Adiós al estrés académico
La Universidad Pública de Navarra ofrece una consulta para combatir la ansiedad ante los exámenes
¿Sabía usted que se puede dormir aprendiendo? ¿Y que el abrazo de un ser querido antes de una prueba de evaluación puede contribuir a mejorar el rendimiento académico? ¿O que además de dormir y alimentarse bien es conveniente saber usar el hemisferio derecho del cerebro para crear mapas mentales de las asignaturas? Recetas tan sorprendentes y aparentemente sencillas como éstas, pero de probada eficacia, forman parte de las técnicas de la consulta programada sobre la ansiedad ante los exámenes, un servicio de la Unidad de Asistencia Sanitaria de la Universidad pública de Navarra (UPNA) que este año se ha puesto en marcha por tercer curso consecutivo.
Unos pequeños locales en la planta baja del aulario central del campus albergan la Unidad de Asistencia Sanitaria. En ella trabajan un médico, una enfermera y el psicólogo Iosu Cabodevilla. Hace tres años, Cabodevilla comenzó a atender una creciente demanda: la ansiedad ante los exámenes. Lo que nació como una atención puntual se ha consolidado como un servicio permanente a lo largo de todo el curso. El psicólogo, que atiende la consulta en virtud del contrato entre la Universidad y la Mutua Navarra, recibe a los alumnos dos días por semana.
'Cada año realizamos unos talleres generales de cuatro horas de duración en los que analizamos cómo enfrentarse al reto de los exámenes', explica Cabodevilla. Cierto grado de ansiedad es bueno porque incentiva los recursos humanos. Pero en un grado elevado, bloquea el sistema e impide en rendimiento.
El psicólogo inicia siempre los talleres, a los que este año han acudido nueve alumnos, con el cuento de un forzudo leñador al que un hacendado le promete las mayores riquezas si logra cortar veinte árboles diarios durante un año. Para ello le entrega un hacha y una piedra. El leñador se las promete felices porque supera con creces el número de talas, pero conforme pasa el tiempo sus fuerzas flaquean y al final del año es incapaz de cortar un solo árbol al día. Él no comprende por qué, pero cuando devuelve los instrumentos, el propietario del monte observa que el hacha tiene el filo romo y comprueba que el leñador nunca la afiló.
'Lo que quiero explicar', subraya Cabodevilla, 'es que hay que aprender a cuidarse además de estudiar. No hay secretos inconfesables. Se trata de llevar una buena alimentación, dormir lo suficiente, hacer el ejercicio físico que nos proporciona la endorfina como mórfico natural de relajación, mantener una relación lo más fluida posible con los profesores, conocer qué valoran más, acudir a clase pero también divertirse lo necesario. En definitiva, situarse física y anímica en buen estado'.
No obstante, Cabodevilla enseña recetas más concretas para incrementar la capacidad de aprendizaje. Así, explica que está comprobado que las enseñanzas recibidas aumentan incluso en las horas posteriores en el interior de nuestros cerebros, cuando establecemos nuestras propias relaciones mentales de los contenidos, pero después, si no las repasamos a tiempo, caen en picado. Por ello, la unidad antiansiedad recomienda un proceso de repaso en seis etapas: a las 24 horas, a la semana, al mes, hacerse un examen previo, prepararse para la prueba definitiva y superar la evaluación.
Pero hay otras técnicas. 'El hemisferio derecho es nuestro lado más intuitivo, más abstracto y conviene aprender a usarlo con el objetivo de trazar en él mapas mentales y colorearlos', indica Cabodevilla. 'Incluso se puede dormir aprendiendo, yéndonos a la cama en un estado de relajación que permita a nuestro inconsciente ir recreando y grabando esos mapas'.
El servicio universitario de psicología atendió el pasado año a 148 personas, de ellas 118 fueron alumnos, 9 eran profesores y el resto, personal de administración y servicios. Sólo un reducido número acudió a la consulta para pedir ayuda específica contra la ansiedad, pero Cabodevilla resalta que detrás de una sintomatología de ansiedad ante el examen o bajo rendimiento en los estudios se descubre una variada casuística de carencias afectivas, conflictos familiares o problemas de relación personal y social.
Cuerpo y mente
'En muchos casos la universidad no es el origen del problema', matiza Cabodevilla. 'Les recuerdo que cuerpo y mente no se pueden separar. Incluso sentirse querido es importante porque acrecienta nuestra confianza. Eso de que alguien te dé un abrazo antes de ir a un examen, que te besen al salir de casa y te deseen suerte tiene su influencia positiva'.
Normalmente, los alumnos siguen una consulta semanal de1 unos 45 minutos de duración durante tres a cuatro meses para superar su ansiedad. Por regla general, los resultados son muy positivos.
El psicólogo ha desarrollado una particular concepción crítica sobre el exclusivo valor que se da a los exámenes y la necesidad de primar más la evaluación continua y otros criterios de aprendizaje. Además, ha constatado la visión tremendamente pragmática del joven alumnado. 'Me llegan a preguntar cuántos créditos conseguirán, y eso que vienen voluntariamente.'
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