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LA CRÓNICA
Columna
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Cómo poner nombre a un club de alterne

Proliferan esos cafés que tienen nombre italiano, con falsos sacos de café y pizarritas con los precios. Aparecen de la noche a la mañana. Ayer, en mi pasillo, había salido un Caffè di Rocco, sin puertas, claro, para derrochar calefacción. También proliferan los clubs eróticos que al tener puertas dan más confianza que los cafés. Se acaba de abrir uno en Gran Via / Bruc, llamado Pigmalión, sin licencia municipal, de momento. Los de Bailèn 22, el local de alterne que se cerró hace poco, puede que vuelvan a abrir a final de mes, con el subterfugio de que ya no habrá habitaciones para contactos. Si tienes habitaciones para practicar el sexo eres ilegal; en cambio, si lo haces en un escenario, tienes licencia porque es un espectáculo. Si todos los que copularon en Bailén 22 lo hubiesen hecho en público y con música, ¿el local no habría cerrado? Es curioso, porque de lo que se quejaban los vecinos era del follón de los clientes entrando y saliendo, no de lo otro. Copular, si eres un buen profesional, es bastante silencioso.

¿De dónde vienen los nombres de locales de alterne? En todo caso, son más imaginativos que los cafés italianos

Mientras que los nombres que ponen a los cafés sin puertas obedecen a un mismo patrón monótono y cursi, los clubs de alterne con puertas desplegan una creatividad espectacular. Repasemos. Este local de Gran Via / Bruc se llama Pigmalión, igual que la obra de Bernard Shaw, que fue escrita como introducción didáctica a la fonética. Más adecuado, imposible. Al lado de esto, Il Caffè di Pier-Marco es vulgar. En Castelldefels está el Saratoga, que a los de información les viene como hotel. Para saber a qué obedece este nombre, hemos llamado, con la excusa de preguntar los precios de los tríos. El señor que atendía, al que llamaremos Bustillo, nos ha dado la información de manera expeditiva, pero en cambio se ha ilusionado con la pregunta. 'No creo que fuese por las batallas de Saratoga', ha dicho; 'en cambio, me inclino por el portaaviones Saratoga, ese de Pearl Harbour'. Es muy cierto, seguro que lo primero que hicieron los marineros fue celebrar que estaban vivos en un club de alterne. Otro nombre que aprobamos es Sirenita, el chalet. Notemos que en el Sirenita, de Barcelona, no tienen el libro de estilo de EL PAÍS, de lo contrario se llamaría Sirenita, el chalé. ¿Beberán coñac o coñá? Sólo echamos en cara a los dueños la calle elegida para la ubicación del negocio: Violante de Hungría. Una empresa de sexo en la calle de Violante es como tener prohibido el jamón y vivir en la calle de Serrano. En el dibujo del anuncio hay una sirena y eso demuestra que su cliente potencial es progresista. Por su condición de pescado, la vida sexual de la sirenita está limitada. No puede practicar la postura del misionero. Entonces, ¿qué busca el hombre en ella? Lo que todos: el cerebro, que, como ya sabrán, es el principal órgano sexual. ¡Donde estén un buen par de cerebros...! Lo cierto es que los frutos del mar se llevan mucho en los nombres de los clubs. Otro ejemplo es el Calipso, que está en Mataró. Es un nombre cultísimo, comparado con Il Caffè di Giuseppe. En la mitología griega, Calipso era una ninfa del mar hija de un titán al que llamaremos Bustillo. Vivía sola en una isla y cuando Odiseo naufragó allí, se enamoró de él y lo hizo prisionero. 'Aunque', puntualizó la telefonista del Calipso, 'igual nos llamamos así por el baile'. El club Lemnos, de Barcelona, es el mismo caso. En la enciclopedia Encarta, se lee: 'Elementos que contienen Lemnos: Argonautas, Egeo islas del, Filoctetes, Grecia, Grecia arte y arquitectura, Laberinto'. Si buscas Caffè di Pierolino no te sale nada. En Barcelona, en el pasaje de Valeri i Serra (de gran tradición), hay el establecimiento B.B.B. No podemos aprobar la solución de las tres bes igual que no aprobamos el nombre de los prestigiosos cursos de guitarra CCC. B.B.B. son, desde siempre, las iniciales del poco literario eslogan 'Bueno, bonito, barato', pero este club responde en cambio a las iniciales de 'Bello, bonito, bueno'. De estos tres sustantivos se deduce una sola cosa: que el local B.B.B. es caro. Como conclusión les diremos que el club con el nombre más innovador de Barcelona, es el PK2 (¿pillan?), el nombre más repetido en carretera es Barón Rojo y el más poético de Barcelona El Orfeón Negro. Sólo nos queda desear, después de esto, que con la llegada de las mafias, a nadie se le ocurra hacer franquicias del alterne. Con Il Caffè di Manoletto tenemos bastante. Imaginen, vecinos de la calle de Bailén, lo que sería ir por la calle y encontrarse con Il Lupanare di Rebecca o Il Cazzo di Riccardo. Tendrían esa misma decoración rústica y el mismo suelo de madera. La misma estresante ausencia de puertas. Y por supuesto la misma desgana laboral de los trabajadores de Il Caffè di Amedeo (desgana seguramente propiciada por la misma inseguridad laboral). Lo más horrible es que ni siquiera tendrían que comprar pizarras para los precios. Un (falso) capuccino en Il Cafè de Marianno vale exactamente lo mismo que un servicio en El Club Vega, ese que está en la carretera de Ribes, al lado del Teatre Nacional de Catalunya y que ostenta el símbolo de los establecimientos adaptados para sillas de ruedas. Lo que no quita que el nombre de club que más nos gusta esté en Murcia y se llame Camionero, aquí te espero.

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