Fox normaliza las relaciones con Cuba y se reúne con siete disidentes
El presidente de México concluye su primera visita oficial a la isla
El presidente mexicano, Vicente Fox, concluyó ayer su primera visita oficial a Cuba después de haber reducido la crispación de los últimos años, más acusada durante el mandato de Eduardo Zedillo (1994-2000), y de entrevistarse con siete disidentes. El objetivo de la visita fue normalizar las relaciones sin abandonar la causa de los derechos humanos y la democracia.
'México inaugura una nueva etapa de sus relaciones con Cuba. Superamos el ciclo pendular de encuentros y desencuentros, de acercamiento y de distanciamiento', resumió Fox, de regreso en México, tras un viaje de un día de duración y cuatro horas de conversaciones con el presidente cubano. Los vínculos fueron hostiles durante la gestión de Zedillo, que acusó a la revolución de haberse constituido en dictadura, y tensos durante el primer tramo del actual presidente mexicano, cuyo canciller, Jorge Castañeda, a quien La Habana atribuyó un comportamiento servil con EE UU y de maquinar la condena de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, en abril del pasado año.
Superado el frío recibimiento del domingo en la terminal aérea, Castro rompió el programa oficial para atender generosamente a su invitado, a quien acompañó en su recorrido por el centro histórico, y en casi todos los actos públicos, incluida una visita a la madre de Eusebio Leal, el historiador de La Habana, muy interesada en conocer a Fox. El gobernante mexicano se reunió con los empresarios nacionales domiciliados en Cuba y condenó la ley Helms-Burton, aprobada por el Congreso estadounidense para promover el aislamiento comercial de la revolución. 'Lastima a Cuba y a nuestros intereses', subrayó. 'Pude constatar, asimismo, que el embargo económico es contraproducente e injusto'.
Tratando de quedar bien con Dios y con el diablo, con Cuba y con EE UU, con la izquierda mexicana y con el propio partido de Gobierno, conservador, la cancillería mexicana preparó cuidadosamente el encuentro, de última hora, con los siete disidentes, entre ellos Elizardo Sánchez Santa Cruz y Oswaldo José Payá, y previa comunicación de sus intenciones a Fidel Castro. Las consultas y tanteos con la parte cubana dieron los resultados apetecidos y pudo efectuarse la reunión en la Embajada para no comprometer la residencia del embajador, Ricardo Pascoe, miembro del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), izquierda, cuyo nombramiento fue el primer guiño, después malogrado, de Castañeda a la revolución.
Con anterioridad a la entrevista, Fox comunicó a Fidel Castro su esperanza de que 'Cuba pueda aproximarse a los estándares de derechos humanos y de democracia que, día con día, se afianzan no sólo en América Latina, sino en el resto del mundo'. Fox dedicó quince minutos a los disidentes, y el ministro de Relaciones Exteriores, 45. No hubo compromisos concretos. Los disidentes reclamaron libertades políticas, económicas y sociales, y un referéndum al respecto.
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