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Los cuadros de CDC apoyan por aclamación la polémica campaña contra el sida en los institutos

La iniciativa de la Generalitat prevé la instalación de máquinas de preservativos en los centros

Si a los más de 300 miembros del consejo nacional de Convergència Democràtica (CDC) se les hubiera planteado ayer la pregunta '¿Qué te parece instalar una máquina de preservativos en los centros escolares?', la respuesta habría sido unánime: sí. Las juventudes de CDC, para sorpresa de sus dirigentes, cosecharon ayer una de sus más importantes victorias en un consejo nacional pues su propuesta de apoyar la campaña de prevención del sida entre los jóvenes fue aprobada por aclamación. La polémica campaña prevé la instalación de máquinas de venta de preservativos en los institutos.

Los cuadros de Convergència quisieron demostrar ayer que su partido se sitúa, en cuestiones de ética y moral, a las antípodas de la formación que les ayuda a gobernar en Cataluña, el Partido Popular, y más próximo al sentir de la izquierda. Y por extensión, también distanciado de sus socios de federación, los democristianos de Unió. No en vano, la Confederación de Asociaciones Cristianas de Padres se ha revuelto como gato panza arriba contra la iniciativa del Gobierno catalán de abrir un debate en los centros escolares sobre la prevención del sida entre los jóvenes. La propuesta podrá desembocar en la instalación de máquinas de preservativos en los institutos.

La unanimidad del resultado sorprendió no sólo a los dirigentes de las juventudes de CDC, que fueron quienes presentaron la propuesta, sino también al propio Jordi Pujol, que en algunos momentos ha expresado sus recelos sobre esta cuestión. Temores que ya ha disipado tras intensas conversaciones con los cuadros más jóvenes del partido. La propuesta de la JNC (Joventut Nacionalista de Catalunya) fue presentada por su secretario general adjunto, Alexis Serra, y expresaba el respaldo a esta iniciativa promovida por los departamentos de Sanidad y de Enseñanza de la Generalitat.

La decisión del consejo nacional se prevé controvertida. Convergència tiene un amplio respaldo electoral entre sectores de la sociedad poco proclives a iniciativas de este tipo, de ahí las reservas de parte de la dirección. Además, la unanimidad que despertó ayer la propuesta no es compartida por otros cargos convergentes, como el concejal del Ayuntamiento de Barcelona, Josep Miró i Ardèvol, que no forma parte del consejo nacional. Miró, como presidente de la asociación e-cristians, ha provomovido un manifiesto titulado Las máquinas no frenan el sida, la educación de valores, sí, que reclama la suspensión del referendum sobre si se deben instalar máquinas de preservativos en los centros escolares. El documento también apoya la actitud de los obispos en contra de esta campaña gubernamental.

Movilización preelectoral

Pere Macias dio a conocer ayer las líneas básicas que presidirán su acción como nuevo secretario general adjunto de Convergència, entre las que destacó el incremento de la implantación territorial, una mejora de la comunicación interna, mayor participación de las mujeres en los órganos de decisión y el impulso de las relaciones con asociaciones y entidades ciudadanas.

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Macias también anunció la celebración, el próximo 7 de abril, del primer consejo nacional de la federación, un órgano que estará formado por unos 420 representantes de Unió y Convergència. Ambos partidos aportarán 150 consejeros además de los denominados miembros natos, es decir, los que cuentan con algún cargo electo. Por otra parte, Xavier Pallarés tomó posesión como presidente de la nueva intercomarcal de CDC, la de las comarcas del Ebro.

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