Nace la versión en español del islam
El grupo progresista del converso Mansur Escudero presenta su traducción del Corán al castellano
Desde la localidad cordobesa de Almodóvar del Río, Mansur Escudero lidera un combate casi quijotesco a favor de la construcción en España de un islam dirigido por españoles, que hable lenguas españolas y se sienta como pez en el agua en una sociedad de democracia, derechos humanos e igualdad de la mujer. Ahora, Junta Islámica, el colectivo que él dirige, saca a la calle su traducción al castellano del Corán. El significado del Corán, de Mohammad Assad, 'hace una interpretación desde aquí y ahora' de este texto sagrado, dice Escudero.
De 53 años de edad y psiquiatra de profesión, Escudero es uno de los primeros muladíes o españoles que, procedentes de la izquierda, como era su caso, o del hippismo, se convirtieron al islam místico o sufí a finales de los setenta. Pero él y otros se separaron del grupo inicial, que, con el nombre de los morabitún y siempre bajo la dirección del escocés Ian Dallas, el llamado jeque Abdelkader as Sufi al Murabit, continúa instalado en el Albaicín granadino. Escudero siguió otra vía y ahora es una de esas voces tan sensatas como desatendidas que se alzan en España para pedir a los poderes públicos que apuesten por 'un islam propio, razonable, librepensador y andalusí', y abandonen una política de pasividad que está llevando a que 'Arabia Saudí financie las mezquitas españoles y pague sus imames, exportando así su oscurantista islam wahabí'.
Como el islam considera que el Corán es directamente la palabra de Alá, su única versión genuina es la original en árabe; el resto son interpretaciones. La publicada ahora por el grupo de Escudero, que también anima en Internet WebIslam.com, es fruto de una doble traducción: la efectuada al inglés por Muhammad Assad, un arabista y musulmán austriaco fallecido hace ocho años y enterrado en Granada, y su versión en castellano, obra de Abdusarrak Pérez.
'El mundo árabe y musulmán', dice Escudero, 'ha abandonado, lamentablemente, ese trabajo de reflexión, de discernimiento que se llama ichtihad, y por eso florecen las interpretaciones medievalistas del wahabismo saudí y sus parientes los talibanes'. Frente a ellas, esta traducción del Corán, con 5.000 notas y comentarios, parte del principio de que el Corán 'es un libro para pensar, no para ser aplicado literalmente; un libro que debe seguirse teniendo en cuenta las cambiantes circunstancias históricas'. Ésta es la minoritaria visión reformista del islam, que, en una reciente entrevista publicada en EL PAÍS, sostenía también Tarik Ramadán, un profesor egipcio residente en Suiza.
Existen varias traducciones al castellano del Corán. A Escudero no le gusta demasiado la más conocida, de Juan Vernet, que 'cristianiza demasiado' este texto sagrado. Él prefiere, por 'más matizada', la edición bilingüe de Julio Cortés, pero sobre todo la de Muhammad Assad y Abdusarrak Pérez. Sus muchas notas, según Escudero, resuelven las dudas a partir de la doble idea de que 'Alá no puede proponer nada que ofenda a la razón' y de que 'el profeta Mahoma, con su vida, dio un ejemplo de tolerancia y democracia'.
Hace poco, Escudero, uno de los dos secretarios de la Comisión Islámica de España, el máximo organismo de representación ante el Estado de la comunidad musulmana, conversó con José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE. Le expuso el sentimiento de discriminación respecto a la Iglesia católica que existe entre los musulmanes de España, más de medio millón entre conversos, estudiantes y profesionales árabes e inmigrantes magrebíes. Zapatero le dijo que el PSOE volverá a presentar una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado para que las otras religiones arraigadas en España -islam, judaísmo y protestantismo- también reciban una dotación de acuerdo con el número de sus seguidores.
En 1992 el Gobierno de Felipe González firmó un acuerdo histórico con la Comisión Islámica de España, pero éste no ha sido desarrollado. Escudero denuncia que la construcción de mezquitas, el pago de los imames y la enseñanza del islam a niños musulmanes en las escuelas públicas han sido dejados en manos de Arabia Saudí. 'Y así', señala, 'aparecen personajes como el imam de Fuengirola, un egipcio pagado por Riad que nos escandalizó a todos publicando libros sobre cómo golpear a las esposas sin dejarles marcas'.
Al pedir la ayuda pública para el tipo de islam español que defienden él y otros conversos como Jadicha Candela, Escudero cree que lo hace 'en nombre de un principio básico de justicia y equidad con todas las religiones'. Y también en aras del interés de la democracia española. 'Nosotros', dice, 'estamos intentando llevar el islam a la modernidad, y creo que ése es un empeño que debería ser estimulado desde el Gobierno, en vez de dejarle todo el campo libre a países extranjeros'.
Escudero hace una grave denuncia. A falta de voluntad política y de fondos para desarrollar un islam reformista español, 'en las mezquitas de Madrid, Málaga o Barcelona, unos imames fundamentalistas que no hablan ni castellano, ni catalán, ni ninguna otra lengua de aquí están adoctrinando a decenas de miles de inmigrantes pacíficos y moderados'.
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