'El siglo que empieza no será franco-alemán, sino europeo'
El francés Michel Barnier, de 51 años, comisario europeo de Política Regional, está convencido de que la Convención para la reforma institucional será una 'caja de resonancia' con propuestas ambiciosas que los líderes de la UE deberán tomar en serio al venir de una prestigiosa nómina de figuras que participarán en esta miniasamblea de un centenar de notables, cuya labor comenzará el próximo 28 de febrero y durará un año. Barnier representará a la Comisión Europea junto con su colega de Interior y Justicia, el socialista portugués António Vitorino. En una entrevista a EL PAÍS, este neogaullista, dos veces ministro, piensa que la ampliación de la Unión exige aún de nuevas explicaciones a la ciudadanía por parte de los gobernantes y opina que hay que desarrollar más la democracia dentro de la UE. Respecto al eje franco-alemán, estima que el diálogo 'es necesario, pero no suficiente' para la construcción europea.
'Me preocupan los juicios despectivos sobre el euro por parte de algunos ministros'
Barnier presentará el próximo día 30 en la Comisión un primer informe sobre los fondos de ayuda regional ante la inminente ampliación. Sacará un segundo a final de este año y un tercero el próximo. 'Este informe presenta por primera vez un análisis de las disparidades en una Europa de al menos 25 naciones. La perspectiva cambia radicalmente y de ahí que sea fuerte la preocupación de algunos países, no sólo de España, de verse perjudicados por unas variaciones puramente estadísticas. La adhesión de nuevos socios comportará una extensión de las disparidades regionales', explica . Elude Barnier anticipar todos los detalles del documento, pero juzga necesario destinar más dinero al programa de ayudas: 'El presupuesto comunitario prevé para la política regional el 0,45% del PIB y ahora sólo utilizamos el 0,32%. Ese porcentaje del 0,45% es el mínimo para desarrollar una Europa a 25 o 27'.
Pregunta. ¿Teme que las elecciones en Francia y la presidencia española de la UE repercutan en la fase final de las negociaciones de adhesión?
Respuesta. No creo. Y en el caso de España, el presidente Aznar reafirmó hace unos días ante el Parlamento Europeo que es firme su compromiso para que las negociaciones concluyan dentro de 2002.
P. ¿Y en el tema de la política agrícola común?
R. Espero que no, aun cuando es el tema más sensible. Sin embargo, no creo que las elecciones francesas causen un retraso en el ingreso de nuevos miembros.
P. Aznar ha hablado también de que es necesario que los Quince demuestren una voluntad real de implicarse en la ampliación.
R. Hay unas preocupaciones reales. Hay que explicar las razones de la ampliación, la utilidad económica, política y social. No podemos declarar factible la ampliación si no la explicamos a los ciudadanos.
P. ¿Qué piensa de Valèry Giscard d'Estaing como presidente de la Convención para la reforma institucional de la UE?
R. Giscard es uno de los ex jefes de Estado más preparados para esa misión.. Ha sido uno de los precursores del euro y de la integración europea. No será fácil la tarea, pero habrá un centenar de personalidades muy cualificadas.
P. ¿La presencia de figuras de primera fila será una ventaja o creará problemas con otros órganos institucionales?
R. La Cumbre de Laeken ha dado a la Convención un mandato muy abierto, una libertad que hay que utilizar sin abusar. Se utilizará un método abierto por vez primera en la historia de la Unión. La Convención debe ser una caja de resonancia para la política europea y la sociedad civil será consultada. Espero que haya propuestas ambiciosas pero realistas, y también que se recojan opiniones minoritarias.
P. ¿Los líderes de la UE sentirán la presión de un trabajo realizado por figuras de peso y no podrán repetir las peleas de Niza?
R. El hecho de que haya gente destacada significa que todos, incluidos los jefes de Gobierno, se van a tomar muy en serio las recomendaciones de la Convención.
P. ¿Cuál debe ser el futuro papel de las regiones dentro de la UE?
R. Las regiones van a estar representadas en la Convención como se acordó en Laeken. Ahora bien, las relaciones entre Madrid y Barcelona o entre París y Córcega son de competencia estatal. La Unión no interviene en el reparto de las tareas institucionales de los Estados, pero dialoga con las regiones. Sin embargo, hay que respetar la autonomía de cada Estado.
P. ¿Las regiones podrán estar representadas en el Consejo de Ministros de la UE?
R. Esa posibilidad ya existe, aunque es utilizada de forma diferente por cada Estado miembro.
P. Aznar no quiere.
R. Esa es la postura del Gobierno español y la respeto. Bruselas no puede entrar en la naturaleza de esas relaciones.
P. ¿Funciona el eje franco-alemán?
R. El diálogo franco-alemán es necesario pero no suficiente. En el último medio siglo se ha avanzado más en la construcción europea cuando Alemania y Francia han trabajado juntos. Pero eso no significa que puedan imponer sus posturas. Han cambiado los tiempos. El siglo que empieza no será franco-alemán, sino europeo.
P. ¿La nueva Alemania presupone problemas para la UE?
R. No lo creo. La reunificación alemana ha sido un suceso sobresaliente y el Gobierno alemán ha manifestado su voluntad de involucrarse en la construcción europea.
P. ¿Le preocupa la crisis italiana?
R. Me preocupan los juicios despectivos sobre el euro por parte de algunos ministros, unas palabras graves sobre una moneda que es de todos y que hemos creado y queremos. Es positivo que Silvio Berlusconi haya aclarado en el Parlamento la postura de su gobierno sobre el porvenir de la UE.
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