La rabia de los ganaderos de Osona

Unos 500 ganaderos de Osona afectados por la epidemia de peste porcina viajaron ayer a Barcelona para hacer patente su desconfianza hacia las administraciones así como el malestar que les embarga. Se dirigieron al Departamento de Agricultura, sito en la Gran Via. Efectivos antidisturbios de los Mossos d'Esquadra les impidieron la entrada. Golpes, porrazos, gritos. Resultado: varias personas heridas leves, entre ellas un fotógrafo que requirió atención hospitalaria por una herida en la cabeza causada por el lanzamiento de una piedra.

Los sindicatos lamentaron públicamente los incidentes y los atribuyeron, sin ánimo de justificarlos, a la tensión a la que están sometidos los ganaderos después de semanas de sentirse engañados y olvidados por la Administración.

El departamento les comunicó horas antes que ya podían tramitar las solicitudes para aplicar las medidas de mercado que los ganaderos solicitaban, pero éstos, hartos ya de mentiras, decidieron no desconvocar la manifestación.

La fábula del pastor, el lobo y las cabras va como anillo al dedo para explicar lo sucedido. Después de 73 días con los cerdos inmovilizados a causa de la peste, la situación en las granjas es crítica. Los animales, unos encima de otros, ya no caben en los corrales, ocupan los pasillos y están destrozando las instalaciones mientras siguen creciendo día a día. Durante este tiempo las administraciones -tanto la Generalitat como el Ministerio de Agricultura- han asegurado a los ganaderos que se tomarían medidas para paliar estos efectos. Agricultura anunció que pagaría el 25% de las ayudas previstas y que avanzaría una cuarta parte del 50% que le corresponde pagar a la Unión Europea. Las ayudas llegaron el lunes, pero no en la cantidad anunciada.

Los ganaderos recibieron la propuesta de aligerar de animales las granjas mediante un proceso de tratamiento térmico que para ellos suponía perder la mitad del valor de cada cerdo. Por necesidad se acogieron a esta solución, pero tan sólo funcionó un día.

La semana pasada, el Ministerio de Agricultura formuló a la Unión Europea la petición de las medidas de mercado. Los ganaderos hacía semanas que reclamaban esta medida, prevista en la normativa comunitaria y que entrará en vigor el próximo día 20.

El ministerio podría haber autorizado estas medidas el día siguiente de efectuar la petición en Bruselas, pero no lo hizo, y esto acabó de calentar los ánimos de los ganaderos, que el lunes decidieron en asamblea la manifestación de ayer en Barcelona.

A última hora de la tarde del miércoles llegó la notícia de que ya se podían tramitar las solicitudes para empezar a aplicar las medidas de mercado el lunes 18. Los preparativos para la manifestación estaban en marcha y los ganaderos evaluaron si tenían que ir a Barcelona o no. La respuesta fue rotunda. 'Ahora les viene la prisa? Es que no quieren que hagamos ruido en Barcelona?'. 'Estamos tan acostumbrados a sus mentiras que ya no sabemos si esta vez va en serio o no'.

Ante tantas promesas incumplidas se decidió no suspender la manifestación, que sirvió, según los responsables comarcales de los sindicatos agrarios Unió de Pagesos y JARC, para mostrar su malestar y desconfianza, para avisar a la Administración de que los ganaderos están alerta y que si ésta no cumple sus promesas irán a más.

Al final, como en la fábula, parece que esta vez iba en serio, y ayer por la tarde los ganaderos empezaron a tramitar los papeles para que la Administración les compre los animales pasados de peso. Esta medida les permitirá mejorar el bienestar de los animales en las explotaciones, aunque no pone punto final a la crisis.