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Columna
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Reacción leguleyesca

Realmente no acabo de entender la reacción del PP y del PSOE ante la decisión del presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, de que las tres enmiendas a la totalidad a los Presupuestos de la comunidad autónoma presentadas por PP, PSOE y Batasuna se voten por separado.

El problema al que ha tenido que dar respuesta el presidente del Parlamento con su interpretación del reglamento de la Cámara no debería haberse planteado. La coalición PNV-EA ganó limpiamente las últimas elecciones autonómicas y tiene derecho a poder gobernar. Para ello necesita aprobar los Presupuestos. El PP y el PSOE tendrían que aceptar que ésta ha sido la manifestación de voluntad del cuerpo electoral y tendrían que ejercer la oposición sin desvirtuarla. No es legítimo que el PP y el PSOE intenten aprovecharse de los votos de Batasuna para impedir de manera espuria la aprobación de los Presupuestos y torpedear la acción de gobierno. Si los votos y escaños de Batasuna no le pueden servir a PNV-EA para gobernar, tampoco les pueden servir al PP-PSOE para impedir que los nacionalistas gobiernen.

El problema tendría que haber sido resuelto mediante negociaciones entre todos los partidos democráticos, de la misma manera que se resolvió al comienzo de la legislatura la composición de la Mesa del Parlamento. Entonces se decidió que estarían en la Mesa todos los partidos menos Batasuna. Ahora se tendría que haber decidido que en la tramitación de los Presupuestos se tomaría en consideración la posición de todos los partidos menos Batasuna. Pues solamente se puede hacer política democráticamente en el País Vasco haciendo abstracción de Batasuna, esto es, actuando todos como si Batasuna no existiera. Esta regla no admite excepción y en el mantenimiento de la misma deberían estar interesados el PP y el PSOE tanto o más que los demás partidos parlamentarios vascos.

Haciendo uso de esa regla, el Gobierno vasco no tiene ninguna dificultad para conseguir que se aprueben los Presupuestos. Tiene, en consecuencia, toda la legitimidad y todo el derecho del mundo a exigir al PP y al PSOE que no torpedean de manera subrepticia y espuria la acción de gobierno mediante triquiñuelas reglamentarias. El PP y el PSOE no pueden apuntarse a ninguna interpretación del Reglamento de la Cámara que permita a Batasuna participar en la vida política como si fuera un partido parlamentario más.

Deberían haber sido, por tanto, el PP y el PSOE quienes más interés tendrían que haber puesto en que, en la votación de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos, no se hubiera podido producir en ningún caso la coincidencia con Batasuna. El PP y el PSOE tendrían que haber dado garantías al Gobierno vasco de que no se iba a impedir la aprobación de los Presupuestos. Después de las elecciones del 13 de mayo y de las condiciones en las que la votación de los ciudadanos vascos se produjo, esto es algo exigible a todos los partidos democráticos vascos.

No es Juan María Atutxa quien ha cometido, pues, un fraude de reglamento parlamentario. Eran el PP y el PSOE los que pretendían cometerlo, aprovechándose de manera torticera de los votos de Batasuna para impedir la aprobación de los Presupuestos. La interpretación del Reglamento parlamentario que ha hecho Juan María Atutxa no sólo es jurídicamente posible sino que era políticamente inexcusable tal como estaba el patio. Jurídicamente es una de las interpretaciones que cabe del artículo 111 del Reglamento. Políticamente es la única coherente con la manifestación de voluntad de los ciudadanos en las últimas elecciones autonómicas. Es la única que permite mantener el cordón sanitario en torno a Batasuna y hacer política prescindiendo de dicho partido, que es la prueba del nueve de la política democrática en el País Vasco. La reacción leguleyesca del PP y del PSOE es democráticamente incomprensible.

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