Blair y Berlusconi se alían para impulsar más medidas de liberalización en la UE
El eje Roma-Londres presentará sus propuestas en la cumbre de marzo en Barcelona
Pertenecer a dos familias políticas opuestas no fue obstáculo ayer para que el primer ministro italiano, el conservador Silvio Berlusconi, y su homólogo británico, el laborista Tony Blair, encontraran total sintonía en sus análisis sobre la situación internacional, el futuro inmediato de la UE y, más concretamente, sobre la necesidad urgente de liberalizar por completo la economía europea. La breve visita de Blair a Roma se saldó con la firma de varios documentos que recogen la aspiración común italo-británica de hacer más flexible el mercado de trabajo en Europa.
En estos acuerdos, Londres y Roma apuestan también por liberalizar los mercados de la energía y el gas y por lograr la unificación de los mercados financieros en la UE. Estos documentos conjuntos apoyan la posición de la presidencia española de la Unión, según subrayó Blair, y serán presentados en la cumbre europea de Barcelona del mes próximo. El eje Roma-Londres-Madrid existe, después de todo, aunque se trate de un eje menor que sólo aspira a romper las barreras económicas que separan las economías de los distintos países comunitarios.
Los documentos firmados ayer en Roma por Berlusconi y Blair recogen 'la posición de Italia y el Reino Unido de cara a la cumbre de Barcelona, las reformas necesarias en el mercado de trabajo y las prioridades para la reunión de Barcelona', explicó Il Cavaliere, quien añadió que una copia de los mismos ha sido enviada al presidente del Gobierno español, José María Aznar. Los aspectos fundamentales del pacto suscrito se refieren a las fórmulas necesarias para reformar las estructuras económicas dentro de la UE: flexibilidad laboral, que pasa por un menor protagonismo del Estado; uniformidad financiera, y una reglamentación más simple de las Administraciones y de las ayudas estatales.
Ni Francia se muestra demasiado dispuesta a liberalizar el mercado de la electricidad, ni Alemania ha acogido con especial entusiasmo la propuesta comunitaria de uniformar los precios de los automóviles en la UE. Berlusconi, Blair y Aznar se han convertido, en cambio, en adalides de esta unidad europea, pese a que el Reino Unido esperará al menos dos años antes de incorporarse a la moneda única.
Berlusconi, más sobrio como primer ministro que como ministro de Exteriores, resumió con una larga parrafada el encuentro con Blair, que permaneció en Roma apenas tres horas. Fue una reunión en la que, según el jefe del Gobierno italiano, se habló de la situación internacional y de la Convención europea, cuyos trabajos querría ver concluidos Berlusconi justo a tiempo para que pudiera firmarse 'un nuevo Tratado de Roma' durante la presidencia italiana de la UE, en el segundo semestre de 2003.
Los dos mandatarios coincidieron en su visión de una UE futura 'fuerte, identificable en el mundo, con su propio ejército', dijo Berlusconi. Y, sobre todo, competitiva económicamente. Blair había adelantado su posición en un largo artículo publicado ayer en Il Corriere della Sera, en el que subrayaba la necesidad de ir más lejos en la flexibilización de las estructuras productivas. 'Las empresas europeas se ven frenadas todavía por reglamentaciones inútiles', escribía.
Los documentos firmados y la 'sintonía total' entre Blair y Berlusconi, merecieron ayer juicios muy duros de la izquierda italiana. 'El documento sobre trabajo y economía abre una seria fractura en el socialismo europeo', declaró Fabio Mussi, diputado de los Demócratas de Izquierda (ex PCI), integrado como el Partido Laborista de Blair en la Internacional Socialista. Más sarcástico fue su compañero, el senador Cesare Salvi, al comentar que Blair 'se ha convertido en el gran líder de la derecha europea'.
El primer ministro británico se defendió en la rueda de prensa posterior al encuentro con Berlusconi, señalando que 'algunas de las viejas distinciones entre derecha e izquierda ya no tienen la validez que tenían hace 30 o 40 años'. Berlusconi aprovechó entonces para precisar que 'no hay que confundir la política social con la política de la izquierda, que no pasa de ser una política vetero-sindicalista orientada a defender el puesto de trabajo del que lo tiene a expensas del que no lo tiene'. Il Cavaliere insistió en que la política de su Gobierno de centro-derecha 'es absolutamente igual a la de los laboristas ingleses'. Pero hasta ahora, al menos, los resultados no han sido los mismos. El Gobierno italiano mantiene desde hace meses un pulso durísimo con los sindicatos, que se oponen a la nueva legislación que en la práctica liberaliza el despido.
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