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El PSN convierte el debate presupuestario en la rampa para lanzar una 'alternativa de gobierno' en 2003

El Parlamento navarro devuelve el proyecto a Sanz y le obliga a la prórroga de las partidas

El Gobierno navarro cosechó ayer su mayor fracaso político de esta legislatura. La oposición, con el PSN-PSOE al frente, devolvió al Ejecutivo de Miguel Sanz el proyecto de presupuestos para 2002 y puso de manifiesto la debilidad del equipo de UPN, obligado a prorrogar a partir del próximo 1 de enero las cuentas que pactó con los socialistas para el presente ejercicio. 'Nos empujan ustedes a configurar una alternativa de gobierno para que, además de propiciar un giro social a las cuentas públicas, el Ejecutivo en sí mismo no sea un problema para esta comunidad', manifestó en el transcurso del debate parlamentario Juan José Lizarbe, el secretario general de los socialistas navarros.

Los socialistas interpretan la prórroga presupuestaria como el primer eslabón de la carrera electoral hacia la configuración de una mayoría alternativa a UPN en los comicios autonómicos de 2003. Ambos bloques (UPN y su socio presupuestario y CDN, por un lado, y toda la oposición por el otro) empataron sistemáticamente a 25 votos en las decenas de votaciones consecutivas registradas a lo largo de cuatro horas de debate en la Cámara, que dejaron vacío de contenido el dictamen presupuestario.

Los restantes partidos de la oposición, incluida Batasuna, conminaron al PSN a que no desarrolle una estrategia de simple 'alternancia' con el objetivo final de desplazar a la CDN como interlocutor del Gabinete de Sanz el próximo año, sino que encabece una verdadera alternativa progresista de gobierno en las elecciones de 2003.

La devolución de las cuentas fue muy mal acogida por regionalistas y convergentes. Tanto el líder de CDN, Juan Cruz Alli, como Miguel Sanz coincidieron en endosar a la Ejecutiva Federal del PSOE la responsabilidad última de la oposición socialista al proyecto.

El papel de Batasuna

Para Alberto Catalán, secretario general y portavoz parlamentario de UPN, la derrota de su partido no ha sido sino 'un fracaso democrático' ante la 'estrategia liderada por el PSN en coalición con los fascistas de Batasuna'. La coincidencia de voto de toda la oposición, incluidos los siete parlamentarios independentistas, generó gran controversia. Alli felicitó a Batasuna 'por haber conseguido que los socialistas les conviertan en juez y árbitro de la política navarra' y añadió que la política del 'todo vale' al buscar votos elimina cualquier legitimidad a futuros debates sobre 'buenos y malos'.

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Catalán matizó que 'aquí, 25 votos no son igual a 25, porque en su bloque [en referencia a la oposición] no todos son demócratas', por lo que, concluyó, 'no hay alternativa democrática posible a UPN'.

Para los socialistas, argumentos 'tan miserables y ridículos' no son sino 'excusas ante la incapacidad de diálogo y consenso' de la que ha hecho gala el partido en el Ejecutivo. Lizarbe detalló los motivos económicos de su oposición a un 'pésimo proyecto' presupuestario que también deploraron sindicatos, consumidores, municipios y movimientos sociales y reiteró que difícilmente el PSN podía pactar unas cuentas 'carentes de contenido'.

El pleno vivió momentos de tensión cuando el presidente de la Cámara, el socialista José Luis Castejón, apercibió al portavoz de Batasuna, Pernando Barrena, que subió al estrado portando una sudadera con una inscripción de apoyo a los presos de ETA. La negativa de los parlamentarios radicales, que vestían de forma similar, podía haber provocado su expulsión, lo que hubiese dado mayoría en las votaciones a UPN. Barrena optó por cubrir su sudadera con otra prenda para garantizar su permanencia en la sala de plenos.

La oposición replicó al Gobierno achacándole la responsabilidad de la prórroga, mientras el PSN anunciaba que no aspira a recuperar el papel de 'interlocutor prioritario' del Ejecutivo, y menos en solitario, en palabras de Lizarbe.

Los partidos consideran que UPN ha buscado la prórroga conocedor de que el presupuesto consolidado de 2001 (409.000 millones de pesetas), más los 5.000 millones pactados en convenio para el aumento salarial de los funcionarios, le permitirán mantener un nivel de gasto similar al previsto en el fracasado proyecto, que sumaba 414.000 millones.

Sin ocultar su malestar y rompiendo el absoluto mutismo que mantuvo en el debate, en el que no intervino, Sanz respondió a los periodistas al final de la sesión calificando la prórroga presupuestaria -no piensa llevar a la Cámara un proyecto nuevo- como 'a peor solución' y reiteró que el 'bloqueo al progreso socioeconómico de Navarra' estaba decidido de antemano. 'Les daba igual lo que ofertáramos', agregó.

El presidente foral criticó con dureza la tolerancia de José Luis Castejón hacia el atuendo que lucieron los parlamentarios de Batasuna y acabó personalizando sus críticas en la figura del secretario general socialista: 'Lizarbe es un problema para su partido y para Navarra'.

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