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Reportaje:Raíces

Tributo al árbol sagrado

Una antología recoge homenajes literarios al olivo como símbolo de cultura mediterránea

La historia de la humanidad está regada con aceite. Así se constata en los escritos más antiguos y en lo que el hombre ha arrancado de la huellas del pasado. La primera referencia que ofrece pistas sobre los orígenes del olivo se remonta, científicamente, a 35.000 años a. de C., en el Paleolítico, a través de los vestigios de hojas fósiles. Los egipcios ya hacían uso de las bondades del 'oro líquido' en la Dinastía XVIII (1580-1320 a.C.), a tenor del descubrimiento de un ramo de olivo en la tumba de Tutankhamon. En Creta, en el palacio de Cnossos, se encontraron enormes ánforas destinadas al transporte y almacenamiento del aceite. Y entre las referencias literarias existentes, baste citar que con aceite ungió Euriclea el cuerpo de Ulises, tal y como narra Homero. En época romana Plinio el Viejo documenta ya las características geográficas de Hispania y de la Bética: 'Pobre en parte, pero allí donde es fértil da en abundancia cereales, aceite y vino', asegura el escritor latino. La omnipresencia del olivo en la cultura árabe nutre igualmente escritos que hacen alusión al árbol simbólico.

Son sólo algunas de las pinceladas con las que el escritor José Antonio Santano (Baena, Córdoba, 1957) salpica la presentación de su antología literaria al olivo Árbol de bendición, editado por el Instituto de Estudios Almerienses y el Ayuntamiento de Baena. Un nutrido grupo de prosistas y poetas conforman esta antología. El proyecto, macerado por Santano desde 1993, ha contado con un proceso de recopilación de textos dilatado y mimado cuyas firmas dan lustre a una cuidada edición de sólo 750 ejemplares. José Hierro, Ramírez Lozano, Carlos Clementson, Pilar Marcos, José A. Muñoz Rojas, Leopoldo de Luis, José A. Ramírez Lozano, Rafael Soto Vergés y Soledad Zurera, entre otros, conforman parte del ramillete de 55 poetas que rinden su tributo a golpe de verso. 'No todos los poemas son inéditos ni están escritos expresamente para Árbol de bendición, aunque muchos sí lo hicieron. Pero hay piezas emblemáticas como la de Diego Granados, cuya Oda al aceite está incompleta por lo extensa. Lo bonito y lo diferencial es que todos los escritores son coetáneos y, salvo Gabriel Baldrich, todos viven', explica el coordinador de la antología.

Entre los prosistas no faltan los fragmentos de quien, para Santano, 'escribió todo lo que yo podía haber escrito alguna vez en torno al olivo': Antonio Muñoz Molina. Algunos retazos de El jinete polaco (1991), premio Planeta y Nacional de Literatura, dan cuenta de lo que el coordinador de la antología describe para sí y justifica ante los lectores de Árbol de bendición: 'Decidí hacer este libro porque mi relación con este mágico árbol se produce desde la infancia. Los recuerdos de mi niñez están siempre unidos al olivo: el sonido de los cascos de la mulas cargadas con sacos de aceituna, el olor del alpechín, las meriendas de pan con aceite o el aroma de las aceitunas prensadas'.

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