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ESTA SEMANA
Columna
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Platos rotos

Bien hará el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en cerrar filas cuanto antes en su propio Gobierno de coalición, al quedar los andalucistas fuera del pacto sobre las cajas El Monte y San Fernando, suscrito entre el PSOE y CC OO y que se hará realidad esta semana, inicialmente, con la asamblea de El Monte.

Es necesario que se sepan deslindar los acuerdos que se establecen con algunos, en el caso de IU con un fin concreto, y con otro los andalucistas, tendentes a configurar un Ejecutivo con el objetivo de gobernar durante toda una legislatura.

Los perdedores en esta guerra de las cajas, el PP y los sectores más retrógrados y oscuros de la sociedad sevillana, seguro que apretarán al máximo para, al menos, hacer algo de daño, metiendo miedo al personal al grito de que ¡Vienen los rojos! De ahí el mensaje de Chaves el pasado sábado tratando de quitar dramatismo a la cuestión, advirtiendo que el pacto de las cajas está abierto al resto de fuerzas y precisando que esta iniciativa carece de cualquier otra implicación política.

Esta actitud de prudencia necesaria no evitará, en cambio, las críticas internas que le están lloviendo al secretario general del Partido Andalucista (PA), Antonio Ortega, y a su equipo, por la pésima estrategia que han seguido al apostar de forma extraña por un caballo perdedor, negando el apoyo a su socio de gobierno, el PSOE, cuando más lo necesitaba. Sólo se entiende este proceder si se tiene en cuenta que el PA ha podido actuar condicionado por las serias hipotecas y compromisos adquiridos por parte de sus dirigentes con los mandatarios de las cajas sevillanas. Ese respaldo hasta el final a un defenestrado Isidoro Beneroso y también a un patético Juan Manuel López Benjumea habrá hecho quedar bien, como todo un caballero, al presidente de los andalucistas, Alejandro Rojas-Marcos, pero deja, una vez más, a su organización a los pies de los caballos.

Impaciencia y locuacidad

Y a la espera de la celebración hoy de la asamblea de la caja El Monte, sorprende la impaciencia del llamado a ser el nuevo presidente de la misma, el hasta ahora secretario general de Empleo y Desarrollo Tecnológico, José María Bueno Lidón. Su locuacidad, hasta ahora desconocida, le ha hecho apresurarse a hacer declaraciones a la prensa sin tener la debida prudencia, ya que todavía no había sido elegido presidente de El Monte y, además, sintiéndose comprensivo con buena parte de la gestión de Beneroso, de la que, por cierto, él también es corresponsable como miembro que fue, no se olvide esto, de su Consejo de Administración.

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Ha de tener en cuenta, en cualquier caso, el señor Lidón, que su primer gesto al frente de esta entidad, al tiempo que transmita tranquilidad a trabajadores e impositores, es abrir las puertas a los inspectores de la Consejería de Economía y Hacienda. El análisis a fondo del trabajo de Beneroso es una obligación ineludible después de tantas interrogantes y dudas surgidas en torno a su mandato.

Con todo, los del PA tienen una última posibilidad de reengancharse al acuerdo, que no es otra que votar a favor del nombramiento de Lidón como presidente de El Monte. Sólo a partir de entonces podría entenderse que los andalucistas cobren algún tipo de protagonismo propio en este proceso, tras el descalabro sufrido por culpa de la errática posición que han mantenido.

En cuanto al PP, se desconoce de qué forma sus rectores van a pagar los platos rotos. Tal vez se conformen, después de todo, con observar que gozan de buenas posiciones en el resto de cajas andaluzas, fruto de los pactos suscritos con el resto de fuerzas, por mucho que ahora lo quieran negar. Eso sí, se estima que el coste político que tendrá internamente este fiasco sufrido será nulo, a tenor de la férrea disciplina que caracteriza a los populares. Sin embargo, este nuevo patinazo sigue sin pasar desapercibido para aquéllos a los que no gusta nada la dirección que han imprimido tanto Teófila Martínez como Antonio Sanz al PP en Andalucía. Más pronto que tarde, esas disidencias saldrán a la luz.

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