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La Unió pide que Cañete denuncie a EE UU y 'se deje de palabrería'

Intercitrus revela que ha crecido la venta de mandarinas americanas

Las organizaciones agrarias valencianas Asaja y La Unió exigen al Gobierno español y al ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que 'se deje de palabrería' y que denuncie ya ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) la actuación de Estados Unidos por vetar unilateralmente las exportaciones de clementinas españolas, lo que, según señalaron ayer en un comunicado, ha supuesto 'una transgresión clara de una serie de artículos de los acuerdos de comercio internacional'.

En un comunicado conjunto suscrito por Unió-COAG, AVA, Fepac y Jóvenes Agricultores de Alicante, las organizaciones profesionales agrarias valencianas alegan que 'ya se ha perdido un mes de tiempo para la presentación de una denuncia oficial entre tanta supuesta negociación diplomática y declaraciones desafortunadas e ilógicas por parte de nuestro ministro de Agricultura'. 'Ahora ya no hay lugar para las medias tintas', afirman, 'puesto que la campaña de clementinas a Estados Unidos ya se da por perdida'. Por ello, las organizaciones agrarias instan al Gobierno central a que defienda 'como corresponde' los intereses del sector citrícola español, iniciando las acciones legales oportunas ante la OMC, 'hecho que demostrará, aunque tarde, que la justicia está por encima de los intereses económicos'.

En caso contrario, reclaman a la Unión Europea que presente formalmente la denuncia 'en defensa de uno de sus Estados miembros, puesto que existe base legal para hacerlo ante la OMC y para pedir explicaciones en virtud de los acuerdos del GATT'. 'Aunque sea la mayor potencia mundial, Estados Unidos debe tener en cuenta que las leyes del libre mercado están hechas y firmadas para todos por igual, con los mismos derechos y obligaciones, y no dependiendo de las conveniencias, intereses ni presiones internas de cada país', aclaran las organizaciones agrarias valencianas.

Por su parte, la interprofesional citrícola Intercitrus hizo público ayer otro comunicado en el que recoge una noticia de la cadena de televisión norteamericana NBC en la que, afirman, 'se exponen, de manera muy notable, los efectos de la prohibición de la importación de clementinas españolas en las ventas de cítricos americanos en aquel mercado'. Según la noticia que la citada cadena de televisión dio el pasado 21 de diciembre y que ayer difundió Intercitrus, la demanda de mandarinas californianas era ese día 'el doble de lo que era antes de que apartaran las clementinas españolas del mercado'.

Para Intercitrus, esta nota 'confirma' sus 'temores' de finales de noviembre, cuando se inició la crisis acerca de los motivos de la misma: 'La eliminación total de nuestros productos en la importante y definitiva campaña de Navidad, y la presencia casi monopolística de los cítricos americanos en el país abanderado de las libertades, y modelo de economía de mercado y de libre competencia'. Según la interprofesional, la situación, además de lo 'dramática' que resulta para las empresas y productos valencianos, es 'paradójica y esperpéntica'. 'El que se tenga que recurrir a métodos tan burdos y reprobables, y además sin ninguna base científica, con el fin de eliminar la competencia de una país amigo, por lo menos así nos denominan y nos gusta que nos denominen, y miembro de la UE'.

Un año para olvidar

'Un año para olvidar por parte de los agricultores y ganaderos de la Comunidad Valenciana'. Es el balance que la Unió de Llauradors i Ramaders del País Valencià-COAG hace del año 2001, ya que pocos sectores 'se han librado' de crisis sanitarias o de precios, en otros casos, se ha penalizado a los productores de forma 'totalmente injusta' y 'no se han puesto en marcha las anheladas medidas de modernización del sector para superar los problemas estructurales'. El secretario general de la Unió, Joan Brusca, cita en este contexto la crisis de las vacas locas, la peste porcina, la 'escasa rentabilidad' del cultivo de hortalizas; el cierre de fronteras a las clementinas españolas en EE UU, las penalizaciones de la UE en los sectores del arroz y del aceite; los bajos precios de la campaña vitivinícola y la incertidumbre sobre las ayudas a los frutos secos.

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