Una inflación peculiar
Con más retraso de lo habitual -normalmente se publica el 12 o 13 de cada mes- se han hecho públicos los datos de precios en nuestro país correspondientes al mes de enero, que en esta ocasión eran especialmente esperados para tratar de inferir el efecto inducido por las subidas de impuestos sobre algunos productos y el efecto del cambio físico de moneda. Desgraciadamente, cualquier evaluación de ambos efectos se iba a ver condicionada por el otro elemento novedoso que caracterizaba al dato de inflación de enero, y es el cambio en la metodología de su cálculo, con modificaciones en la cesta de bienes, en las ponderaciones, y sobre todo con la inclusión de las rebajas por primera vez.
El IPC general de enero registra una caída mensual oficial del 0,1%, dato que incluiría los cambios metodológicos, principalmente el efecto de las rebajas, especialmente por tratarse de enero, esto hace inviable una comparación con datos del mismo mes de años anteriores (el propio INE así lo ha advertido). Para una evaluación en perspectiva histórica y en comparación con otros periodos anteriores, el dato que se debe utilizar es la tasa interanual, calculada sobre el número índice de enero de 2001 incluyendo el efecto de las rebajas.
Esta tasa es la considerada como oficial, aunque tampoco está exenta de matizaciones, pues no es reproducible sobre el número índice publicado, lo cuál reduce los elementos para el análisis puntual del dato de enero. Con todas las matizaciones en mente, en términos interanuales la inflación crece en enero un 3,1%, y la correspondiente tasa mensual que hubiera registrado el índice de precios construido sobre la anterior base y con ponderaciones actualizadas en 2001, sería de 0,4%, que por otra parte coincide con la aceleración en los precios desde el 2,7% que registraba la interanual en diciembre hasta el mencionado 3,1% de enero.
Esos términos de medición ya serían más comparables con los registrados en otros países europeos, como Alemania o Italia, que han publicado sus inflaciones mensuales, con registros de 0,9% y 0,5% respectivamente, lo que habría dado pie a unas maliciosas interpretaciones: ¿cómo es posible que los precios caigan en España en el mismo mes en que registran tal repunte en Alemania o Italia? Sencillamente, estos países no realizan el cambio metodológico que distorsiona el registro mensual en nuestro país.
Si se analiza en términos interanuales, la aceleración registrada en España es idéntica a la de Alemania, es decir 0,4% en enero, sólo que en este país es una aceleración que lleva la interanual al 2,1%, un punto porcentual por debajo de la española. De aquí se podría deducir que, si bien el comportamiento de los precios en España no ha sido tan adverso como cabía temer -el Ministerio de Economía esperaba una décima más del hipotético 0,4%-, no podría catalogarse de buen dato, y desde luego cualquier cuantificación de convergencia en inflación con los principales países europeos deberá esperar a una evolución más favorable sobre los componentes y la dinámica de la nueva serie.
Ángel Berges y Antonio Garre son economistas en Analistas Financieros Internacionales.
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