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Entrevista:DAVID PRYTERCH | Geógrafo | Convers@ciones en la red

'Valencia encarna todos los cambios y retos de la globalización europea'

P. ¿Las ciudades dispersas son ciudades? - R. La acera y la ciudad son sinónimas. La ciudad del coche es un desastre.

David Pryterch nació hace 32 años en New Jersey (EE UU), vive en Tucson y es profesor de geografía política y medio ambiente en la Universidad de Arizona (www.arizona.edu). El curso pasado disfrutó de una beca Fulbright con la que viajó a Valencia, ciudad en la que ha centrado sus trabajos de investigación. Él y su esposa Katheleen esperan con ilusión el nacimiento de su primer hijo para el mes de abril, 'mas o menos en el día de Sant Vicent Ferrer'.

Pregunta. Esta tarde llueve a mares sobre Valencia y la huerta.

Respuesta. Aquí es por la mañana y sale el sol sobre un desierto frío pero el cielo es de un azul profundo. Después del infierno largo del verano, es sublime.

P. Usted está estudiando las fuerzas que conforman las ciudades y su urbanización.

R. Investigo cómo se relacionan la política urbanística y la política regional de la periferia urbana, donde los sueños modernos de la Generalitat y la huerta chocan. En distritos como la Punta, trato de entender la yuxtaposición de paisajes como una yuxtaposición de visiones políticas.

P. ¿La Ciudad de las Artes y las Ciencias, al igual que la huerta, sería también un paisaje simbólico?

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R. La urbanización planeada de la huerta no sólo cambia la forma de la ciudad y su economía, sino también la identidad valenciana. A través de Valencia y su huerta, quisiera entender la globalización no como un proceso inevitable, sino como resultado de una política urbanística e ideológica de la Generalitat y del Ayuntamiento.

P. ¿Y por qué escogió Valencia para su estudio?

R. Esa ciudad encarna todos los cambios y retos de la globalización europea. Allí se puede encontrar la globalización económica (el puerto y la ZAL), la regionalización política (gobierno autonómico), una política regional muy emprendedora (la Ciudad de las Artes), el reto de preservar algo del patrimonio cultural (la huerta) y la resistencia a la pérdida de lo local (la iniciativa Per l'horta). Podemos aprender mucho de la política de globalización y urbanización a través de un trocito de territorio como la Punta.

P. ¿En esa disyuntiva lo más probable no es que pierda la huerta?

R. Dentro de este discurso polarizado la huerta siempre pierde terreno, metafóricamente y literalmente. La retórica de lo moderno y lo tradicional es una trampa en que caen la huerta y El Cabanyal. No obstante, ¿hay algo más moderno o postmoderno que la mirada al futuro a través de raíces históricas?

P. Una huerta que económicamente es inviable ¿puede ser sostenible ecológicamente?

R. La huerta no es natural en sentido estricto, pero demuestra bien la naturaleza de una vida humana más o menos sostenible. Agricultores de la Unió de Llauradors creen que la huerta puede ser rentable en un mercado de alimentos ecológicos. Esta visión creíble (¡y muy moderna!) merece estudio.

P. Kenneth Tynan, que era un entusiasta de Valencia, proclamó a esta ciudad 'capital mundial del antiturismo' por su gran capacidad para repeler al turista.

R. ¡Algo debe explicar por qué la Lonja, patrimonio cultural de la humanidad, no tiene ni docentes ni información interpretativa! Esto del 'antiturismo', sin embargo, está al borde de cambiar radicalmente. Espero que los valencianos estén listos.

P. Elías Canetti decía que el turista es la caricatura moderna del viajero.

R. Hemos cambiado el caballo por un autocar y el cuaderno de viaje por una cámara digital, pero aún queremos ver el mundo más allá.

P. Para el viajero auténtico el viaje supone la capacidad de apropiarse de un mundo extraño.

R. Yo aprendí algo muy profundo de la cremà de las Fallas. En un momento de petardos, llamas y humo vi desaparecer la obra de centenares de personas y millones de pesetas. La vida, a pesar de su apariencia de solidez, es así. Los valencianos conocen esto y lo celebran más que nadie.

P. El viaje auténtico también nos hace distintos.

R. Sí, nos hace de nuevo, nos transforma espiritualmente... e incluso a veces, hasta nos hace más gordos.

P. Kavafis escribió que se ama a una ciudad, cuando se ha amado a uno de sus habitantes.

R. Yo amo a Valencia a través de mucha gente y su entorno. Desde los vendedores del Mercado Central a las acequias de la huerta, desde mis amigos de El Cabanyal y Russafa a las calles estrechas de la Ciutat Vella, el amor a un lugar está construido de mucha caras y piedras. Lo importante es la sintonía entre todas. Eso hace la ciudad.

P. En España se han puesto de moda los chalets y adosados imitando las urbanizaciones americanas ¿Las ciudades dispersas son ciudades?

R. Para mí la acera y la ciudad son sinónimas. La ciudad del coche, como ésta de Tucson, es un desastre irrevocable.

David Pryterch.
David Pryterch.MIGUEL LORENZO

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