El respeto al medio ambiente es un factor de competitividad turística

Los expertos asistentes en la Fundación Universidad-Empresa de Valencia a las Jornadas Cavanilles de Turisme 2001, centradas en los factores que potencian los destinos turísticos, han planteado que la sostenibilidad ambiental ya es un factor esencial en la competitividad de aquéllos. Las jornadas también han analizado las consecuencias sobre el territorio del turismo cuando éste carece de una planificación previa -'muchas veces impacta de forma hostil en el entorno'- y de la importancia de la calidad en la pujanza del sector.

Las jornadas abordan este año el factor competitividad, y los asistentes han coincidido en que el crecimiento del sector turístico en los distintos destinos ha de tener en cuenta la sostenibilidad de los recursos ambientales. Se puede crecer pero no a costa de degradar el entorno, afirman. La Comunidad Valenciana, que se ha situado como la cuarta autonomía en volumen turístico, después de Andalucía, Madrid y Cataluña, constituye un destino turístico ya consolidado, pero los expertos opinan que ha de mejorar su entorno para ofrecer un valor añadido a los turistas.

Antoni Aguiló, asesor del Gobierno balear e impulsor del turismo en las islas, lo tiene claro: 'El agotamiento de los recursos podría poner en peligro el futuro de los destinos turísticos, sobre todo los maduros'. Y pone como ejemplo Mallorca y Benidorm, 'donde la destrucción del paisaje es patente', como ejemplos de ciudades que han de apostar por la mejora ambiental para seguir siendo competitivos. 'Los destinos maduros, o reconvierten su imagen actual o lo tendrán muy duro en el futuro'.

'Todos los ponentes hemos coincidido', asegura Aguiló, 'en que hay que apostar por la calidad, desde la calidad del producto, de los establecimientos hoteleros y de las localidades turísticas hasta la calidad ambiental'. Y a este planteamiento se ha llegado por cuatro medios: 'Qué opinan los expertos, qué nos dice la historia, qué aseguran los empresarios y qué piden los clientes', esboza Aguiló. El caso que mejor conoce es el de Baleares, que ha hecho un enorme esfuerzo durante los últimos años por mejorar: 'Hemos visto cómo en la crisis de los noventa perdíamos cuotas de mercado importantes, aquel producto estaba pasado y había que intervenir en el entorno', explica, 'y el que no lo tenga claro ahora está condenado al fracaso absoluto a corto o medio plazo'.

En ese sentido, opina que la Comunidad Valenciana empieza a apostar por el tema. De hecho, recuerda que en Madrid, en la última edición de Fitur, la sostenibilidad ambiental impregnaba la publicidad de todos los productos turísticos valencianos. Un carro al que han sabido subirse los destinos emergentes, ya que se andan con cuidado, según el experto, para no caer en los errores cometidos por los pioneros.

La mejora del entorno, opinan los asistentes a las jornadas, ha de ser compartida, depende de todas las administraciones. Y también de los empresarios, que han de comprometerse a reinvertir parte de los beneficios en el propio destino turístico.

Y frente a la opinión de los touroperadores, que aseguran que hay que competir en precios con los nuevos destinos del norte de África, Aguiló afirma que hay que apostar por ampliar la oferta. Los destinos valencianos, ya maduros, han de ofrecer alternativas al turismo de sol y playa, 'que no es un producto acabado'. Actividades deportivas, senderismo, turismo terapéutico, gastronomía, artesanía, ofertas culturales, excursiones e interior han de completar la oferta convencional. Y siempre con un trato personalizado, para fidelizar al cliente. Para ello, los ponentes coinciden en que hay que utilizar las nuevas tecnologías: 'Las bases de datos de los hoteles son muy completas'.

Organizadas por la Fundació Cavanilles d'Alts Estudis Turístics, las jornadas también han puesto de manifiesto que los destinos turísticos no se crean de la noche a la mañana. Y aunque en Agadir, al norte de África, se crean 20.000 plazas hoteleras anuales, los destinos valencianos y baleares pueden ofertar más seguridad, infraestructuras, carreteras, aeropuertos, hospitales... Valores a los que hay que añadir la ventaja que les aportan sus escuelas de turismo y hostelería, que llevan años formando profesionales cualificados, 'otro factor de competitividad importantísimo'.