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El Kremlin refuerza su control sobre las cadenas de televisión

Pilar Bonet

Las autoridades rusas silenciaron al único canal crítico con el Kremlin y en la medianoche del lunes al martes cortaron las trasmisiones de TV6, una compañía que mayoritariamente pertenece al exiliado Borís Berezovski. Este magnate está empeñado en crear un partido político de oposición al presidente Vladímir Putin. El equipo de periodistas silenciado ayer es el mismo que el año pasado fue expulsado de NTV, canal del que era propietario Vladímir Gusinki, otro magnate crítico con el actual régimen, que se vio obligado a huir ante la persecución de la que era objeto.

El destino parejo corrido por ambas compañías demuestra que el Kremlin no está dispuesto a permitir un control de la gestión pública y se cura en salud para controlar las cadenas de televisión que son vitales como arma electoral. Formalmente, el Gobierno asegura haber cumplido la decisión del alto tribunal de arbitraje de Moscú, que, basándose en resultados económicos del pasado, liquidó la compañía, a petición de un accionista minoritario, un fondo de inversión vinculado a Lukoil, la principal compañía petrolera de Rusia.

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Grupos de defensa de las libertades cívicas y observadores independientes muestran gran escepticismo tanto en lo que respecta a la independencia del tribunal como a las motivaciones de la compañía, que depende del Gobierno para ejercer sus actividades. El presidente Putin ha alegado que se trata de un asunto de carácter económico entre los accionistas de la compañía. El programa más rentable de TV6 en 2001 fue Tras el Cristal, el equivalente ruso de Gran Hermano.

El cierre del canal ocurrió de forma precipitada después de unas negociaciones entre el Ministerio de Prensa y el equipo de periodistas que dirige Yevgueni Kiseliov. Las declaraciones de los periodistas de TV6 indicaban que, durante las negociaciones, el Gobierno se había mostrado dispuesto, por lo menos formalmente, a dar al equipo periodístico una oportunidad de participar en el concurso para adjudicar el canal. Kiseliov manifestó que los periodistas se preparan para competir en el concurso público de adjudicación, aunque se mostró más bien pesimista sobre las posibilidades de ganarlo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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