Récord de impagos en los bonos de riesgo
Los inversores mundiales tienen difícilrecuperar 18 billones de pesetas en emisiones fallidas hasta septiembre
Nunca hubo tantos fallidos de las empresas en sus compromisos por las emisiones de renta fija (bonos y obligaciones). En los nueve primeros meses del año, los fallidos suman 18,15 billones de pesetas (7,83 billones en todo el 2000) en emisiones que, principalmente, han lanzado empresas estadounidenses ligadas con el mundo de las telecomunicaciones y la informática.
Las empresas de telecomunicaciones e Internet son las que más impagos presentan, aunque todos los sectores han 'pinchado'
A los grandes inversores suele convenirles adquirir estos bonos, ya que compensan fallidos con los mayores intereses que ofrecen
Chiquita Brands, Polaroid o eToys no han podido pagar los intereses de los bonos a los inversores, en su mayoría de EE UU
Los impagos de la deuda por parte de las empresas o de los bonos que emiten las empresas están en su punto álgido. En esta falta de dinero para atender los compromisos con los inversores se basa buena parte de la crisis que vive actualmente Argentina y que afecta a los mercados y que tiene repercusiones en los mercados españoles.
En este caso, se trata de la deuda emitida por un Estado, el argentino, que se encuentra sin recursos financieros suficientes para atender el pago de los intereses de su deuda, así como sin capacidad para renovar los vencimientos de la deuda que se van produciendo en el año. El Fondo Monetario Internacional es la tabla de salvación para el Gobierno argentino con la concesión de préstamos que le permitan atender esos pagos.
Esta situación de crisis financiera es mucho más frecuente entre las empresas. En los nueve primeros meses del año, los fallidos en emisiones de bonos y obligaciones del mundo empresarial suman 18 billones de pesetas, según datos ofrecidos por la firma de calificación Standard
Por ejemplo, en todo el pasado ejercicio, la cifra ya fue máximo histórico y ascendió a 7,83 billones de pesetas. En el 2001, fácilmente se triplicará esta cuantía.
El número de empresas con problemas para atender sus pagos financieros también ha crecido sustancialmente. En 2000, era 117 empresas las que se encontraban en esta situación, mientras que en 2001, la cifra alcanza las 201 compañías, marcando nuevamente un nivel desconocido hasta hoy.
Los atentados sobre Washington y Nueva York el pasado 11 de septiembre se han dejado sentir sobre todo en las empresas estadounidenses, pero ya la tendencia de todo el año apuntaba a un récord. A mediados de año se superaba ampliamente el máximo de fallidos conocido en el 2000. Las razones que dan los expertos para el aumento exponencial se encuentran en la crisis de las soiedades ligadas a las nuevas tecnologías, preferentemente las de telecomunicaciones e Internet. El proceso ha sido más evidente en el mundo de la Bolsa pero, tal y como indican las cifras, se ha dejado ver con igual virulencia en las emisiones de renta fija. En los pasados años hubo mucho dinero para estas compañías que conseguían captar recursos con mucha facilidad. Ahora, con este sector en crisis se ha cerrado el grifo de la financiación y muestran claras dificultades para sobrevivir.
Las previsiones de ventas en sectores de telecomunicaciones e Internet han fallado y era sobre estos pronósticos en los que se habían basado buena parte de la demanda de dinero que se hizo años atrás al mercado. Así, una buena parte de estas emisiones están fechadas en los años 1998 y 1999 cuando se conocía el boom de estas compañías y unas expectativas que todo apunta a que nunca se cumplirán.
De todo un poco
No obstante, pese a que el número de empresas de telecomunicaciones es el más numeroso, todos los sectores económicos se han visto afectados. La empresa de frutas y vegetales Chiquita Brands (propietaria de la española Pascual Hermanos), la firma de fotografía Polaroid o la de juguetes eToys son otros ejemplos de sociedades que no han podido hacer frente al pago de intereses o del principal de sus emisiones de bonos.
Éstas son sociedades muy conocidas en todo el mundo, pero hay empresas representativas de todos los sectores económicos como la construcción, las químicas, farmacéuticas, medios de comunicación o firmas de inversión que también se ven en esta situación de falta de liquidez para atender sus pagos.
Geográficamente, mandan las compañías estadounidenses, país donde existe el mercado más desarrollado para estas emisiones de riesgo, y al que Europa se está acercando en los últimos ejercicios. Así, por ejemplo, en el último trimestre del año, el 88% de los fallidos se ha producido en Estados Unidos, con dos casos en el Reino Unido y uno en Argentina, Canadá y México.
Mercado efervescente
Buena parte de los inversores que colocaron el dinero en estos bonos, bien directamente o a través de fondos de inversión, conocían de antemano que la situación financiera de la compañía en la que invertían podía presentar dificultades.
Este aviso en forma de letras y números se conoce como calificación, y la mayor parte de las compañías que han 'pinchado' se encuentran con calificaciones de bonos de alto riesgo que surge a partir de la letra B dentro de la escala de riesgo. No obstante, también ha habido algunas sorpresas como el A que tenía la firma Polaroid o la doble A de Southern California Edison.
La razón de que este papel encuentre contraparte entre los inversores se encuentra en la abundante liquidez que existe en los países desarrollados y que permite destinar un porcentaje pequeño de la misma a asumir riesgos en este tipo de inversiones.
Así, ya existen numerosos fondos de inversión, incluso en España, que se dedican en exclusiva a adquirir este tipo de bonos, al tiempo que muchas carteras de grandes inversores dedican alguna punta de su tesorería a alimentar estas emisiones.
La contrapartida a esta mayor riesgo es una rentabilidad más elevada que los bonos seguros, emitidos con mejores calificaciones de solvencia. Si una empresa de elevada solvencia ofrece un tipo de interés ligeramente superior al de la deuda pública de su país, los bonos de alto riesgo soportan un diferencial con el fin de atraer inversores.
Por ello, los grandes inversores institucionales suelencolocar un porcentaje pequeño en estos bonos de alto riesgo que, por ejemplo, en el caso de los fondos de inversión, les permite ofrecer rentabilidades mayores que aquellos que incluyen sólo renta fija de máxima calidad. Eso sí, la cruz de esta estrategia es soportar algún fallido en estas emisiones donde el inversor puede perder el cobro de intereses, el principal invertido o ambos.
Además, los mercados también aportan la liquidez para entrar y salir, y en estas plazas, debido a las mayores oscilaciones de los intereses y, por tanto, de los precios de los bonos, se puede ganar mucho más que en con los bonos más seguros. Estos últimos tienen unas variaciones más modestas en sus precio.
La crisis se centra en las empresas
El ministro de Economía español, Rodrigo Rato, afirmaba esta misma semana que el margen que tienen los distintos Gobiernos para superar la actual crisis es muy limitado. En su razonamiento que pronunció durante unas jornadas sobre el euro, Rato basó esta aseveración en que estamos viviendo una crisis de las empresas, es decir, de sus resultados y no de las finanzas estatales. Argentina es, por el momento, la excepción ya que sus cuentas públicas hacen aguas. Sin embargo, tanto en Europa como en Estados Unidos los datos públicos son sólidos a diferencia de pasados periodos de crisis. La deuda española, por ejemplo, recibía esta semana la máxima calificación de solvencia (Triple A) de Moody's. Mientras, las empresas son el centro de la actual desaceleración económica.
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