La compra de oro se dispara
La situación de la economía japonesa es más que grave, y prueba de ello es que la producción de bienes y servicios de Japón está hoy al mismo nivel de 1985. Los expertos consultados no espera para este año más que un mayor deterioro de la crisis: mayor desempleo, hundimiento del consumo y de los valores bursátiles, muchos de ellos en manos de los bancos que acumulan la multimillonaria cifra de créditos impagados.
Los ciudadanos japoneses no esperan menos que los analistas y un ejemplo del pesimismo que impera en Japón es la inversión de la gente en oro. Los japoneses adquierieron 43 toneladas de oro, en barras, monedas y joyas, durante el segundo semestre de 2001, más del doble que en el primer semestre, según cifras del Consejo Mundial del Oro (WGC, según su siglas en inglés). Sólo durante enero pasado las compras de oro totalizaron 10 toneladas. En los primeros 11 días de febrero las joyerías minoristas habrían vendido unas 800.000 onzas (24.833 kilogramos) de oro, según distintas informaciones aparecidas en la prensa japonesa.
Los japoneses acuden al oro como una forma de protegerse ante la quiebra del sistema bancario. La conducta no es un invento japonés. En otros países asiáticos, en los albores de la crisis financiera de 1997-1998, el oro se convirtió en un valor refugio ante la posibilidad de que se hundiese la banca. Hay otra razón para que los japoneses compren oro, según los analistas, y está relacionada con el proyecto del Gobierno de reducir el fondo de garantía de depósitos de los bancos a partir del próximo mes de abril.
El caso del agujero de los bancos ha quebrado la confianza de los ciudadanos en el Gobierno de Koizumi. Recientemente, la prensa japonesa ha seguido con interés el modo en que el Gobierno británico manejó la crisis de Railtrack. El Ejecutivo de Blair rescató al ferrocarril, pero no a la compañía ni a sus directivos. En Japón, la opinión pública acepta a regañadientes que el Gobierno inyecte dinero público para rescatar el sistema financiero, pero que no salve, de rebote, a los responsables de la mala gestión de los bancos.
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