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Los soldados españoles patrullan por primera vez las calles de Kabul

'La gente es increíblemente amable', explica el capitán Salvador Medrano

Miguel González

A lo largo de su agitada historia, los afganos han tenido contacto -no siempre para bien- con británicos, alemanes, franceses o estadounidenses. Pero los españoles son en Kabul personajes exóticos, de los que apenas han oído hablar más que a través de sus equipos de fútbol. La aparición ayer por sus calles de un Nissan Patrol del Ejército de Tierra español con tres oficiales a bordo provocó la curiosidad de los transeúntes. Cada vez que el vehículo se detenía, se arremolinaba a su alrededor una multitud de gente que se expresaba con saludos, sonrisas y frases en un chapurreado inglés.

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'Welcome to Kabul!' (¡Bienvenidos a Kabul!), les gritó un rapaz tendiéndoles a los soldados españoles su mano enguantada en mugre.

Aunque las autoridades afganas han puesto todo tipo de reparos al despliegue de las fuerzas internacionales, el teniente coronel Alfonso Juez, jefe interino del destacamento español, no apreció ningún signo de hostilidad entre la población civil. 'Al contrario, la gente es increíblemente amable', explica el capitán Salvador Medrano.

Entre las funciones del contingente español no está la realización de patrullas, pero Juez quiso efectuar una ronda de reconocimiento por la ciudad a cuyas afueras acampan los españoles. También se acercó al Ministerio de Defensa afgano para pedir una entrevista con el ministro Mohamed Fahim, comandante de la Alianza del Norte.

Los 78 militares españoles presentes a día de hoy en Afganistán forman parte de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), cuyo máximo responsable, el general británico McColl, lleva las relaciones con el Gobierno provisional de Kabul. Pero los españoles no renuncian a que los afganos sepan que, dentro de ese batiburrillo de 17 naciones que componen la ISAF, ha llegado un grupo de españoles dispuestos a ayudarles. Diplomacia de la ayuda humanitaria, en lugar de la cañonera.

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A la entrada de la nave de 5.000 metros cuadrados que está limpiando el destacamento español, con ayuda de una veintena de trabajadores nativos, ondea ya la bandera española, aunque no tenga las colosales dimensiones de las vecinas alemana e italiana.

Una vez acondicionado lo que fue un taller de la antigua jefatura de reparación de carreteras del régimen talibán, cuya competencia no debía de ser muy alta, a la vista del estado del firme, allí se instalará el almacén de la unidad de apoyo logístico, mientras que los soldados están colocando marcos y ventanas en la cuarta planta del edificio de oficinas para los dormitorios. 'Todo el mundo dormirá bajo techo, aunque sea de lona. Sin perjuicio de adaptarnos a lo que haya, intentaremos estar lo más cómodos posible'.

En un par de días estará operativo el primer equipo de desactivación de explosivos para ofrecerlo a la brigada multinacional, aunque sus tres miembros ya han inspeccionado los futuros emplazamientos de las tropas españolas.

Los que han empezado plenamente a prestar servicio son los miembros de la Escuadrilla de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA). A las 24 horas de completar sus 35 efectivos, sus integrantes comenzaron a descargar los grandes aviones C-17 estadounidenses o Antonov 124 de fabricación soviética que llegan al aeropuerto de Kabul. El cuartucho de la primera noche lo han sustituido por tres tiendas de campaña, aún provisionales, más salubres aunque no mucho más abrigadas para el intenso frío.

Un despliegue lento

El despliegue de la ISAF está resultando desesperadamente lento. Más de un mes después del inicio de la misión, sólo han llegado 2.668 efectivos de los 5.000 previstos. Los rumanos aterrizaron ayer, y a otros búlgaros, portugueses o griegos aún no se les ha visto.

El teniente coronel Juez cree que algunos contingentes ni siquiera estarán completos cuando concluya el primer turno, el próximo 30 de abril. No será el caso de España, asegura, que mantiene su propósito de enviar 400 soldados. Pero lo hará de forma escalonada, a lo largo de todo el mes de febrero. Los primeros serán los miembros de la unidad médica del Ejército del Aire, que se establecerán en la base de Bagram, donde ayer fueron atendidos los cuatro heridos graves en el accidente sufrido el martes por un helicóptero estadounidense en la frontera paquistaní.

[Más de mil miembros de Al Qaeda, la organización de Osama Bin Laden, podrían estar reagrupándose en las montañas próximas a la localidad de Zurmat, al este de Afganistán, según Padsha Jan, gobernador de la provincia de Patkia, el cual indicó que está preparando 6.000 combatientes para lanzar un ataque, informa France Presse. Padsha indicó que Estados Unidos decidirá si bombardea Zurmat o no. El Pentágono no ha confirmado estas informaciones].

Varios soldados españoles atienden a los periodistas a su llegada al aeropuerto de Kabul.
Varios soldados españoles atienden a los periodistas a su llegada al aeropuerto de Kabul.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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