Líderes de 13 religiones rezan en Asís por el fin de las guerras santas

Una variada multitud de líderes religiosos se reunirá hoy con el Papa en la localidad de Asís (a unos 200 kilómetros al noreste de Roma) para rezar por la paz. La jornada, 'dedicada al perdón', según indicó ayer Juan Pablo II, pretende ser continuación de la celebrada hace 15 años en la misma ciudad, cuna de San Francisco.

La iniciativa anunciada por el Pontífice en noviembre, al calor de los atentados del 11 de septiembre, no parece haber obtenido el mismo grado de consenso que el anterior encuentro de Asís, en 1986. El Papa estará acompañado por más de 200 líderes de 12 religiones que viajarán con él en un tren especial desde el Vaticano a Asís, donde leerán en diferentes lenguas una plegaria ya consensuada en la que se comprometen a no utilizar el nombre de Dios en defensa de ninguna causa bélica.

Pese a la abrumadora cifra de asistentes -un centenar de representantes cristianos, 31 musulmanes, 28 budistas, cinco hindúes, 14 judíos y otros 45 líderes de religiones minoritarias, desde las religiones tribales africanas a diversas confesiones del continente asiático como jansenista, sintoísta, confuciana, sij y zoroastriana- faltarán líderes mediáticos como el Dalai Lama, que acudió al encuentro de 1986, o el prelado de la Iglesia anglicana, George Carey.

Participará, en cambio, el patriarca ecuménico de las iglesia ortodoxa, Bartolomaios I. La Iglesia ortodoxa rusa ha aceptado a última hora la invitación y envía una delegación a Asís, lo que puede considerarse un éxito relativo, dada la hostilidad de Moscú al impulso ecumenista del Papa, pero no asistirá el patriarca Alejo II. Un aspecto notable es el poco entusiasmo de la respuesta judía a esta reunión, pese a la anunciada presencia de una delegación de 14 personas en la que no figura ningún líder religioso de relieve. Israel no ha acogido con especial simpatía el discurso pronunciado por el Papa hace unos días ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, en el que colocó en el mismo plano las acciones armadas de Israel y los atentados palestinos, y condenó la ley del talión, en clara referencia a la política de ajuste de cuentas del Gobierno de Jerusalén.