El tesoro de la Unesco
Andalucía podría duplicar la red de reservas de la biosfera en su 25 aniversario
Andalucía es la comunidad autónoma que mayor superficie aporta a la red española de reservas de la biosfera. Siete espacios naturales de la región, que suman más de 650.000 hectáreas, están ya amparados por esta figura que otorga la Unesco. El comité que vela por la conservación de este patrimonio estudia ahora la incorporación de nuevos enclaves, con los que podría duplicarse la contribución territorial andaluza a este catálogo de ecosistemas sobresalientes. La propuesta coincide con el 25 aniversario de la red, que se inició en 1977 con la declaración de la Sierra de Grazalema.
Las reservas de la biosfera constituyen la única red mundial de espacios naturales de alto valor ecológico. Cuando en 1971 el Programa Hombre y Biosfera (MAB) de la Unesco creó esta figura pretendía reunir un completo muestrario de los ecosistemas más representativos del planeta, de manera que pudieran estudiarse las interacciones entre el hombre y el medio ambiente en todas las situaciones bioclimáticas y geográficas posibles.
Las primeras reservas se aprobaron en 1976 y desde entonces su número se ha incrementado de forma espectacular. Hoy son 391 en 94 países, y abarcan todos los escenarios naturales imaginables: desde las zonas polares a las tropicales, de las áreas insulares y costeras a las de alta montaña, y desde regiones escasamente pobladas hasta territorios con una elevada densidad de población.
España contribuye a la red con 20 reservas, de las que siete están localizadas en Andalucía. Esta es la comunidad autónoma que más superficie aporta a este catálogo de espacios que gozan de reconocimiento internacional, y fue, asimismo, la primera, junto con Aragón, en incorporarse a esta iniciativa de la Unesco. Las primeras reservas españolas fueron las de la Sierra de Grazalema (Cádiz-Málaga) y la de Ordesa-Viñamala (Huesca), declaradas en 1977.
En 1980 se incorporó Doñana (Sevilla-Huelva), y tres años después se sumaron las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) y las Marismas del Odiel (Huelva). Sierra Nevada (Granada-Almería) obtuvo esta distinción en 1986, la Sierra de las Nieves (Málaga) en 1995 y Cabo de Gata (Almería) en 1997. En total, una red que suma 665.679 hectáreas.
Triple función
En teoría, las reservas de la biosfera deben ajustarse a una triple función, por un lado científica, permitiendo el estudio de la estructura y función de los diferentes ecosistemas, por otro, de conservación, preservando el material genético que albergan, y, finalmente, de desarrollo, actuando como laboratorios vivos en los que ensayar modelos productivos sostenibles. El cumplimiento de estos objetivos es una cuestión de buena voluntad, ya que esta figura no tiene fuerza legal alguna, es un simple reconocimiento de la Unesco que implica, como mucho, un compromiso moral por parte de los países e instituciones que se suman al programa.
En Andalucía, todas las reservas de la biosfera están amparadas por figuras legales de protección, lo que favorece el mantenimiento de la calidad ambiental en estos territorios. Aún así, el Comité Español del Programa Hombre y Biosfera, presidido por Javier Castroviejo, teme por el futuro de algunos espacios. 'Nos preocupa lo que está ocurriendo en Cabo de Gata, con la invasión de cultivos bajo plástico y la presión urbanística', advierte Castroviejo. Y también, 'el retraso en los programas de restauración ambiental de Doñana, comarca en la que se ha producido una importante pérdida cultural asociada a lo que representaban las marismas y un grave proceso de extinción de especies'.
El Comité de Reservas de la Biosfera de Andalucía, por su parte, prepara nuevas candidaturas, territorios que podrían incorporarse a la red coincidiendo con el 25 aniversario de su creación. En total serían tres nuevos espacios que podrían duplicar la superficie que la comunidad aporta al catálogo nacional. El más extenso sería el de Sierra Morena, ya que rondaría las 400.000 hectáreas al sumarse los parques naturales de Hornachuelos (Córdoba), Sierra Norte de Sevilla y Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva). Una gran reserva dedicada al bosque mediterráneo, con numerosos ejemplos de actividades humanas, como la caza o la ganadería, adaptadas a este tipo de ecosistemas.
También se estudia la incorporación a la red de un pasillo natural que, a través del Valle del Genal, uniría los parques naturales de la Sierra de Grazalema y Sierra de las Nieves. Por último, se propondrá una reserva de la biosfera transfronteriza, que se extendería a ambos lados del Estrecho de Gibraltar, y a la que se incorporaría el Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz-Málaga) y el Rif marroquí. En este último territorio la Junta viene desarrollando diferentes programas de cooperación ambiental, por lo que ya se han tendido lazos de colaboración que podrían hacer viable esta peculiar candidatura.
Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
La propuesta ecologista
Desde que el Comité de Reservas de la Biosfera de Andalucía viene estudiando la incorporación de nuevos territorios a este programa de la Unesco, el movimiento ecologista se queja de la 'cicatería' con la que se aborda esta cuestión. En lo que se refiere a Sierra Morena, y frente a la propuesta oficial, Ecologistas en Acción propone un territorio aún más extenso. A juicio de este colectivo, debería crearse una macroreserva que aglutinara los seis parques naturales actualmente declarados en las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén, así como los espacios serranos que los comunican y que mantienen unos valores naturales y culturales semejantes. Esta reserva de la biosfera sería, con 1.200.000 hectáreas, la más grande de España y la segunda de Europa. También cuentan los ecologistas con una candidatura transfronteriza, que sintoniza con la filosofía de cooperación internacional que trata de impulsar la Unesco. En este caso se trataría de la reserva de la biosfera del Bajo Guadiana, que incluiría, en sus 200.000 hectáreas, zonas de bosque y matorral mediterráneo, dehesas, formaciones ribereñas y marismas situadas a ambos lados de la frontera hispano-portuguesa. Otra de las cuestiones que preocupa por igual al comité y a los ecologistas es la situación de Doñana dentro de este programa. A juicio de la administración andaluza, el hecho de que la actual reserva solo incluya el territorio del parque nacional se contradice con los objetivos que marca la Unesco, ya que no existe ningún tipo de actividad humana y por tanto no se puede hablar de un espacio en el que son compatibles la conservación con el desarrollo socioeconómico. Por este motivo, el comité propone que, como mínimo, se añada la superficie del parque natural del entorno (alrededor de 55.000 hectáreas).
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