran 'a todos los miembros de esa banda terrorista', empezando por las personas que el jueves entregaron a un periodista de Karachi la filmación del asesinato. Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado, dijo que la colaboración paquistaní en la investigación era 'satisfactoria'. Sólo unos meses atrás, sin embargo, el espionaje paquistaní (ISI) fomentaba grupos como Harakat ul Muyahidín, una banda vinculada a Al Qaeda a la que se relaciona con el asesinato de Pearl, y no está claro hasta qué punto el viraje diplomático de Musharraf tras el 11 de septiembre y su alianza con Washington es secundada por sus servicios secretos. Cuatro personas fueron detenidas en los últimos días en Karachi en el marco del caso Pearl, y una de ellas, Ahmed Omar Said Sheikh, un conocido terrorista de origen británico, admitió ante un juez haber organizado el secuestro.

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La prensa estadounidense se preguntaba ayer cómo era posible que, disponiendo del 'cerebro' de la banda, la policía paquistaní no hubiera sido capaz de dar con Daniel Pearl.

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