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La policía impone de nuevo la 'ley seca' en varias plazas afectadas por el 'botellón'

Ayuntamiento y Delegación del Gobierno ampliaron el dispositivo especial a la plaza de Barceló

La Policía Municipal y el Cuerpo Nacional de Policía impusieron anoche, por segundo fin de semana consecutivo, la ley seca en varias plazas del distrito Centro afectadas por el botellón. Además de la plaza del Dos de Mayo, San Ildefonso y Santa Bárbara, tomadas el fin de semana pasado, los agentes actuaron por primera vez en la plaza de Barceló. Unos ochenta agentes participaron en el dispositivo ordenado por la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento, y dejaron a cientos de jóvenes sin lugares donde beber alcohol de forma masiva en plena calle.

El barrio de Maravillas, más conocido como Malasaña, presentaba ayer un aspecto casi espectral. La presencia de policías, que, además de tomar varias plazas, patrullaron de forma continua por la zona, desanimó a los cientos de jóvenes que normalmente practican allí el botellón. Las pandillas de chavales eran escasas, y muchos de ellos decidieron meterse en los bares y discotecas. Otros, más optimistas, compraron bebidas alcohólicas en los establecimientos y, con las bolsas en la mano, dieron vueltas por las calles en busca de un lugar al aire libre donde poder sentarse.

'No sé adónde vamos a ir; donde veamos gente y nos podamos hacer hueco', explicaban unos chavales con unos cartones de vino en la mano que acababan de comprar en una tienda de la calle de La Palma. Uno de esos 'huecos', a un paso de la plaza del Dos de Mayo, resultó ser la calle de Velarde, que más tarde, poco antes de la medianoche, fue desalojada por un frente de policías con perros y efectivos de limpieza con sus escobas.

Por primera vez, el dispositivo policial se desplegó también en la plaza de Barceló. Éste fue el lugar elegido el fin de semana pasado por cientos de jóvenes cuando vieron que en otras zonas del barrio la policía imponía la ley seca. Ayer, los agentes impidieron el botellón en Barceló: vallaron la plaza y prohibieron entrar a los jóvenes que llevaban bebidas alcohólicas.

'Menos represión'

Además, como el fin de semana pasado, la policía hizo lo mismo en la plaza del Dos de Mayo, en la de San Ildefonso y en la de Santa Bárbara. No hubo incidentes. Únicamente unos cincuenta jóvenes protagonizaron una sentada en el Dos de Mayo con pancartas que rezaban 'Menos represión, bebidas más baratas'. Se dispersaron pacíficamente, tras haber logrado consumir alguna lata de cerveza en la plaza, al cabo de unos minutos.

Los agentes efectuaron pruebas de alcoholemia y controles en bares de copas y tiendas de ultramarinos que venden alcohol a menores. 'Queremos actuar en los lugares donde empieza el botellón: las tiendas que venden garrafón, muchas de las cuales no tienen licencia', aseguraron fuentes de la Policía Municipal. Efectivos del Samur también intervinieron en el dispositivo antibotellón. Y, a eso de la 1.00 de la madrugada, podía verse en la plaza de Santa Bárbara, supervisando la operación, al inspector jefe de la Policía Municipal, José Luis Morcillo, y los concejales de Limpieza, Alberto López Viejo, y Centro, Carlos Martínez Serrano.

La Concejalía de Limpieza participó en la operación con 250 operarios y más de 60 máquinas, el triple de lo necesario en un día sin botellón. El Servicio Especial de Limpieza Urgente (Selur) ayudó a dejar las plazas limpias de cascos de vidrio, cartones de tetra-brik y bolsas de plástico.

Ante las protestas vecinales, el fin de semana pasado la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento montaron un dispositivo para frenar el botellón, un fenómeno que reúne en el distrito Centro, los viernes y sábados por la noche, a más de 200.000 jóvenes. 'Estamos contentos porque el barrio por fin está tranquilo, aunque, si la situación no hubiese degenerado tanto, no hubiese sido necesaria tanta presencia policial', comentaba ayer una vecina de la plaza del Dos de Mayo. En esta plaza, que cientos de personas solían ocupar los fines de semana con botellas de alcohol y tambores, anoche, tras la protesta, apenas quedaron un par de grupos sentados en los bancos. Algún chaval, tímidamente, gritaba consignas contra la presencia policial.

'Hemos venido a comprar hachís, pero ni eso', se lamentaba un joven. A los pocos minutos su suerte cambió. Un hombre se acercó al grupo y, en voz baja, les comentó: 'Tengo mercancía si queréis comprar, pero vamos a la calle de arriba'. El grupo desapareció, efectivamente, calle arriba, mientras otros chavales, disfrazados de conde Drácula y de vampiros, intentaban celebrar el carnaval en la emblemática plaza a pesar de la ley seca.

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