Un fugitivo gaullista deja su escondite en el Caribe y regresa a Francia para hablar de corrupción
El partido de Chirac acusa a los socialistas de haber organizado la vuelta de un testigo clave
Didier Schuller, un antiguo recaudador de dinero sucio para el gaullismo, regresó ayer a París tras siete años de fuga en el Caribe, provocando una verdadera oleada de nerviosismo entre los partidarios de Jacques Chirac. 'El Partido Socialista se ha puesto a remover la mierda', sentenció el ex primer ministro conservador Alain Juppé, mientras el portavoz parlamentario del RPR, Jean-Louis Debré, denunciaba 'un torrente de lodo, orquestado para buscar la calumnia y el odio'. Éstos son los propósitos que las prominentes figuras del gaullismo atribuyen a la vuelta de su antiguo correligionario.
Schuller nunca llegó muy alto en la política -sólo fue consejero general del departamento de Hauts-de-Seine-, pero su verdadera función consistió en extraer grandes comisiones entre los concesionarios de obras públicas, y está procesado desde hace siete años junto con otras muchas personas.
El exiliado se ha entregado a las autoridades francesas, que tienen dictada contra él una orden internacional de arresto desde 1995. Pero los aspectos judiciales interesan muy poco a unos políticos abocados a elecciones presidenciales y legislativas en cuestión de meses. La vuelta de Schuller da un tono violento a la campaña y acentúa las dudas sobre la estrategia de Chirac, que no quiere lanzarse abiertamente al ruedo antes de que lo haga el que se supone su principal antagonista, Lionel Jospin. Según cómo se desarrolle, un asunto sucio como el de Schuller puede ser suficiente para mover votos o incrementar la abstención.
Schuller, que ahora cuenta con 54 años, desapareció a principios de 1995, cuando era director de la Oficina de Viviendas Sociales del departamento de Hauts-de-Seine. Primero se marchó a las Bahamas y después se instaló en Santo Domingo. Nadie se ocupó seriamente de encontrarle mientras permaneció bajo el control de abogados próximos al entorno de Chirac.
Como un pachá
Hasta que el pasado día 21 su hijo Antoine, al que dejó de remitir dinero por suponerle manipulado por una secta, reveló que el padre vivía como un pachá en Santo Domingo. Schuller reaccionó con rapidez: despidió a los abogados, tomó uno nuevo -casualmente, un amigo de Arnaud Montebourg, el diputado socialista que más iniciativa ha demostrado en el intento de procesar a Chirac- y decidió presentarse en París.
Antes de abordar el Boeing 747 que le trajo de Santo Domingo, el fugitivo declaró al diario Le Monde que él no pretende conseguir la derrota de Jacques Chirac; pero aclaró que el sumario por desvío de fondos que le afecta 'no es sobre el sistema de Didier Schuller, sino el de un partido, el RPR (gaullista) y el de un departamento, el de Hauts-de-Seine. Por tanto, se trata de una organización en la que las decisiones se tomaban a un nivel mucho más alto que el mío'.
'Durante años, las empresas que obtenían concesiones de la Oficina de Viviendas Sociales o que querían obtenerlas entregaban sus contribuciones, oficiales o no', añadió Schuller. 'Esas sumas alimentaban las cajas del RPR nacional y las de la federación de Hauts-de-Seine, que entregaba una parte importante a la sección de Clichy para financiar mis campañas'. Por encargo del partido, Schuller intentó en 1987 el asalto a la alcaldía de ese pueblo 'por tratarse de la última reserva de negocios inmobiliarios al borde de París', es decir, 'una apuesta política y financiera colosal'.
Burlador reconocido
El avión de Air France que une Santo Domingo con París tuvo que detenerse ayer en las pistas del aeropuerto de Santo Domingo cuando había comenzado a rodar, para permitir que subieran a bordo Didier Schuller y su abogado, burlando la vigilancia de los periodistas, pero reconocido inmediatamente por algunos de los franceses que formaban parte de los 360 pasajeros a bordo.
Muchos se preguntan en Francia por qué un hombre bronceado y relajado, como un turista más, cambia su vida de rico en el Caribe por los fastidios de una detención y los despachos judiciales en París.
Todo apunta a que el antiguo recaudador del gaullismo trata de negociar una salida para su situación y la de su mujer, Christel Delaval -implicada en el mismo sumario-, antes de las elecciones, consciente de que, una vez pasada esa oportunidad, su caso no interesará a nadie.
Ahora, por el contrario, se ve tratado de 'primer argumento de la campaña socialista' por parte de la presidenta del RPR, Michèle Alliot-Marie, mientras los socialistas aseguran que ellos no han sido: 'El Partido Socialista no tiene nada que ver con este asunto, el Gobierno no tiene nada que ver con este asunto, que concierne a la justicia y no a los políticos', afirma Jean Glavany, ministro de Agricultura y director de la campaña electoral de Jospin.
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