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Pequeños 'juguetes' hechos con materiales pobres

El Museo de Arte Contemporáneo de Segovia presentará en los próximos días, por primera vez y en un espacio separado de la sala permanente -que exhibe la obra pictórica-, un conjunto de 80 pequeñas esculturas realizadas por Esteban Vicente, consideradas como la trasposición de sus collages a las tres dimensiones. El artista no había dado ninguna importancia a estas piezas hasta que decidió ponerles fecha a raíz de la inauguración del edificio que lleva su nombre, el 27 de abril de 1998, y donde actualmente reposan sus cenizas.

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Esteban Vicente denominó a estas obras con el título genérico de Toys o Divertimentos, porque las realizaba como entretenimiento, con materiales muy pobres o frágiles -desde cajas de puros a cartón-, coincidiendo en el espíritu de ciertos juegos que hicieron otros españoles de vanguardia del siglo XX, como Torres García o Ferrant.

No obstante, los responsables del museo consideran que, desde el punto de vista plástico, son de un valor extraordinario, al tratarse de composiciones espaciales con mucho movimiento y ritmo. Al ser, además, una trasposición de sus collages, muestran algunos puntos en común con éstos, como es el caso de los juegos de atrevidas mezclas de colores. En general, se trata de obras abstractas, aunque en muy pocos casos haya alguna pequeña evocación figurativa a un pájaro o una cabeza. Sus alturas oscilan entre un máximo de 53,5 centímetros y un mínimo de 10 centímetros, con materiales muy concretos: madera, plástico, cartón pluma y yeso, siempre pintados.

Denominada Juegos en el espacio, la exposición se prolongará desde el 29 de enero al 5 de mayo, con la intención de convertirse en una sorpresa para los espectadores por la calidad y el interés de las obras expuestas.

Según la directora del museo, Ana Martínez de Aguilar, es sorprendente que, siendo pintor, Esteban Vicente tuviera una producción escultórica tan extensa, siempre en diálogo con las manifestaciones más importantes de la escultura del siglo XX, desde el constructivismo al cubismo, y con preocupaciones por el movimiento o el vacío.

A la vez, en opinión de Martínez de Aguilar, las esculturas 'están realizadas de una manera tan natural, como él mismo, como si fuera una continuación de su espíritu, con delicadeza, exquisitez y refinamiento, como su manera de pensar, e incluso hasta con ciertos toques de humor'.

El grupo más numeroso de pequeñas esculturas que integran la exposición -donde se recoge en torno al 80% de la producción total de estas formas- procede del legado de Esteban Vicente, propiedad de su viuda, Harriet Godfrey.

Las restantes obras pertenecen a colecciones particulares españolas y norteamericanas, como la Fundación ICO y la de la galerista Elvira González, a las que hay que añadir las 16 que son propiedad del museo, que formaron parte de la donación de 148 obras que realizó el artista.

Esta muestra quiere profundizar también en la promoción de la obra de Esteban Vicente, quien en un principio tenía previsto haberse dedicado a la escultura, para lo que se matriculó en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, en 1921, donde permanece tres años, aunque descubrió muy pronto la inmediatez de la pintura, a la que se terminó entregando.

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