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Reportaje:

Arrivederci, Roma

Ipse 2000, con Telefónica como accionista mayoritario, considera abandonar el UMTS en Italia

La realidad se impone entre los gestores de la telefonía móvil de tercera generación. La famosas licencias UMTS vendidas en subastas multimillonarias por la mayoría de los Gobiernos europeos empiezan a descubrir ahora su perfil menos atractivo.

Las compañías telefónicas que pujaron por ellas sin reparar en los costes astronómicos, convencidas de estar adquiriendo la gallina de los huevos de oro, se enfrentan ahora a nuevos gastos y a muchas dudas. Que se lo pregunten si no a la española Telefónica Móviles, que dio la batalla por llevarse una de las cinco licencias que vendió el Gobierno italiano en 2000 al precio de 3.000 millones de euros y se plantea ahora una salida lo más honrosa posible del mercado italiano. La compañía lo niega. En la ronda de desmentidos entró el pasado martes el Gobierno italiano, que por boca del titular de Comunicaciones, Maurizio Gasparri, negó tener el menor conocimiento de esa posibilidad.

Tendrían que invertir no menos de 100 millones de euros para seguir con los planes de empezar a prestar el nuevo servicio en junio

Y es que, en poco más de un año, las cosas han cambiado enormemente en el panorama de las telecomunicaciones. Telefónica entró en Ipse 2000 junto a su socio finlandés Sonera, a Atlanet (en la que participaba, a través del consorcio Acea, junto a Fiat) y a Banca de Roma, cuando el panorama no podía ser más rosa.

Millones sobre la mesa

El coloso español, que posee el 45,6% de las acciones, frente al 12,6% de Sonera, al 12% de Atlanet, 10% de la Banca de Roma, 5% de Edison, 5% de Xera, 4,8% de Goldenegg y al restante 4,5% que se reparten accionistas menores, puso sobre la mesa cientos de millones de euros, en calidad de principal socio de Ipse.

Era un momento de expansión del sector y todos los operadores de telefonía móvil se las prometían felices. Pero la euforia inicial se ha deshecho como una pompa de jabón, y en Ipse 2000 los cálculos empiezan a no cuadrar, sobre todo porque el sueño tecnológico se aleja mientras la factura de gastos se amplía. Los socios de Ipse, dueños de una de las cinco licencias UMTS italianas, tendrían que invertir no menos de 100 millones de euros para seguir con los planes de empezar a funcionar en junio, además de procurarse nuevos créditos.

Necesidades irreconciliables con la voluntad expresada en primer lugar por Sonera, que en octubre pasado advirtió de sus intenciones de 'desinvertir' en Europa. El grupo finlandés, controlado por el Estado, que posee casi el 53% de las acciones, decidió 'no efectuar inversiones suplementarias en el grupo alemán Group 3G y limitar sus inversiones en el consorcio italiano Ipse y en el español Xfera, al mínimo posible, sobre la base de los acuerdos alcanzados', según el comunicado difundido por la compañía.

Los rumores de un posible abandono del proyecto para el que surgió Ipse 2000 vienen dando que hablar en Italia desde noviembre pasado. Exactamente, desde el momento en que se hizo evidente el desinterés de Ipse 2000 (que posee una licencia UMTS, pero carece de licencia de telefonía móvil GSM) por hacer una oferta a Blu, el consorcio que le disputó la quinta licencia y que se hundió después en una profunda crisis. Ipse no ha movido un dedo para comprar Blu, que posee una licencia GSM, y su desinterés da que pensar.

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