La guerrilla chechena mata con un misil a dos generales rusos

Dos generales, uno de ellos viceministro del Interior, perecieron ayer cuando un helicóptero ruso fue abatido por la guerrilla chechena en el distrito Nadtérecheni. Las 11 personas que iban a bordo murieron. El aparato, según los primeros informes, explotó en el aire al ser alcanzado por un misil tierra-aire. Los separatistas chechenos han aumentado sus ataques contra los militares rusos después de que este mes un representante del Kremlin anunciara que no habría negociaciones con el presidente rebelde, Aslán Masjádov.

Los altos oficiales muertos ayer son el coronel general Mijaíl Rudenko, viceministro del Interior, y el teniente general Nikolái Gorídov, vicecomandante en jefe de las Tropas del Interior. El helicóptero fue abatido sobre el pueblo de Shelkovskaya, cerca del mediodía del domingo. Se trata de los militares de mayor grado perecidos en la segunda guerra chechena, lanzada por el actual presidente Vladímir Puntin en otoño de 1999, cuando era primer ministro de Rusia.

Ayer precisamente expiraba el mandato de Masjádov, quien fue elegido hace cinco años, en 1997, en unos comicios apoyados por el Kremlin y supervisados por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Esas elecciones fueron posibles después de la derrota de los rusos en la primera guerra (1994-1996) y la firma de los acuerdos de Jasavyurt.

Los chechenos obtuvieron entonces la independencia de facto, pero perdieron la oportunidad histórica que se les brindaba y no fueron capaces de construir un Estado de derecho. Las rivalidades entre los diversos comandantes guerrilleros afloraron y Chechenia se hundió en el caos: no se crearon puestos de trabajo, las escuelas no funcionaban y pronto el crimen y los secuestros se pusieron a la orden del día.

Masjádov prácticamente no controlaba el país, y los fundamentalistas wahabíes, liderados por Shamil Basáyev, cobraban cada día más fuerza. Basáyev y sus seguidores dieron el pretexto a Rusia para que ésta lanzara una segunda campaña de reconquista: invadieron la vecina república de Daguestán con el fin de instaurar un Estado islámico. La aventura fue un rotundo fracaso: los daguestanos no apoyaron a los chechenos, a los que vieron como invasores.

En los 28 meses transcurridos desde que las tropas rusas penetraron nuevamente en Chechenia han muerto cerca de 40.000 personas, según estimaciones de organismos de derechos humanos. En la primera guerra perecieron cerca de 100.000, civiles en su gran mayoría.

El mandato de Masjádov, que lidera la resistencia chechena, ha sido prolongado indefinidamente hasta que se creen condiciones para unas nuevas elecciones, según informaron ayer los separatistas.

Hace ya dos años que todas las localidades chechenas cayeron en manos de los rusos, pero el Kremlin hasta el momento no ha podido pacificar la pequeña república norcaucásica, donde diariamente muere algún militar, policía o dirigente local que colabora con Moscú. La conducta de los soldados federales tampoco ayuda a crear buenas relaciones con la población local.

Organizaciones de defensa de derechos humanos han denunciado la creación de auténticos escuadrones de la muerte por parte de los militares. Su objetivo es liquidar a quienes consideran guerrilleros camuflados de civiles en las aldeas o a los parientes y simpatizantes de los independentistas. Los militares tienen prisiones secretas donde torturan y matan impunemente a los chechenos de los que sospechan, acusa la organización Memorial.

Además, en las llamadas operaciones de limpieza, en las que los soldados bloquean un pueblo o una aldea y comienzan a revisar los documentos de los habitantes, los militares saquean a la población local y les roban hasta los alimentos que reciben como ayuda humanitaria.

Así, en las recientes operaciones realizadas en Vedenó, los soldados requisaron los productos que hace dos días una organización humanitaria había repartido, y en la ciudad de Argún saquearon la fábrica de azúcar y luego vendieron el producto en la aldea contigua.