La emoción del reconocimiento
La entrega de las medallas al Mérito Ciudadano es el acto íntimo y cálido que abre la fiesta grande donostiarra
María Teresa Castells, propietaria de la librería Lagun, pidió ayer a los donostiarras, a los que brindó la Medalla al Mérito Ciudadano que acababa de entregarle el alcalde, Odón Elorza, que durante la fiesta de San Sebastián no olviden y se acuerden de 'los que no están con nosotros, los que se han tenido que ir y los que están amenzados'. Este recordatorio fueron las últimas palabras que se pronunciaron oficialmente en la ceremonia de agasajo a cinco ciudadanos destacados con la que el Ayuntamiento donostiarra iniciaba el programa de actos de la fiesta de San Sebastián.
Castells recibió emocionada la distinción, al igual que los restantes galardonados: el organista de Santa María, José Manuel Azkue; el presidente de la Asociación de Jubilados, Alberto García Inosa; el cronista local Miguel Vidaurre y los directivos de la Filmoteca Vasca Martín Ibarbia y Peio Aldazabal.
Elorza destacó el mérito de Lagun y María Teresa Castells, con quien 'la ciudad está en deuda'
Más de una lágrima se vió en los rostros de los homenajeados, dispuestos a no reprimir ni sentimientos ni recuerdos cuando, 'solos ante el peligro', como dijo el octogenario Alberto García Inosa, tuvieron que dirigirse al público heterogéneo que abarrotaba el salón de plenos del Ayuntamiento donostiarra para hacerle partícipe de su agradecimiento y emoción.
El resultado fue un acto emotivo, cálido y hasta entretenido en el que el obligado protocolo no impidió que la ceremonia tuviera frescura y resultara amable preámbulo de las horas de festivas que le sucederán. La presencia del lehendakari, Juan José Ibarretxe, quien asistió al acto junto a la consejera de Cultura, Miren Azkarate, y toda la corporación donostiarra, fue discreta y se limitó a posar distendido con los cinco homenajeados.
Una marcha de San Sebastián interpretada en directo con solemnidad -sus redobles fueron seguidos por los asistentes con movimientos espontáneos casi imperceptibles- clausuró la ceremonia y dió paso oficialmente al sonido de la tamborrada que impregnará a toda la ciudad durante las 24 horas de fiesta patronal.
El alcalde, Odón Elorza, abrió el acto, al que asistieron anteriores homenajeados, como el actor Alfredo Landa, además de la recién nombrada directora de la oficina vasca de víctimas del terrorismo, Maixabel Lasa, acompañada por Mari Paz Artolazábal, viuda de José Luis López de Lacalle; el físico Pedro Miguel Etxenike, el escultor Néstor Basterretxea y Ricado Etxepare, director de los Cursos de Verano, que hoy recibirá el Tambor de Oro, entre otros.
El aplauso más largo y caluroso fue para María Teresa Castells. A la propietaria de la Librería Lagun, poco amante de la notoriedad, le asomó alguna lágrima de emoción ante el homenaje que le brindó el público. Elorza reconoció que San Sebastián tenía una deuda con María Teresa y su esposo José Ramón Recalde, herido en un atentado de ETA en septiembre de 2000, porque hoy sería 'imperdonable' que San Sebastián y Euskadi 'no contasen con la garantía de la libertad de expresión, algo tan básico como la propia vida'.
Ella dedicó su medalla a la ciudad de San Sebastián, a la que agradeció las muestras de apoyo recibido en un momento 'trágico' como el atentado contra su marido. Recordó que la capital guipuzcoana ha sido siempre 'una ciudad abierta', aunque le advirtió que en ocasiones 'no lo es'.
El organista titular de la Basílica de Santa María durante 27 años, José Manuel Azkue, colaborador de la Quincena Musical y aún en activo, rememoró sus etapas entre América y Euskadi antes de asumir su puesto como responsable del 'mejor órgano romántico de España', como definió el órgano Cavaille Coll de Santa María. El octogenario presidente de la Asociación Guipuzcoana de Jubilados, Alberto García Inosa, entretuvo al público rememorando anécdotas 'callejeras' de San Sebastián, mientras el veterano periodista Miguel Vidaurre, cronista de la villa a través de su sección La ciudad y sus gentes en El Diario Vasco, mostró su agradecimiento en una disertación breve y emocionada. De los responsables de la Filmoteca, Martín Ibarbia se arrancó por unos bertsos que cantó al público y Peio Aldazabal agradeció sin poder contener la emoción el galardón que el alcalde había colgado de su cuello.
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