Soldado rojo
Con motivo de la disposición del BOJA 1/2001 de 9-1-01, por la que se dispone indemnización para ex presos y represaliados políticos, y, creyendo encontrarme entre estos, solicité la misma, poco o nada compensatoria, en virtud de éstas consideraciones:
1. Fui soldado en el ejército de la República de España, defendiendo fusil en mano la legalidad de ésta, salida de las urnas, y en contra de quienes asaltaron el poder por la fuerza y traicionaron como perjuros una bandera que habían jurado defender.
2. Después de enormes sacrificios, penalidades y quebrantos, exponiendo mi vida en muchas ocasiones, fui hecho prisionero en Espinoso del Rey (Toledo) el 25-3-1939, ingresando en el campo de concentración de Belvis de la Jara, de la misma provincia, del cual salí el 28-5-39, infligiéndonos innumerables insultos y latigazos de oficiales y suboficiales que, día a día, se regodeaban de nuestro sufrimiento.
3. Movilizado nuevamente el 28-10-41, al no ser mi currículum del agrado de las autoridades, se me ingresó en el campo de concentración Miguel de Unamuno, en Madrid, por desafecto al régimen y peligrosidad social.
4. Con fecha 10-1-42, y con muchísimos compañeros más, nos trasladaron en vagones de ganado cerrados por fuera al campo de concentración de Miranda de Ebro (Burgos), donde permanecí hasta el 1-6-45. Allí sufrimos, por oficiales y suboficiales, un calvario de malos tratos y hambre que me duele, por su crudeza, recordar.
5. Que tengo certificado expedido, por las entonces autoridades de este último campo de concentración de Miranda de Ebro, de los tres años, cinco meses y 21 días de permanencia, pero como soldado, aunque no hice servicio de armas ni pertenecía a unidad alguna. No había otra forma de conseguirlo.
6. Que ha sido resuelta desfavorablemente mi solicitud por el Ministerio de Defensa, indicándome que sólo estuve 24 días prisionero como soldado del 'ejército rojo'.
7. Que a mis 81 años me encuentro extremadamente dolido, lleno de rabia e impotencia ante mi indefensión, ya que, aún en el año 2001, con más de 25 años de democracia, el Ministerio de Defensa, de forma oficial, no sólo no me reconocen los padecimientos sufridos, sino que se mofan de que fui soldado del 'ejército rojo', como si estuviéramos ahora en los años triunfales de la odiosa y ominosa dictadura.- Lorenzo Durán Flores. Dos Hermanas (Sevilla).
Defensa del patrimonio
Desde hace unos días, las entidades ciudadanas y los profesionales de la Historia del Arte contrarios a la ilegal y bárbara alteración de la iglesia de San Vicente, de Sevilla, son víctimas de una descortés, injusta e intolerable campaña anticonservacionista orquestada por una supuesta asociación de defensa del patrimonio cultural que no sólo desconoce los criterios emanados de la normativa vigente, sino que parece configurarse como organización unipersonal, prácticamente reducida a quien, con nula información y peores modos, dice representarla.
No beneficiando tan irracional embestida ni a su mismo autor ni a los responsables de la errónea reinvención de San Vicente, así manipulados muy en contra de su voluntad, procede constatar que, desde premisas objetivas, al margen de todo proceso de intenciones, esta política numantinista de tierra quemada implica un frontal ataque al movimiento ciudadano.
Aunque el mundo asociativo sevillano haya optado prudentemente por no responder a las provocaciones de este foco problemático para así favorecer su pronta y definitiva extinción, creo que conviene alertar a la opinión pública sobre la verdadera naturaleza de una pretendida polémica a la que en ningún caso voy a contribuir con nuevas cartas.
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