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Bush aprueba la ley que permite despedir a los profesores de los colegios con fracaso escolar

El Gobierno medirá la calidad educativa con exámenes anuales de matemáticas y lectura

El presidente estadounidense, George Bush, ha aprobado la más amplia reforma en 35 años de la enseñanza primaria y secundaria. La norma permite el despido de la plantilla docente en los centros con alto y reiterado nivel de fracaso escolar. Washington, que cuenta en esta ley con el apoyo de los demócratas, ejercerá el control de los niveles de calidad en los colegios públicos mediante el presupuesto, premiando económicamente a los que mejoren y sancionando a los que incumplan los objetivos. El Gobierno medirá la calidad educativa con exámenes anuales de matemáticas y lectura.

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'La educación es una prioridad nacional y una responsabilidad local', dijo ayer el presidente George Bush durante el acto de presentación de la Reforma de la Educación con los gobernadores de los Estados. El presidente alabó a los profesores, afirmando que el país 'cuenta con su energía y creatividad', pero también hizo hincapié en que tendrán que 'rendir cuentas de su labor' porque de ellos depende 'que ningún niño de EE UU se quede atrás'.

La reforma educativa es la principal victoria de Bush en el frente nacional y la ha logrado con el apoyo de los demócratas, y muy especialmente del senador Edward Kennedy.

La pieza clave de que se derivan todas las reformas es la implantación, por primera vez, de exámenes anuales de matemáticas y lectura en los grados tercero a octavo (alumnos de 7 a 12 años). De esa forma medirán el progreso de los estudiantes, la capacitación docente y la calidad del centro escolar.

Los maestros que no den la talla estarán sujetos a disciplina laboral, incluyendo el despido, aunque antes de llegar a ese punto se les dan varias oportunidades. Los padres recibirán informes periódicos con los cuales podrán sacar a sus hijos de ese centro y trasladarlos a otro o solicitar un subsidio para pagar a un tutor.

Malestar del profesorado

En última instancia, cada colegio será responsable de su futuro. Si en dos años consecutivos no mejoran los resultados, recibirán más fondos, pero si vuelven a fracasar, al cabo de cuatro años las autoridades educativas del Estado pueden imponer la renovación parcial o total de la plantilla. Eso ha suscitado preocupación en las asociaciones de profesores, que consideran injusto utilizar los exámenes anuales como el único rasero para determinar su cualificación profesional.

A diferencia de la estructura actual, en que los fondos federales son asignados para algo concreto (como adquisición de innovaciones tecnológicas o ampliación de las instalaciones), la ley sancionada por Bush el pasado lunes concede total flexibilidad para el gasto de los fondos. Pueden, por ejemplo, destinarlos a cursos de reciclaje profesional o incluso a incentivar salarialmente a ciertos profesores.

Actualmente hay 3.000 colegios con un nivel docente muy inferior al requerido en la nueva ley, y otros 6.700 adicionales que caen en la categoría de suspenso. Los alumnos de esos centros pueden solicitar ser transferidos a otros colegios o pedir ayuda para contratar a un tutor privado.

Las estadísticas reflejan también el fallo de los anteriores intentos de reformar el sistema educativo: casi el 70% de los estudiantes de cuarto grado en zonas urbanas no alcanzan el nivel básico de lectura, y los alumnos de último año de secundaria (de 12 años) marchan por detrás de los de Chipre y Suráfrica en los exámenes internacionales de matemáticas.

El presupuesto aprobado esta semana destina 26.500 millones de dólares para este año escolar, que significan un aumento de 8.000 millones de dólares con respecto al año anterior. Adicionalmente otorga 1.000 millones de dólares exclusivamente a clases de lectura de los 48.000 alumnos en los colegios públicos de EE UU.

Los colegios tienen un plazo de 12 años para elevar la enseñanza de matemáticas y lectura. Asímismo están obligados a equiparar el nivel entre estudiantes pobres y ricos, negros y blancos.

Ted Kennedy presenta a George Bush al auditorio de la Boston Latin School, la más antigua de EE UU.
Ted Kennedy presenta a George Bush al auditorio de la Boston Latin School, la más antigua de EE UU.AP

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