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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Oficinas del Inem

Más bien podría titularse esta carta 'la triste realidad de las oficinas del Inem en España', aunque en este caso me voy a centrar en lo que acontece en el municipio madrileño de Móstoles. La situación en esa oficina ha llegado a tal extremo que la desinformación, los malos modos y el desdén reinan por encima de las terribles largas filas que diariamente se forman gracias a la ineptitud y mala gestión que allí se realiza. ¿Por qué?

Está muy claro. Se ha creado una dinámica en torno a los trabajadores de dicho centro según la cual han conseguido imponer un sistema rotativo de descanso que facilita que una sola persona, a lo sumo dos, se encarguen de atender una única fila que aglutina información, tramitaciones y prestaciones, cuando resultaría más cómodo para el público que se dividiese esa fila según la gestión a realizar. Trabajadores no faltan para ello.

A la hora de informarse es para echarse las manos a la cabeza, ya que lo único que puedes sacar en conclusión es que vas a tener que volver tres o cuatro veces más para solucionar todo lo que a los funcionarios se les ha olvidado comentarte. Eso sí, todo con unos plazos de por medio que, de no cumplirlos, el perjudicado vas a ser tú, obviamente. Luego se escudan en errores informáticos para justificar la incapacidad. De la información telefónica no merece la pena ni hablar, ya que rápidamente te envían a la oficina con el mismo conocimiento que tenías.

En cuanto al trato, eso es capítulo aparte. Sólo hay que tirarse una mañana en dicha oficina (sí, una mañana es lo mínimo) para poder ver episodios en los cuales se emplean a voces e incluso tomando por tontas a las personas que previamente han soportado un par de horas de ineptitud y mala gestión en una interminable fila.

Por último está el sello para la demanda de empleo, el cual te dan en un minúsculo papel en el que figuran unas fechas aleatorias, por la cual puede aparecer un 31 de diciembre, previa consulta, afirmando que estaba abierta, y encontrarte un cartel de cierre en la puerta de la oficina. Eso sí, no olvides acudir la fecha señalada si no quieres buscarte la ruina.

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