Las Drassanes tendrán una nueva fachada de cristal con un gran estanque
Comienza la reforma del Museo Marítimo
Las obras de rehabilitación de las Drassanes de Barcelona, sede del Museo Marítimo, comenzarán el próximo 4 de marzo y supondrán una inversión inicial de 4,58 millones de euros (763 millones de pesetas), aportados por la Diputación. En un año se habrán reformado el edificio de Pere IV, las llamadas naves de la Generalitat y los porches del paseo de Josep Carner, la fachada ahora descuidada de la institución, que se abrirá a la ciudad y al mar a través de un amplio ventanal y un gran estanque.
El proyecto de restauración, firmado por los arquitectos Robert y Esteve Terradas, prevé que se desarrolle en siete fases. Las obras que empiezan ahora cubrirán las dos primeras y afectarán a 6.000 metros cuadrados de los 20.000 que tiene la institución. En total, está prevista una inversión de 23,94 millones de euros (3.982,7 millones de pesetas), de los que seis millones de euros corresponden a la implantación del nuevo proyecto museográfico. Aunque Manuel Royes, presidente de la Diputación y del Consorcio de las Drassanes de Barcelona, reconoció ayer que no se sabe con certeza cuándo terminará todo el proceso, se prevé que no se prolongue más allá de 2007. Roger Marcet, director-gerente del museo, explicó que los criterios que presiden la reforma son 'la adecuación del espacio a los nuevos servicios, destinar el 90% de la superficie del edificio al uso público y ganar en transparencia'.
El aspecto más espectacular de las dos primeras fases es el que se refiere a los porches de la fachada de mar del museo, en el paseo de Josep Carner. El proyecto prevé la sustitución de los opacos ventanales por una vidriera transparente que permitirá la contemplación, desde el exterior, de las réplicas de la Galera Real y del Ictíneo I. Asimismo, se pretende volver a vincular las Drassanes al mar con la construcción de un estanque de agua de 15 centímetros de hondo y cuatro metros de ancho.
En el edificio de Pere IV, del siglo XIV, se ampliará la zona de acogida, situada en la planta baja. En la primera planta del mismo edificio se rehabilitarán las zonas de administración, gestión y dirección y se ubicará el nuevo Centro de Documentación Marítima. Finalmente, las obras afectarán a las llamadas naves de la Generalitat, del siglo XVIII, compuestas por la Sala Capmany y la lonja de Sant Cristòfol, separadas ahora por un muro de obra que será sustituido por una vidriera. La obra permitirá recuperar para el museo un porche donde se ubicará una atarazana para la restauración de embarcaciones reales del fondo patrimonial del museo. En la Sala Capmany se instalará un espacio de 700 metros cuadrados destinado a exposiciones temporales, y en la Lonja, donde ahora se encuentra la tienda del museo, se añadirá, en un altillo, una librería especializada en temas náuticos. Las naves seguirán incorporando el bar-cafetería, los baños públicos e incluirán una parte del centro de documentación del museo.
Marcet avanzó ayer también el contenido del nuevo proyecto museográfico, que se planteará desde el punto de vista temático y cronológico. Así, se crearán cuatro ámbitos que recrearán otros tantos viajes en diversas épocas: los primeros viajes, espacio ambientado en el siglo I; el Mediterráneo catalán, en el siglo X; las expediciones a América, en el siglo XVI, y la época en que se pasó de la madera al hierro, en el siglo XX. Asimismo, se habilitará una serie de espacios destinados a recrear el mundo de la pesca, la piratería, el puerto de Barcelona y las Drassanes Reials.
Las obras presentadas ayer suponen el espaldarazo definitivo al proceso de mejoras que el Museo Marítimo ha iniciado en los últimos años, en los que se ha instalado el pailebote Santa Eulàlia en el Moll de la Fusta, se ha modificado la estructura organizativa y se ha instaurado una política de colaboraciones con otras instituciones.
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