Aduanas intercepta coral y conchas protegidas en el puerto de Valencia
Los servicios de la Aduana Marítima de Valencia han destapado en el puerto valenciano una operación de contrabando de especies marinas protegidas que afecta a ejemplares tan valiosos como el coral azul y conchas de moluscos bivalvos, algunas de ellas de la especie Tridacna gigas, que puede alcanzar hasta los 230 kilogramos de peso.
Según la Agencia Tributaria, los funcionarios de la Aduana, en colaboración con el Centro de Asistencia Técnica e Inspección de Comercio Exterior de Valencia (Soivre), descubrieron en un contenedor procedente de Filipinas numerosos ejemplares que atentaban contra la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), firmado en Washington el 3 de marzo de 1973.
El contenedor, traído por el buque Pacific Senator el pasado 29 de diciembre, tenía una declaración de tránsito con destino a Galicia de enero. Y las mercancías declaradas correspondían a conchas de moluscos de especies no protegidas. Sin embargo, tras las primeras filas de cajas, que sí contenían las especies declaradas, se descubrió el cargamento que puede suponer un delito de contrabando de especies amenazadas.
La mayoría de las piezas eran de coral azul (del género Scleractinia) de gran tamaño (el de la imagen superior alcanza los 40 centímetros de altura) y conchas de las especies Tridacna squamosa y Tridacna gigas. En total, se descubrieron 700 cajas con coral azul, con un peso total de 14.000 kilos y otras 66 cajas que contenían 780 conchas. La mayoría de éstas correspondían a T. squamosa, con tamaños de entre 24 y 37 centímetros, pero ocho de ellas correspondían a T. gigas que pueden alcanzar 1,5 metros de longitud y que en los ejemplares incautados oscilaban entre los 50 y los 125 kilos. Esta especie, que habita en los arrecifes de coral de los océanos Índico y Pacífico, puede alcanzar los 150 años de vida, por lo que la extracción de los ejemplares de mayor tamaño supone una pérdida irreparable para los ecosistemas. Lo mismo ocurre, aunque aún más grave si cabe, con el coral azul, dado que las colonias que lo constituyen sólo crecen unos milímetros al año, y se requieren cientos de años para conseguir formaciones como las aprehendidas en Valencia.
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