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L'Alfàs del Pi rechaza el proyecto de ampliación del puerto de Altea

Las instalaciones destruirán la playa de L'Albir, según los vecinos

La ampliación de las instalaciones del puerto deportivo de Altea y el Club Náutico lleva camino de enfrentar a dos municipios contiguos: Altea y L'Alfàs del Pi, que históricamente se han caracterizado por sus buenas relaciones. El proyecto contará con una inversión de unos diez mil millones de pesetas, pero ha suscitado el recelo de los políticos vecinos y sus ciudadanos, que han llegado a constituir una plataforma que reivindica su retirada, por el negativo impacto ambiental sobre la playa de L'Albir.

El proyecto prevé extender el espigón actual en 300 metros más para posibilitar así las creación de nuevas infraestructuras náutico -deportivas y una amplia zona comercial y de ocio-. Todo ello articulado en torno a viales nuevos de doble dirección, la prolongación del paseo marítimo y la creación de mil plazas de aparcamiento, quinientas de ellas subterráneas. La financiación de esta obra correrá a cargo de la recién creada Empresa Pública de Desarrollo Municipal, cuya intervención fue defendida por el alcalde alteano, el popular Miguel Ortiz, al cumplirse sus dos objetivos básicos: la autofinanciación del proyecto y el nulo impacto medioambiental de dicha actuación.

Pero es este último aspecto el que ha levantado la polémica. Desde L'Alfàs, con su alcalde a la cabeza, el independiente Antonio Fuster, han comenzado las movilizaciones contra el proyecto por entender que 'motivará un cambio en las corrientes marinas de la zona y existe peligro de que esa situación desemboque en la desaparición de la playa de L'Albir. La primera medida adoptada desde el consistorio alfacino fue aprobar por unanimidad en sesión plenaria oponerse al proyecto 'hasta que se realice un estudio de impacto medioambiental y que se tomen las medidas necesarias para regenerar lo que se ha perdido'.

Secretismo

La plataforma constituida para la salvación de la playa de L'Albir ya ha iniciado las protestas. Su portavoz, Miguel Iborra, mostró su temor ante la posibilidad 'de quedarnos sin los 800 metros de playa que tenemos' y acusó a los políticos populares alteanos de 'no informar lo suficiente a sus ciudadanos'. Pilar Castillo, miembro de la plataforma y perteneciente al partido independiente del alcalde de L'Alfàs, indicó que el principal problema con el que se encuentran es el secretismo. 'Desde el Ayuntamiento de Altea se niegan a darnos cualquier información sobre el proyecto' explicó.

Mientras tanto, desde el Ayuntamiento alteano se ha calificado de 'precipitadas' todas las declaraciones que se están realizando con respecto a este asunto. Su alcalde se ha cansado de repetir las excelencias del proyecto y los beneficios que aportará a toda la zona, negando además que el impacto ambiental sea negativo. El consistorio de Altea ha encargado ya un estudio de impacto ambiental cuyas conclusiones serán mostradas a sus homónimos de L'Alfàs. Éstos también han anunciado que encargarán otro estudio a una empresa diferente para comparar los resultados. Ni siquiera las conversaciones entre los dos alcaldes han acercado posturas.

Mientras, a dos grupos políticos les ha cogido a contrapié esta situación. El PSOE de Altea ha condicionado su apoyo a que el proyecto cuente con el apoyo unánime de todos los sectores implicados. O lo que es lo mismo; no dicen que no para no enfrentarse a sus ciudadanos y votantes, pero tampoco dan un sí incondicional. Por su parte, el PP de L'Alfàs se ve en la tesitura de no apoyar de momento la ampliación del puerto alteano para no tener en contra a una gran parte de la población, pero tampoco lo pueden criticar por tratarse de una actuación emprendida desde su propio partido. Para salir del atolladero, han acusado a Antonio Fuster de 'querer hacer campaña electoral con este asunto', según su portavoz municipal, Juan Davó.

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