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Reportaje:COYUNTURA INTERNACIONAL

Suspensos en estabilidad

Bruselas prepara una reprimenda contra Alemania y Portugal

Carlos Yárnoz

Alemania, considerada el motor principal de la economía comunitaria, ha descuidado sus deberes -su déficit está próximo al límite del 3% previsto en el Pacto de Estabilidad- y puede ser llamada al orden por Bruselas para que respete las reglas de juego y para evitar un mal ejemplo a sus socios. Portugal afronta una situación parecida y también corre el riesgo de ser amonestada.

El equipo de Pedro Solbes realiza estos días uno de los análisis de mayor trascendencia para el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios desde que accedió al cargo en septiembre de 1999. El análisis se refiere a los programas de estabilidad, o de convergencia para los no integrados en la zona euro, presentados por los Quince ante la Comisión Europea. Alemania, el país más potente de la UE, se enfrenta al peligro de que, por primera vez, Bruselas active contra él la llamada alerta rápida, un mecanismo de aviso ante el elevado déficit que sufre Berlín, cercano ya al límite del 3% previsto en el Pacto de Estabilidad. Portugal corre el mismo riesgo.

'Si no se toma una decisión, la posibilidad de hacerlo en el futuro quedará en entredicho', advirtió Solbes el martes tras la reunión de los ministros de Finanzas de los Quince en Bruselas. Hasta ese día, el comisario se había mostrado más cauto, pero seguramente decidió ser más explícito tras escuchar el debate al respecto entre los ministros. El alemán, Hans Eichel, se resistió ante lo que podía venirle encima, pero sólo unas horas antes había reconocido ante los periodistas que el déficit alemán estará este año 'próximo al 3%'.

En pleno periodo preelectoral, la reprimenda de Bruselas, si así se decide el día 30, puede causar estragos en Alemania, precisamente el país que en 1997, dirigido entonces por los democristianos, impuso las reglas de juego del Pacto de Estabilidad que ahora está a punto de incumplir el Gobierno rojiverde de Schröder.

Pero las cifras cantan. Alemania previó para 2001 un déficit del 1,5%. Sin embargo, se disparó hasta el 2,6% y alcanzará al menos una décima más este año. Nadie pone en duda que el frenazo mundial en el crecimiento, agravado tras el 11 de septiembre, ha afectado de manera muy especial al gigante alemán. Es más, tampoco nadie critica, empezando por Solbes, que Alemania haya tomado las medidas adecuadas, 'acordes' con el Pacto de Estabilidad, en los últimos meses: el 2001 redujo la presión impositiva pero también hizo un serio recorte del gasto.

De hecho, incluso si se activa la alerta rápida, ésta no estará acompañada de recomendaciones de Bruselas para que Eichel rectifique. Por eso, el ministro alemán considera 'incoherente' que se le amoneste, a la vez que se le dice que va por el buen camino. La clave está en que el aviso se lanzaría a la vista de los datos fríos, a la vez que la Comisión confía en que la prevista reactivación para este año vuelva las aguas a su cauce.

No es el caso de Portugal, también en periodo electoral. En el caso de Lisboa, el déficit supera ampliamente el 2% cuando para 2001 preveía sólo un 1%, siempre lejos, en todo caso, del equilibrio o superávit buscado con el Pacto de Estabilidad. Pero el problema portugués es que de su programa de estabilidad se deduce una clara desviación en la senda de consolidación presupuestaria, y no sólo debido al frenazo económico, sino a motivos más profundos. Es decir, que la Comisión cree que el problema alemán tiene solución a medio plazo y el portugués no.

Si, como parece, el Ejecutivo comunitario activa la alerta, el informe irá al Comité Económico Financiero y, después, al Ecofin del 12 de febrero. Allí, y si hay discrepancias entre los ministros, podrá aprobarse por mayoría cualificada. Si, por el contrario, Alemania logra una minoría de bloqueo, la crisis institucional estará servida.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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